Paco de Lucía
Un día como hoy pero de 1947 nacía Francisco Sánchez Gomes, popularmente conocido como Paco de Lucía, músico y compositor andaluz, considerado el mayor guitarrista de música flamenca y uno de los más virtuosos del planeta.
Hijo menor de Antonio Sánchez Pecino, vendedor de frutas en el mercado de Algeciras, vendedor callejero de telas y guitarrista en tablaos y fiestas, y Lucía Gomes Gonçalves, “La Portuguesa”, en cuyo honor Paco adoptó su nombre artístico. El padre fue el encargado de anunciarle a los ocho años que ya no podría ir a la escuela por problemas económicos y que tenía que aprender a tocar la guitarra para ganarse el sustento.
Paco fue un producto típico de los niños de posguerra de familia pobre pero con ansias de superación. En ese momento, se acabó parte de su infancia. Se perdió los picados en las veredas, las caminatas hacia ningún lugar por los alrededores del pueblo, las riesgosas subidas y bajadas a los árboles. Solo había tiempo para el aprendizaje musical práctico y riguroso.
Su padre fue el primer maestro. Su hermano Pepe, cantaor y conocedor de la música flamenca, el asistente necesario. El entorno familiar, adecuado. Siempre rodeado de música flamenca, de la mañana a la noche. Era una familia musical y sus amistades también. Todo era practicar sobre la guitarra ya que nadie leía ni escribía en el pentagrama. Eso lo ayudó a desarrollar una capacidad auditiva única y una técnica colosal, producto del ejercicio y el estudio durante horas.
Esos primeros contactos con la música flamenca también estuvieron matizados por la presencia de muchos referentes artísticos de la época como Antonio “El Chaqueta”, el “Chato” Méndez, Rafael “El Tuerto” y “Brillantina de Cádiz”, amigos de su padre y de algunos integrantes de la familia. Más adelante, fue fundamental su acercamiento con el mayor guitarrista flamenco de ese momento, “el Niño Ricardo” y el descubrimiento de los discos de “Sabicas”, músico gitano que vivía en el País Vasco y tuvo que huir de España por la Guerra Civil.
A los 12 años realizó su primera gira. Fue por EE UU, era el tercer guitarrista y su hermano, el cantaor. Hasta ese momento, Paco había tenido una formación rudimentaria basada en tonalidades mayores y menores, y en una organización de sonidos descendentes (de los más agudos a los más graves). Centralmente, toque y cante. Pero en la tierra del jazz y del blues escuchó otra cosa. Entendió que en la guitarra podían entrar cientos de acordes distintos a los conocidos. Incorporó ese dato y lo alimentó durante sus años venideros.
En 1962 se presentó junto a su hermano Pepe en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera. Lo ganaron en rubros distintos, cobraron los premios, juntaron otro dinero ganado por su hermano Ramón que actuaba con Juanito Valderrama y se mudaron a Madrid con su familia. Rápidamente, consiguieron trabajo en los tablaos madrileños, formaron el grupo “Los chiquitos de Algeciras” y participaron en varias grabaciones junto a Fosforito y El Lebrijano, como acompañantes en el toque.
En 1967 grabó su primer disco solista, La fabulosa guitarra de Paco de Lucía, conoció al saxofonista español Pedro Iturralde con quien ensayó sus primeros pasos en el flamenco jazz y en 1969 confluyó con otro gigante del flamenco: Camarón de la Isla. Uno payo, el otro gitano. Una asociación impensada hasta ese momento. La producción musical entre los dos duró siete años y produjo siete discos y la película Sevillana de Carlos Saura. Amistad y simbiosis musical que engrandecieron al flamenco y lo hicieron masivo e intergeneracional.
En 1973 Paco grabó el disco Fuente y Caudal y su rumba “Entre dos aguas” lo catapultó a la consideración popular y el reconocimiento mundial. Fue un impacto sorprendente de una música poco escuchada en el mundo, que traspasó las barreras españolas. Esta apertura musical le trajo innumerables problemas con los tradicionalistas de la música flamenca. La introducción de ocho o diez acordes donde el canon indicaba cuatro, el uso de la guitarra como instrumento de concierto y no solo de acompañamiento del cantaor, y los acordes disonantes ocasionaron un distanciamiento sin disimulos con los cultores más puristas. Sin embargo, Paco continuó su acercamiento al jazz, la bossa nova, la música de Manuel de Falla, el ritmo afro.
Incursionó en asociaciones musicales inéditas con Carlos Santana, Al Di Meola, John McLaughlin, Chick Corea, Winston Marsallis o Manolo Sanlúcar y las combinó con las actuaciones de su sexteto, de raíces más flamencas. Innovó de manera radical sus composiciones con la incorporación del piano y el cajón peruano, que produjo otro salto de calidad. En 1991 se animó con la música clásica y realizó una grabación memorable del “Concierto de Aranjuez” con el acompañamiento y la asesoría musical de José María Gallardo del Rey.
Como definió el flamencólogo Félix Grande con precisión: “Paco de Lucía comenzó a ser famoso, luego popular y pronto casi un mito”. Un camino que exigió disciplina, inteligencia, oídos abiertos y coraje. Pero la música no fue todo en su vida. Aunque era conocida su posición antifascista, se enamoró de la hija de un general franquista que vivía en el País Vasco, Casilda Varela Ampuero. Se casaron a escondidas en Ámsterdam, fueron a vivir a Madrid para evitar mayores cortocircuitos familiares y tuvieron dos hijas y un hijo.
En 1992, afectado por su reciente separación conyugal y por la muerte de su amigo Camarón de la Isla, se instaló en una casa en Playa del Carmen, México. Meses después conoció allí a la mexicana Gabriela Canseco, restauradora de arte, con quien contrajo matrimonio. Tuvieron dos hijos y vivieron juntos hasta la muerte de Paco, ocurrida en 2014, justamente cuando había decidido espaciar sus presentaciones y disfrutar más de su familia.
Además de la música tuvo otra pasión: el fútbol. Nunca dejó de jugarlo y exigía que todos los integrantes de su equipo (músicos, técnicos, agentes de prensa) lo jugaran en las giras. Hincha fanático del Real Madrid cuando los artistas “progres” eran simpatizantes del Aleti. Amigo de Menotti, Sócrates, Chico Buarque (otro futbolista eximio). Despuntó el vicio en todos los lugares donde actuó.
Carismático, trabajador incansable, fumador empedernido, difusor inigualable de la música flamenca, audaz, intuitivo, universal.
Salú Paco!! Por la emoción que producía escuchar tu música, por la energía que transmitía, por “Entre dos aguas”, “Luzia”, “Mantilla de feria”, “Panaderos flamencos”, “Calle Munición”, tu interpretación de “La malagueña” y “Samba pa’ ti”, las bulerías, las zapadas.
Ruben Ruiz
Secretario General