Marie-Louise von Franz
Un día como hoy pero de 1998 se despedía Marie-Louise Ida Margareta von Franz, psicóloga, psicoterapeuta y erudita analista alemana, discípula de Carl Gustav Jung, identificada con el estudio de la psicología analítica también llamada psicología de los complejos o psicología profunda.
Nació en 1915 en Munich, Alemania. Hija del barón Erwin Gottfried von Franz, coronel del ejército austríaco y de la alemana Margret Schoen. Después de la Primera Guerra Mundial la familia se mudó a Rheineck en el Cantón de Sankt Gallen, Suiza, donde Marie-Louise cursó sus estudios primarios. En 1928 se trasladó con su hermana mayor a Zúrich para cursar estudios secundarios en el Freies Gymnasium. Se especializó en idiomas y literatura.
En 1933, al finalizar la secundaria, conoció al psiquiatra Carl Gustav Jung en un encuentro fortuito. Ella era compañera de un asistente de Jung y concurrió a una charla que él daría para varios de sus compañeros/as en su casa de la torre de Bollingen. Hablaron de psicología y surgió el caso de una paciente con enfermedad mental que “vivía en la luna”. El debate sobre la paciente fue intenso y enriquecedor.
Marie-Louise quedó impactada. Descubrió que el mundo interior invadido de sueños y mitos podía tener equivalencias con el mundo exterior. Ese mismo año ingresó a la universidad de Zúrich donde su currícula central fue filología clásica y lenguas clásicas, latín y griego y de modo secundario, literatura e historia antigua.
Debido a la debacle económica de su familia comenzó a trabajar para financiar sus estudios como profesora privada de latín y griego para estudiantes secundarios y universitarios y como correctora de literatura fantástica.
Simultáneamente, asistió a las conferencias de Jung sobre psicología moderna y a un seminario de psicología que se dictó en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. En 1934 comenzó su formación analítica e inició su colaboración con Jung que duraría hasta la muerte del psiquiatra.
Tradujo dos manuscritos alquímicos: el Aurora consurgens, posiblemente escrito por Tomás de Aquino, y el Musaeum hermeticum. Muchos de sus pasajes estaban referidos al islamismo por lo que eligió el árabe como materia idiomática en la universidad. No solo tradujo sino que emitió opiniones sobre el origen del primero de ellos y esgrimió conceptos teóricos.
Fue su primer acercamiento académico con el mundo de la alquimia. Su primer contacto con lo que Jung denominaba “inconsciente colectivo” y que marcaría gran parte de su trabajo futuro. En 1935 la narradora Hedwig von Beit le pidió que la ayudara a escribir un texto sobre cuentos de hadas. Así comenzó un trabajo que duraría nueve años. La obra de tres volúmenes se publicó pero el nombre de Marie-Louise no apareció.
No obstante quedó prendada con el tema. Trabajó sobre la conexión de esos cuentos mágicos con la vida cotidiana, demostró la sabiduría psicológica de los cuentos de hadas y enunció su teoría de que representan diferentes facetas del interior del ser humano. Que son concisos y simples por lo que están menos barnizados de material consciente que los mitos y leyendas. Que sus imágenes arquetípicas y símbolos nos proporcionan mayores pistas de lo que va sucediendo en la psique colectiva.
Profundizó sus estudios sobre temas como el problema del mal y los cambios de actitud frente al arquetipo de la mujer. Continuó su cercanía con la alquimia, especialmente en la cuestión de la verdadera imaginación (imaginatio vera) que para muchos alquimistas era una aproximación importante a la materia. Desarrolló el concepto de imaginación activa y su punto de contacto con la alquimia.
Se sumergió en el mundo de la sincronicidad, la psique y la materia, y los números, inducida por los estudios que Jung que debió abandonar debido a su avanzada edad y delegó en Marie-Louise. Esa hipótesis de unidad entre el mundo material y el psíquico (unus mundus) la llevó a escribir Número y tiempo y Tiempo y materia. Fue la primera investigadora en argumentar que la estructura matemática del ADN es análoga a la del I Ching.
Trabajó sobre el simbolismo cristiano, la transición del paganismo al cristianismo y la transformación de la imagen de dios en esa época, la tensión/compensación entre el inconsciente colectivo y el unilateralismo cristiano, el problema de los opuestos.
Otras obras importantes en su trayectoria que abordaron diversos temas fueron: El camino del sueño, El asno de oro de Apuleyo: la liberación de lo femenino en el hombre, Tiempo, ritmo y reposo, Sobre la muerte y los sueños.
A principios de la década del ’40 fue miembro asociado del Club Psicológico de Zúrich, ejerció como conferencista asidua del lugar, luego fue miembro de pleno derecho y durante diez años fue su bibliotecaria. En 1948, fue cofundadora del “C.G. Jung-Institut Zürich” y años más tarde -junto a algunos de sus alumnos- cofundó la “Fundación de psicología jungiana” para apoyar las investigaciones y promover los hallazgos de la psicología profunda.
En 1958 obtuvo la ciudadanía suiza y, junto a su compañera Barbara Hannah, construyeron su propia torre de Bollingen, una especie de ermita sin electricidad ni agua corriente y rodeada de un generoso marco natural que le generaba placer e incentivaba su creatividad literaria.
No obstante, tuvo una intensa vida de conferencista global: esparció sus ideas por Escocia, Inglaterra, Grecia, Egipto, EE UU, Canadá, Alemania, Austria, en Roma, París, Los Ángeles, Tokio, Nara, Kioto, Bali, Hong Kong, Angkor Wat y Nom Pen (Camboya). Singapur.
El 4 de septiembre de 1986 falleció su amiga Barbara Hannah y el 25 de noviembre dio su última conferencia: “Rehabilitación de la función del sentimiento de Carl Gustav Jung en nuestra civilización contemporánea”.
Sus últimos años los dedicó a comentar un escrito alquímico: Hal ar-Rumuz (Resolviendo los símbolos) escrito por Muḥammad Ibn Umail, cuyo título fue Muhammad Ibn Umail’s Hall Ar-Rumuz/ Aclarando enigmas. Introducción histórica y comentario psicológico. El minucioso trabajo le llevó varios años.
Padeció la enfermedad de Parkinson que combatió con mínimas dosis de medicina por lo que su estado fue empeorando hasta que a los 83 se despidió sigilosamente. En su larga travesía había interpretado más de 65.000 sueños.
Salú Marie-Louise von Franz!! Por investigar ese mundo onírico que a veces nos alegra y a veces nos angustia pero que nunca para desapercibido ni es neutral.
Ruben Ruiz
Secretario General