30 de marzo de 1982. Salimos encolumnados más de 100 compañeros de un edificio de Gas del Estado ubicado en Alsina y Salta. Doblamos en Santiago del Estero y en la puerta de la Lotería Nacional los canas de Infantería nos cagaron a palos. Zafamos porque le siguieron pegando a otro grupo que venía a 50 metros atrás.
En ese mismo momento, mi hermano caía preso en Avenida de Mayo. Se lo llevaron junto a otros laburantes en un colectivo 64. Seguimos camino intentando llegar a Plaza de Mayo. No pudimos. Piedra va, gas lacrimógeno viene, nos fueron desflecando. Al final de la tarde, nos juntamos en un bar de Entre Ríos y Cochabamba para saber quiénes estaban detenidos y si había algún herido grave.
Muchos machucados y algunos detenidos. Ese día hubo cinco mil en toda Capital Federal.
Estábamos infectados de servicios, aparte de la policía uniformada. Contactamos algunos abogados y fuimos con ellos a algunas comisarias. A la noche nos enteramos en que comisaría estaba mi hermano. Lo fuimos a ver. Estaba en una celda con portuarios del SUPA.
Al rato llegó mi vieja. Se inició una discusión entre los canas y unos familiares. Casi vamos todos presos pero ya no tenían lugar. A la noche hicimos un último control para asegurarnos que no faltaba nadie. Algunos libres otro adentro pero ubicables. Me ardían los ojos.
Todavía hoy no puedo saber si seguía el efecto de los gases o la emoción de saber que los trabajadores/as habíamos sido parte del fin de la dictadura.
Ese día sentimos que se empezaban a ir. Un abrazo enorme al Negro Molina, Héctor, Helio, María Teresa, Víctor, Susana, Silvia, Claudio, Viviana, Tomasito, Omar y a los miles que participaron ese día maravilloso.
Ruben Ruiz – Secretario General APJGas