Inji Aflatoun
Un día como hoy pero de 1924 nacía Inji Efflatoun, pintora, periodista, docente y activista del movimiento de mujeres egipcia, pionera del arte moderno en su país, una de las artistas visuales más importe de Egipto, relevante vocera del marxismo y aliada no complaciente del nacionalismo egipcio durante las décadas del cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
Nació en El Cairo en el seno de una familia acomodada. Hija de Salha, de nacionalidad francesa, diseñadora de moda formada en su país que dirigió la primera sastrería para mujeres en Egipto e integrante del Comité de Mujeres de la Sociedad de la Media Luna Roja egipcia y de Hassan Chaker Efflatoun, entomólogo italiano, fundador de la carrera de entomología en la universidad de El Cairo y dueño de extensas tierras. Cursó sus estudios primarios en una escuela católica y secundarios en el Liceo Francés de el Cairo.
Allí tuvo sus primeros contactos con el marxismo. A los 15 años comenzó a pintar bajo la tutoría de Kamel al-Timisani, uno de los principales referentes del surrealismo egipcio que la familiarizó con los problemas de la clase trabajadora urbana, los campesinos y los pobres en su país. Al poco tiempo ingresó en el movimiento “Arte y Libertad”, un grupo de artistas visuales y escritores que intentó generar una definición propia del surrealismo, lograr un lenguaje literario y pictórico con rasgos contemporáneos, con un profundo compromiso ante los acontecimientos internacionales y preocupado por reflejar las facetas de la vida en Egipto.
El grupo nació en un momento histórico complejo. Nacía el nazismo, se consolidaba el fascismo y, a la vez los egipcios/as sufrían la dominación del imperialismo inglés. Fueron firmes antifascistas y antinazis pero, a la vez, reflejaron los males que infligía el colonialismo británico.
En ese contexto, Inji Aflatoun se une a “Iskra” (la juventud comunista) y se involucra en una forma de expresión novedosa, visceral, visualmente agresiva y alejándose del canon. Su primera pintura fue “Niña y monstruos” en la que retrata dos cabezas desunidas en un mar de sangre y fuego tratando de huir de un grupo de serpientes. El segundo cuadro representa a una niña escapando de un ave de presa entre unas rocas bajo una copiosa tormenta y, finalmente, un hombre cortando un árbol y el tránsito sigiloso de la savia para estrangularlo en son de venganza.
Algunos de sus cuadros llamaron la atención en una exposición del Palacio Amir Taz (un importante centro cultural de la época de los mamelucos) y creció su conocimiento dentro del mundo artístico egipcio.
En 1945 fundó, junto a la escritora y panarabista Latifa al-Zayyat, la “Liga de Mujeres Jóvenes en Universidades e Institutos” (Rabitat Fatayat at jami’a wa al ma’ ahid) que luchó por los derechos de las mujeres y contra el colonialismo desde posiciones de izquierda. Ese mismo año fue su representante en la primera conferencia de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, realizada en París.
Entre 1946 y 1948 dejó la pintura debido a que consideraba que sus obras no expresaban sus sentimientos y no reflejaban lo que se proponía. Un viaje por el interior de Egipto (Luxor, la región de Nubia y los oasis del sur egipcio) le hizo cambiar de idea. El contacto con los trabajadores/as del campo, los beduinos, los comerciantes itinerantes y la posibilidad de retratarlos en su ámbito cambió su óptica y su vínculo con la pintura. Volvió por sus fueros con más convicción.
En 1948 y 1949 escribió dos manifiestos que se hicieron muy populares: “Ochenta millones de mujeres con nosotras” y “Nosotras, las mujeres egipcias” en los que vinculaba la opresión de los poderosos con la discriminación de género y la inviabilidad del colonialismo británico que producía cada vez más tensiones en la sociedad egipcia. Su fama de artista entendible y sensible ante el sufrimiento popular creció en El Cairo, Alejandría y otras ciudades y en las zonas rurales.
A principios de la década del ’50 reafirmó su compromiso con el arte y su pueblo. Pintó cuatro cuadros inspirados en las manifestaciones masivas del 15 de noviembre de 1951 que tituló: “Vete, eres libre”, “Trabajan como hombres”, “La cuarta esposa” y “No lo olvidaremos”. Continuo su estilo y se adentró en el surrealismo autóctono. Representó a su país en la bienal de Venecia (1952) y en la Bienal de São Paulo (1956). Se vinculó con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros que ejerció una gran influencia en sus obras. Al mismo tiempo, continuó su activismo y fue fundadora del primer congreso del Consejo de la Paz de Egipto y del Movimiento de los Amigos de la Paz.
Su relación con el nacionalismo revolucionario siempre fue claro, a pesar de permanentes momentos de acercamientos y contradicciones, que tuvieron secuencias críticas. El gobierno nacionalista de Gamal Abdel Nasser ordenó la persecución y eliminación de los comunistas egipcios. Una consecuencia fue el encarcelamiento de Inji Aflatoun. Su reconocimiento popular evitó su muerte pero estuvo presa más de cuatro años.
Durante ese tiempo pintó innumerables imágenes de compañeras presas y representó los paisajes que se veían desde las cárceles. A pesar de la persecución sufrida ella consideró a Nasser un patriota aunque no perdonó su política contra los militantes comunistas, cuyo partido fue diezmado. Contradicciones del mundo de los de abajo que saben aprovechar los conocidos de siempre en todos los continentes.
Tras su liberación se dedicó a tiempo completo a la pintura y a acompañar el sinuoso camino de la reconstrucción de una mayoría popular atravesada por profundas diferencias y dominado por un poder militar preponderante que continúa reteniendo el centro del poder político.
Sus obras se caracterizaron por el uso de notables pinceladas de colores intensos y, en su última época, por el uso creciente de espacios en blanco alrededor de las figuras. Exhibió sus obras en Roma, París, Berlín, Dresde, Praga, Nueva Delhi, entre otras ciudades.
A finales del suave invierno egipcio de 1989 sus telas y pinturas dejaron de transitar colores vivos, paisajes y trabajadores/as cansados y esperanzados.
Salú Inji Aflatoun! Por tu agudeza para reflejar la vida de un pueblo invisible y por luchar con firmeza dentro de una sociedad difícil para una mujer libre, artista y de izquierdas.
Ruben Ruiz
Secretario General