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Efemérides 03 de Febrero – Combate de San Lorenzo

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Combate de San Lorenzo

Un día como hoy pero de 1813 se desarrollaba el Combate de San Lorenzo, primer y único enfrentamiento del Regimiento de Granaderos a Caballo en nuestro territorio. La victoria de los patriotas fue contundente y trajo diversas consecuencias beneficiosas para los acontecimientos por venir en ambas márgenes del Rio de la Plata.
Pero para llegar a este combate hubo una historia previa.
El 16 de marzo de 1812 el Primer Triunvirato encomendó a José de San Martín la creación de un cuerpo de caballería calificado que pudiera ser ejemplo para el resto de las fuerzas militares. Le reconoció el grado de teniente coronel de Caballería y lo nombró comandante del Escuadrón que se crearía al efecto. La experiencia militar previa que había acumulado San Martín le permitió idear una fuerza que se sustentara en el coraje, la disciplina, la conducta social ejemplar, el profesionalismo y no ser neutrales ante los acontecimientos que se produjeran en el territorio que habitaban.
Estructuró un Código de Honor innegociable basado en la valentía, honorabilidad y desinterés y comenzó el reclutamiento de voluntarios para su regimiento. La respuesta a su convocatoria fue dispar entre las familias más acomodadas de la ciudad de Buenos Aires. Redobló la apuesta e incorporó a gauchos, mulatos e indios a quienes convirtió en soldados de élite. A las dotes naturales de equitadores osados les agregó táctica militar y confianza en el liderazgo.
Eligió caballos mansos y veloces que le darían poder de choque. Enseñó el manejo del sable a pie o montados. Dotó de técnicas de defensa y ataque a sus soldados, se ganó la confianza de sus subordinados con el ejemplo. Y algo definitorio. Los convenció de que tenían un lugar en la historia.
Se involucraron en política antes que en acciones militares. El 8 de octubre de 1812 ocuparon la Plaza de Mayo junto a los batallones cívicos, a un regimiento de artillería y al pueblo convocado por la Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica, exigieron la remoción de un Triunvirato desacreditado, la elección de otras autoridades y la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
Mientras tanto, Montevideo, último bastión español en el Rio de la Plata, fue sitiada por tierra por las fuerzas por el nuevo gobierno de Buenos Aires para liberar de enemigos ambas márgenes del río. Sin embargo, la supremacía naval española permitía sobrevivir a la plaza montevideana mediante saqueos a las costas del río Paraná, lo que les aseguraban abastecerse de víveres.
En ese contexto, el Regimiento de Granaderos a Caballo tuvo su primera misión: vigilar y derrotar a esas fuerzas que sistemáticamente incursionaban en nuestro territorio. Los realistas habían zarpado a mediados de enero de 1813 desde Montevideo con 11 barcos y 350 hombres -entre tropas de desembarco y marinería- al mando del capitán de artillería Antonio Zabala. Se internaron por las bocas del Guazú en dirección norte con el objetivo de robar ganado, granos y dinero.
Los espías enviados por San Martín vigilaron sus movimientos e informaron la posición de la escuadra española. El 28 de enero la flota enemiga pasó frente a San Nicolás con rumbo a Rosario. Los Granaderos llegaron el 29 de enero a Santos Lugares y tuvieron un retraso debido a que el maestro de postas no había recibido la orden de alistar a los caballos de refresco.
Remontaron la tardanza y, a partir de San Nicolás, resolvieron marchar solo de noche para no ser descubiertos por los españoles. El portaestandarte Ángel Pacheco, que era el más cercano seguidor de los movimientos realistas, le informó a San Martín que los enemigos habían anclado el sábado 30 de enero frente al poblado de San Lorenzo y que un destacamento había desembarcado para robar alimentos del convento de San Carlos Borromeo. Los monjes, alertados, habían retirado el ganado y apostaron solo al monje guardián, fray Pedro García, con algunas gallinas y melones. Esa misma noche, el comandante militar de Rosario, Emeterio Celedonio Escalada al mando de 20 soldados de infantería, 30 de caballería y un cañón, intentó frenar el saqueo pero fue repelido por el fuego de los barcos apostados en la costa.
