La escritora fantástica que incluyó la mirada femenina y escribió para recordar la libertad
Un día como hoy pero de 2018 se despedía Úrsula Kroeber Le Guin, escritora de literatura fantástica, de libros infantiles, de literatura especulativa, especialista en chapbooks (folletos de tamaño de bolsillo y fácil lectura), guionista, crítica literaria, traductora y poeta estadounidense que creó un espacio decisivo para incluir la mirada femenina y crítica en un género, como la literatura fantástica y la ciencia ficción, que hasta ese momento era imperio de escritores varones.
Nació en Berkeley (California) en 1929. Fue la cuarta hija de la pareja formada por Theodora Covel Kracaw, antropóloga y escritora, y por Alfred Louis Kroeber, antropólogo (especialista en la historia de los pueblos originarios de la región de California). Su casa familiar tenía una enorme biblioteca que exprimió desde chica. Sus autores favoritos, Lord Dunsany, James Frazer y Lewis Padgett, se inscribían en la literatura de ciencia ficción y terror. Sus revistas preferidas eran Thrilling Wonder Stories y Astounding Science Fiction.
Cursó estudios secundarios en la Berkeley High School; destacó en poesía y biología pero tuvo dificultades con matemáticas por lo que abandonó su inclinación por las ciencias. Se dedicó a las letras. En 1951 obtuvo la licenciatura en literatura francesa e italiana en el Radcliffe College de Cambridge (Massachusetts) y en 1952 la maestría en Literatura de la Edad Media y el Renacimiento en la Universidad de Columbia. En 1953 inició un doctorado y logró una beca para continuar sus estudios en Francia.
En el viaje de ida conoció a otro becario: el historiador Charles Le Guin de quien se enamoró y con quien se casó y tuvo dos hijas y un hijo. La nueva dinámica familiar supuso el abandono del doctorado. Al regresar a EE UU, la pareja vivió en Georgia y Idaho hasta que se estableció en Portland. Úrsula dio clases de francés y trabajó como secretaria hasta el nacimiento de su primera hija. El cuidado de sus hijos limitó su posibilidad de escribir textos pero nunca dejó de hacerlo.
Sus primeras obras fueron el poema “Canción popular de la provincia de Montayna” y el cuento “An die Musik”, ambientados en el país ficticio de Orsinia. Úrsula olfateaba que había un espacio para hacer pie en la ciencia ficción y la literatura fantástica con otro tipo de mirada pero los editores rechazaban sistemáticamente esa pretensión que provenía de una novel escritora.
En 1962 logró publicar su primer relato corto, «Abril en París», en la revista Fantastic Science Fiction, y posteriormente, otros siete relatos que se publicaron en Fantastic y Amazing Stories. Nacía una novedad: Ekumen, una federación galáctica habitada por humanos, los hainitas, que habían usado ingeniería genética para adaptarse a las condiciones de cada planeta y que habían sucumbido. Las historias versaron sobre el intento de resurgimiento de una civilización interplanetaria, mediante viajes interestelares y comunicaciones instantáneas.
En 1966 publicó su primera novela, El mundo de Rocannon que junto a Planeta del exilio y Ciudad de las ilusiones conformaron la trilogía Hainish. Allí despuntó temas e ideas que luego perfeccionaría, como la búsqueda de la identidad, los viajes espaciales e introspectivos, el contacto cultural, las formas de comunicación, el equilibrio de fuerzas opuestas.
En 1968 tuvo su primer éxito editorial. La novela fantástica Un mago de Terramar, originalmente pensada para adolescentes, fue una historia de aprendizaje que excedió ese público. Magia, dragones, cortes maléficas, el uso del poder, las marcas que dejan el exceso de ese uso y la soberbia, la reflexión y el equilibrio necesario para derrotar al enemigo, los límites de la acción propia.
