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Efemérides 27 de Noviembre – Creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión

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Participación inédita de los trabajadores/as en la gestión estatal

Un día como hoy pero de 1943 el gobierno de facto encabezado por el general Pedro Pablo Ramírez emitió el decreto-ley PE Nº 15.074 (publicada en el Boletín Oficial el 4 de diciembre del mismo año) por el cual se creó la Secretaría de Trabajo y Previsión (STyP), dependiente de la Presidencia de la Nación. La STyP estuvo a cargo del coronel Juan Domingo Perón y se transformó en el centro de operaciones del tsunami obrero que sacudió la vida nacional, impulsó la participación de los trabajadores/as en la gestión estatal y catapultó a Perón a la presidencia de la Nación.
Pero esta creación tiene su historia…
La base institucional existente era el Departamento Nacional del Trabajo (DNT) que dependía del Ministerio del Interior. En julio de 1943 asumió su dirección el coronel Carlos Giani que desde un comienzo impuso un ritmo dinámico a la dependencia y organizó una serie de iniciativas innovadoras (pasos para unificar el disperso mundo gremial, conferencias sobre temas laborales). Esa actividad llamó la atención del coronel Perón que ya había tenido contacto con el mundo gremial a través de su intervención en la huelga de los frigoríficos durante agosto de ese año.
No obstante, la actividad gremial continuaba reglada por el decreto 2669 de asociaciones profesionales que permitía una fuerte injerencia estatal en la vida interna de los sindicatos. Además, durante esos meses el DNT había prohibido la CGT Nº2 (de mayoría comunista) y había intervenido la Unión Ferroviaria y La Fraternidad que pertenecían a la CGT Nº 1.
Al mismo tiempo, arreciaban las luchas intestinas en el gobierno nacional para definir un rumbo político y una posición a nivel internacional con la Segunda Guerra Mundial como telón. Esas fisuras permitieron que el coronel Juan Domingo Perón asumiera la presidencia de la DNT en octubre de 1943. Su relación con el movimiento sindical había crecido y su estrategia de cambios en la relación del mundo del trabajo se iba perfeccionando. Uno de sus primeros actos fue la suspensión del decreto 2669 emanado del Ministerio del Interior.
De seguido, sus energías se enfocaron hacia la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión y su salida de la órbita restrictiva del Ministerio del Interior. Para ello, convocó al jefe de estadística, Francisco Luis Figuerola (abogado y filósofo catalán, ex funcionario de la dictadura de Primo de Rivera en España y encargado de elaborar censos, encuestas e investigaciones socio-laborales) y a Juan Atilio Bramuglia (experimentado abogado argentino, de origen socialista, asesor letrado de la Unión Ferroviaria y la CGT y avezado conocedor del mundo sindical).
Un representante de la élite estatal experto en el manejo de los datos duros de la sociedad y un luchador perseverante del derecho del trabajo. Su impronta estuvo marcada a fuego en la primera versión de la Secretaría de Trabajo y Previsión. De hecho el primero fue su director de Estadística y el segundo fue director del Departamento de Previsión Social. Dos áreas claves para su futuro desarrollo.
De entrada estuvo claro que la STyP excedería los límites laborales y previsionales. El decreto 15.074 así lo determinó en la orientación general de sus funciones y en la magnitud de su estructura.
Absorbió las cajas jubilatorias, las de Maternidad y Ahorro Postal, la Comisión de Casas Baratas, la Comisión Asesora para la Vivienda Popular, la Cámara de Alquileres, las Secciones de Higiene Industrial y Social de las Leyes de Previsión Social de la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social, la Sección Accidentes de la Caja Nacional de Pensiones y Jubilaciones Civiles, la Junta Nacional para combatir la Desocupación, la Dirección de Inmigración y la Comisión Honoraria de Reducciones de Indios. Además, centralizó el mando de todas las funciones de conciliación y arbitraje y de policía del trabajo e inspección que convivían en distintas dependencias.