El 31 de enero por la noche llegó un prisionero prófugo de la escuadra española, José Félix Bogado. Informó que los realistas requisarían nuevamente el convento convencidos de que allí se escondían importantes caudales. La información fue retransmitida con premura. Los granaderos, finalmente, llegaron el 2 de febrero a la noche; Escalada los proveyó de caballos frescos que se encontraban en la posta del pueblo y sumó 50 paisanos para participar del combate.
En la madrugada del 3 de febrero los granaderos ganaron la parte trasera del convento con la orden de no prender fuego ni hablar en voz alta. San Martín negoció personalmente con el superior de los frailes su permanencia y sus fuerzas ingresaron al monasterio. Desde la torre confirmó la posición enemiga, reconoció el terreno e ideó su plan. A las cinco de la mañana, 250 españoles desembarcaron rumbo al convento en doble fila, a paso redoblado y con la bandera roja y gualda desplegada. No sospechaban la presencia patriota pero avanzaron con precaución.
San Martín dividió sus fuerzas en dos compañías de 60 hombres cada una para atacar en forma de pinza. La primera, a su cargo atacaría de frente y la segunda, a cargo del capitán oriental Justo Germán Bermúdez, secundado por el teniente Manuel Díaz Vélez, rodearía a los españoles.
San Martín comandó la sorpresiva carga, sable en mano y tocando a degüello, lo que desorganizó e hizo retroceder a los enemigos. No obstante, se reagruparon y una carga de fusilería mató a su caballo. Quedó con una pierna atrapada debajo del animal. Se trabó en combate de arma blanca y cuando estaba a punto de ser abatido por la bayoneta de un soldado realista, se interpuso el granadero Baigorria que lo cruzó de lado a lado con su lanza.
Inmediatamente, el sargento Juan Bautista Cabral liberó a su comandante del peso muerto del caballo que aprisionaba su pierna derecha pero fue herido en dos oportunidades, hecho que desencadenó su muerte en el hospital de campaña.
Fue un momento de indecisión superado por la llegada de los soldados de la compañía del capitán Bermúdez que habían realizado un rodeo demasiado largo. Atacaron y desbarataron la formación española que abandonó sus piezas de artillería, sus muertos y heridos. Los persiguieron hasta la barranca del río donde Bermúdez y Díaz Vélez fueron heridos. Ambos murieron días después.
El triunfo se logró en solo 15 minutos y fue demoledor. Los españoles sufrieron 40 muertos, 12 heridos, 14 prisioneros y les fueron requisados dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas y la bandera enemiga que había capturado el oficial Hipólito Bouchard. Los granaderos, 14 muertos y 27 heridos.
La victoria fue estratégica por varias razones. Demostró que la capacitación militar había sido pertinente y asimilada rápidamente y que se podía vencer a un enemigo superior en cantidad con valor, intrepidez y tácticas adecuadas. Liberó de fuerzas enemigas el litoral marítimo; privó de abastecimiento a Montevideo que se rindió ante el segundo sitio; conservó libre el comercio con Paraguay, dotó de una moral alta a los combatientes y generó un estilo profesional y respetado de liderazgo militar.
San Lorenzo fue el bautismo de fuego para el Regimiento de Granaderos a Caballo, el comienzo de sus luchas por la independencia americana y la confirmación de que no todo estaba regido por el espontaneísmo y la voluntad, menos aún, cuando se trataba del violento e impiadoso campo militar.
Salú!! Por la victoria en el combate de San Lorenzo y sus consecuencias decisivas en el camino emancipador. De esta historia también venimos…

Ruben Ruiz
Secretario General 


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