En este libro aparece otra novedad: Terramar, un mundo ficticio formado por un único archipiélago, con una isla central, otra de pastores, otra mágica, habitadas por terramarinos guerreros que se mueven en botes, piraguas, galeras o barcos de mayor porte y hablan solo dos idiomas, el Hárdika (usado para crear el mundo y hablado por los dragones) y la lengua de los Kargos. Un flash.
En 1969 se publicó su segunda novela que produjo un revuelo literario, La mano izquierda de la oscuridad. Es la historia de Genly Ai, un personaje enviado a un planeta lejano, permanentemente helado, con el objetivo de que se incorporen a la galaxia Ekumen. La particularidad de sus habitantes es que son andróginos y alternan su sexualidad en forma repentina (no existe el concepto de femenino y masculino), lo que produce cierto descalabro en Genly Ai que, para colmo de males, es un misógino empedernido.
Fue una exquisita exploración para cuestionar el mundo de los conceptos inalterables. El amor, el sexo, la pasión, la maternidad y la paternidad, la convivencia, la individualidad, la dualidad, los conceptos de tiempo y distancia, la ausencia de violencia, son tópicos puestos a prueba en este libro con un lenguaje innovador y capítulos sabiamente encadenados.
En 1971 se editó La rueda celeste, en la que abordó la manipulación psicológica, la batalla onírica que se desata en el mundo de los sueños y la hipnosis, en un planeta superpoblado y hambriento. Su producción literaria creció y en los años siguientes publicó el relato corto sin trama «Los que se alejan de Omelas» y el cuento «El día antes de la Revolución». Utopía galáctica y escritura precisa.
En 1973 publicó su novela corta El nombre del mundo es Bosque en la que utilizó la ciencia ficción para expresar su oposición a la guerra de Vietnam en clave literaria: colonialismo espacial, militarismo, explotación irracional de recursos naturales, destrucción y violencia dominante.
En 1974 apareció otra novela emblemática: Los desposeídos, una historia atrapante sobre la utopía y las diferencias. En ella se describía, la vida en el planeta Urras enmarcada en una sociedad capitalista, opresora, dinámica, caótica y su luna Arranes, muy pobre en recursos, cuyos habitantes habían construido una sociedad sin clases, embebidos en la cultura de la distribución compartida pero que también tenía su costado opresivo con la presencia de un conformismo paralizante.
Una novela que exploraba el peso de la modificación del lenguaje, las dificultades de complementación, los peligros que implica la burocracia y la centralización del poder y también sobre la lealtad, el compañerismo, el amor por la vida, la vitalidad de las cosas y el valor de los cambios sociales profundos y necesarios de la forma más pacífica posible.
Posteriormente, retomó su tránsito por el ciclo de Hainish con El ojo de la garza y las historias de Terramar con Tehanu en donde desató su creatividad en modo de preguntar y que intercaló con libros ilustrados para niños como Los alagatos y para adolescentes como El lugar del comienzo. Además, inauguró un novedoso estilo de crítica literaria feminista y desplegó su compromiso con la escritura y la realidad circundante a través de sus talleres literarios donde se debatía sobre la coerción del poder, las religiones, el distanciamiento humano, el género y la sexualidad y se advertía sobre un cambio social viscoso, complejo y paradójico.
Influenciada por la antropología cultural, el taoísmo, el anarquismo y los escritos del psicoanalista Carl Jung diseñó una obra inesperada, de sólida calidad literaria e inusitado poder de imaginación. Literatura fantástica o de ciencia ficción pegada a la realidad cotidiana y existencial. Su feminismo fue una experiencia ascendente no exenta de traspiés y polémicas que desarrolló en un medio tremendamente hostil que no había sido desafiado con ese desparpajo y solidez. Los autores de ciencia ficción y sus personajes eran enteramente masculinos y, como quien no quiere la cosa, transitó orgullosa una visión feminista y crítica que despanzurró a más de uno.
Salú Úrsula! Por tu intrepidez cultural en un ambiente desértico, por tu imaginación y por describir con precisión universos de ficción en los que podemos sumergirnos.
Ruben Ruiz
Secretario General