Su estructura fue funcional a esas nuevas responsabilidades. La STyP se dividió en siete secretarías: la Dirección General de Trabajo y Acción Social Directa, la Dirección General de Previsión Social, la Dirección de Defensa Nacional, la Dirección General de Asistencia Social, la Dirección de Administración, la Dirección de Personal y la Oficina de Prensa y Difusión. Hubo otras dos decisiones políticas determinantes: transformar todas las oficinas del trabajo provinciales -independientemente de su denominación- en Delegaciones Regionales de la STyP y, meses más tarde crear la División del Trabajo y la Asistencia a la Mujer, primer organismo específico para incidir en la problemática de las mujeres trabajadoras que estuvo a cargo de la doctora Lucila de Gregorio Lavié.
La STyP fue un organismo dinámico que sufrió diversas transformaciones en su estructura de acuerdo a los movimientos políticos y sociales que requerían astucia conductiva, eficacia y mayor especialización. Fue una secretaría que vivió los cimbronazos de los acontecimientos de 1945. Perón fue desplazado de su cargo en esos momentos pero logró que la dirección del organismo quedara en manos del teniente coronel Domingo Mercante, un severo guardián del mantenimiento y desarrollo de la estructura del organismo, de la defensa de los derechos conquistados y de la aceitada relación con el movimiento sindical que daría sus frutos en la organización de la pueblada del 17 de octubre y de la campaña nacional y las elecciones de 1946.
La incidencia del movimiento obrero en la política nacional de esa época fue notable. La STyP fue su primera herramienta institucional. Algunos dirigentes sindicales tuvieron influencia en leyes y normas como Luis Gay (telefónicos) Ángel Borlenghi (empleados de comercio) y Alcides Montiel (cerveceros); otros como funcionarios directos, tal los casos de José María Freire (obreros del vidrio), Hugo Mercante y Luis Monzalvo (ferroviarios).
También hubo perspicacia para mixturar lealtades de militares que jugaron papeles fundamentales en el nacimiento del peronismo y absorción de funcionarios con larga experiencia en la administración pública alejados de las ideas de cambio que se avecinaban. El capitán Héctor Russo, el mayor retirado Fernando Estrada, el capitán médico Miguel Ángel Mazza ocuparon cargos relevantes. También Armando Spinelli, especialista en Derecho del Trabajo e ideólogo del Estatuto del Peón que fue reemplazado por Juan Carlos Brusca, el ex gobernador cordobés Ramón J. Cárcano, Juan Raúl Pichetto que había sido miembro de sección de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Eduardo Stafforini, sólido funcionario del DNT (a quien se le atribuye el nacimiento del término “justicialista”), Carlos Desmarás, otro especializado laboralista proveniente del radicalismo.
La Secretaría de Trabajo y Previsión fue un espacio estatal donde el movimiento de los trabajadores/as sintetizó décadas de luchas en las que recibió más derrotas que victorias pero que cimentó una fuerza organizada capaz de influir en los acontecimientos políticos.
La primera huelga general en 1902, la huelga de los panaderos (donde nacieron las denominaciones de las facturas como cañoncitos, bombas de crema, vigilantes, bolas de fraile), la inédita huelga de inquilinos en 1907, el Grito de Alcorta, las huelgas de estibadores portuarios y trabajadores marítimos, la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, la huelgas de los tobas y mocovíes que derivó en la masacre de Napalpí, la heroica organización de los trabajadores de La Forestal, la huelga de los obreros de la construcción de 1936 y la migración masiva del campo a la ciudad durante las primeras décadas del siglo XX asentaron ese piso necesario para que la clase trabajadora fuera protagonista.
Y fue así nomás. Esa experiencia acumulada, esa noción de pertenencia social, ese aprendizaje de los nuevos métodos de trabajo, esa presión desmedida de los poderosos, ese olfato colectivo para descubrir el momento preciso en que la unidad se convierte en poder, fueron decisivas para que la Secretaría de Trabajo y Previsión se convirtiera en un lugar privilegiado de referencia obrera.
No le pifiaron. Las mayorías vivieron mejor, colocaron en la presidencia a su líder, izaron como estandarte popular a su compañera y conquistaron derechos que sobrevivieron a derrotas, traiciones y dictaduras.
Salú! De esa historia también venimos y es de gran ayuda en momentos de confusión…

Ruben Ruiz
Secretario General 


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