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Efemérides 09 de Septiembre – Serafina Dávalos

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Primera abogada y pionera del feminismo en Paraguay

Un día como hoy pero de 1877 nacía Serafina Dávalos Alfonso, educadora, abogada, iniciadora del feminismo e impulsora del sufragismo en la República del Paraguay.
Nació en la ciudad de Ajos (hoy Coronel Oviedo), departamento de Caaguazú. Hija de Teresa Alfonso y de Gaspar Dávalos, comerciante y jefe político en la ciudad. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal y convenció a sus padres para que le permitieran realizar sus estudios secundarios en Asunción. Se recibió en 1996 en la Escuela Graduada de Niñas donde también trabajaba de preceptora.
El problema surgió cuando quiso continuar su instrucción. Ese mismo año, junto a las hermanas Celsa y Adela Speratti, solicitó al Superintendente de Instrucción Pública la creación de la Escuela Normal de Maestras y logró su inmediata apertura. En 1898 fue parte de la primera promoción de maestras normales en el Paraguay. Acto seguido, inició estudios superiores en el Colegio Nacional de Asunción. En 1901 se recibió de Bachiller y al año siguiente comenzó a trabajar como profesora en la institución: fue la primera docente mujer del Colegio Nacional.
En 1903 se incorporó a la Sociedad Protectora de la Infancia. En 1904 se convirtió en la vocera de la Comisión de la Mujeres por la Paz en un contexto de gran violencia producida por la guerra civil. Esa organización femenina escribió una carta al general Benigno Ferreira solicitando se evitara un mayor derramamiento de sangre entre compatriotas. Finalmente, el conflicto concluyó con la firma del Pacto del Pilcomayo meses después.
Su norte estaba dirigido a la emancipación de la mujer y sabía que debía abrir surcos para permitir que esa realidad se concretara. Durante el mismo año 1904 juntó sus ahorros y fundó la Escuela Mercantil de Niñas donde se recibieron las primeras peritas mercantiles, taquígrafas, secretarias y contadoras del Paraguay. Era un aporte a la autonomía económica de las mujeres.
Ese ejemplo sirvió de antecedente para que la Sociedad de Empleados de Comercio creara la Escuela de Comercio donde también pudieron estudiar las mujeres. Ambas instituciones funcionaron en forma separada hasta que en 1920 se fusionaron y nació la Escuela Nacional de Comercio, ubicada en Asunción.
Al mismo tiempo, Serafina Dávalos ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción. Tres años después recibió el título de Doctora en Derecho y Ciencias Sociales. Fue la primera mujer en recibirse de abogada en Paraguay. Su tesis final se llamó “Humanismo” que en 1907 se transformó en su único libro.
La tesis equiparaba la noción de humanismo al de feminismo. Un desafío de proporciones para la intelectualidad de la época. Se iniciaba como una defensa primigenia de los derechos de las mujeres y se desplazaba hacia una crítica precisa del sistema educativo, político y jurídico de su país. Ponía el acento en la educación y la capacitación de las mujeres para enfrentar la desigualdad de género existente. Se oponía a cuestiones centrales de la herencia recibida e inauguraba conceptos teóricos hacia una necesaria emancipación femenina y un inicio del feminismo autóctono. Su crítica al patriarcado se basaba en develar su carácter antihumanista.
Serafina Dávalos escribió y difundió estas ideas en un contexto particular demarcado por las consecuencias de la Guerra Guasu o de la Triple Alianza y los cambios profundos que se producían en el capitalismo mundial. Destrucción del aparato productivo, miseria masiva, fragmentación social y confusión ideológica en sus dirigentes. Al finalizar la guerra la población del Paraguay era de 200.000 habitantes (el 60% había perecido en la conflagración).
Las mujeres habían participado decisivamente durante la guerra. Fueron enfermeras, cocineras, lavanderas y trabajaron en la logística, cavaron trincheras y combatieron en pie de igualdad con los hombres. Pero esa paridad patente que se vivió en el conflicto se desmoronó después de la derrota militar a pesar de ser la parte mayoritaria de la población sobreviviente y de impulsar la reconstrucción material de la familia, la sociedad y la nación.
Era un país de mujeres pero no de las mujeres. Su estatus era similar a un extranjero: sin derechos ciudadanos ni políticos. De hecho el derecho al voto femenino se conquistó recién en 1961. Se exaltaba a la “madre guaraní” pero en la práctica se la subordinaba al poder masculino. Serafina Dávalos sostuvo su tesis en dos pilares: la educación de las mujeres como herramienta transformadora e igualadora y la conquista de los derechos políticos y jurídicos que consolidaran una práctica ciudadana equitativa en la vida cotidiana y en la toma de decisiones. Desafió a las concepciones de género de la preguerra e introdujo una perspectiva femenina inédita.
Entre 1908 y 1910 fue la primera mujer en integrar el Consejo Nacional de Educación, en cuyo mandato se promovió la aprobación de la ley de educación obligatoria que reguló por muchos años la educación en Paraguay. Participó del Primer Congreso Femenino Internacional donde presidió la Comisión de Derecho y en la que electa miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Panamericana de Mujeres que se fundó en ese encuentro.
Fue cofundadora del Movimiento Feminista de Asunción, del Centro Feminista Paraguayo, de la Liga Paraguaya por los Derechos de la Mujer, de la Asociación Paraguaya de Mujeres Universitarias, cónsul de la Unión Femenina del Paraguay y presidenta honoraria del Consejo Nacional de Mujeres del Paraguay.
Fue profesora de historia antigua, moral y derecho en distintas instituciones educativas y corresponsal de diversas publicaciones internacionales que tuvieron repercusión en el mundo occidental gracias a la difusión promovida por la feminista anarquista española Belén de Sárraga. Además, participó activamente de los grupos intelectuales que se reunían en Asunción, especialmente en el grupo y tertulia literaria llamada “La Colmena” junto a Rafael Barrett.
Su vida amorosa también causó controversia en la sociedad paraguaya. Su relación y convivencia con Honoria Balirán produjo encono con las autoridades eclesiásticas hasta el punto en que fueron negados los funerales con el rito cristiano y su tumba en La Recoleta no ha podido ser individualizada. Ser lesbiana en esa época era disruptivo y motivo de discriminación activa.
En la primavera de 1957 su cuerpo dijo basta. Algunos indicios hablan de diversas dolencias y un preocupante estado general de desnutrición que la acompañaron sus últimos meses.
Rupturista, innovadora, inteligente, creativa, persistente, resiliente.
Salú Serafina Dávalos!! Por tu audacia para develar las razones de un mundo local mayoritariamente femenino sin derechos, revelar la hipocresía social del patriarcado y marcar un camino posible para lograr la igualdad de géneros.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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