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Efemérides 01 de Febrero – María Elena Walsh

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María Elena Walsh

Un día como hoy pero de 1930 nacía María Elena Walsh, poeta, escritora, compositora, cantante, folclorista y guionista argentina que nos abrió los ojos y los oídos a muchos argentos/as que pocas veces habíamos escuchado canciones que no nos subestimaran por nuestra edad. Achicó notablemente la distancia de los chicos/as con la música y la poesía, y revolucionó el género. Después también lo hizo con las canciones para adultos.
Nació en Villa Sarmiento, oeste del gran Buenos Aires. Hija de Enrique Walsh, empleado ferroviario inglés que trabajaba como jefe de contaduría en el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, y María Elena Monsalvo, hija de criollo y andaluza. De niña fue fanática de la radio, escuchaba tango o jazz y a Niní Marshall, a quien admiraba. Posteriormente, fue devota del cine sonoro (seguidora de Fred Astaire y Ginger Rogers, de Bing Crosby y Shirley Temple).
A los 12 años se enfrentó al deseo de sus padres y consiguió que la enviaran a la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires para cursar el secundario, donde se recibió de profesora de Dibujo y Pintura. A los 15 años publicó su primer poema, “Elegía”, en la revista Hogar. A los 17 años murió su padre y, en honor a él, publicó su primer libro de poemas titulado Otoño imperdonable, que recibió el Segundo premio municipal de Poesía. El jurado reconoció que no le habían concedido el primer premio por su juventud.
En 1948 aceptó la invitación del poeta Juan Ramón Jiménez para cursar estudios en la Universidad de Maryland. La pasó mal pero aprendió mucho. A su retorno, trabajó dando clases de inglés y en 1951 publicó un libro que reunía dos poemarios, uno suyo, “Baladas con ángel” y del escritor Ángel Bonomini, “Argumento del enamorado”. Un diálogo amoroso a través de la poesía en un solo volumen.
Ese mismo año tomó contacto con la poeta y folclorista Leda Valladares, que la invitó a emigrar a Europa y actuar allí. En 1952 se instalaron en París e iniciaron una larga relación artística y de pareja. Formaron el dúo Leda y María, y comenzaron a interpretar vidalas, bagualas y carnavalitos junto a otras piezas de tradición oral andina en cafés y cabarets parisinos. Se relacionaron con artistas como Violeta Parra o la cantante de jazz Blossom Dearie, alternaron actuaciones con cantantes populares franceses como Jacques Brel, Georges Brassens o Bárbara, y cantaron en La Sorbona y en el famoso cabaret Crazy Horse. Una novedad y un éxito que duró varios años.
En 1956 retornaron a la Argentina. María Elena ya barruntaba escribir canciones infantiles. Su antecedente familiar eran las nursery rhymes y los limericks, poemas con rimas desopilantes que le recitaba su padre. A eso le sumaba el conocimiento de todo un compendio de nuevos ritmos y estilos. No obstante, Leda y María emprendieron una larga gira por el noroeste argentino y en 1957 editaron su dos primeros discos: Entre valles y quebradas vol. 1 y 2. Otro golazo y en su patria.
Comenzaron las diferencias artísticas. Leda se aferraba al folclore puro y María Elena pretendía incorporar otros ritmos y temas de justicia social o feminismo. Pero siguieron juntas. En 1958 editaron el álbum Canciones de los tiempos de Maricastaña (con temas como “El Tururururú” o “En qué nos parecemos”) y al año siguiente Leda y María cantan villancicos (con temas anónimos del norte argentino, el altiplano boliviano y España). Álbumes imbatibles.
En 1958 María Elena fue tentada para guionar programas infantiles en Canal 7. Aceptó y escribió para Buenos días Pinky (con Pinky y Osvaldo Pacheco). Éxito notable que la decidió a crear un nuevo género: el varieté infantil. En ese sendero, grabó con Leda Canciones de Tutú Marambá que contenía cuatro temas emblemáticos: “La vaca estudiosa”, “Canción del pescador”, “El Reino del Revés” y “Canción de Titina”. Tras cartón, se presentaron en el Teatro Municipal General San Martín con el espectáculo Canciones para mirar en el que agregaron «La familia Polillal», «Milonga del hornero», «La Pájara Pinta», «Canción del estornudo», «La mona Jacinta», «Canción del jardinero», «Canción de la vacuna», «Canción para vestirse». Fue un acontecimiento cultural de proporciones que duró dos años en cartelera y dio lugar al disco homónimo que se convirtió en un verdadero clásico.
En 1962 realizaron su último espectáculo juntas. Doña Disparate y Bambuco en el que aparecieron dos de los personajes más conocidos: la tenaz tortuga Manuelita y el Mono Liso con su twist, acompañados por Osías, por el gato que pesca en la calle y por la vaca estudiosa. Un mundo lúdico, ambiente circense, narrativas mixturadas, música con energía. Diversión y contenido.
En 1963 Leda y María se separaron artística y sentimentalmente. En 1964 María Elena publicó dos libros El reino del revés y Zoo loco. Luego, llegaron los imperdibles Dailan Kifki, Cuentopos de Gulubú y Aire libre, que consolidaron otro universo en la literatura infantil masiva.
En 1968, incursionó en el mundo adulto con su espectáculo Juguemos en el mundo, donde tocaba temas espinosos. El exilio, el peronismo, los ejecutivos, actitudes timoratas de la clase media y el amor incondicional y doloroso por su país. “Zamba para Pepe”, “El 45”, “Los ejecutivos”, “Mirón y Miranda”, “Gilito de Barrio Norte”, “Canción neurótica” y la inapelable y actual “Serenata para la tierra de uno”. Tango, jazz, balada y un acercamiento a la canción de protesta. Todo batido en una sugerente y suave música que retrotraía a momentos de la infancia.
La dictadura de 1976 la censuró. Se recostó en el periodismo y en 1979 publicó en el suplemento cultural de Clarín un artículo que impactó a la sociedad: “Desventuras en el País Jardín-de-Infantes”. Despertó admiración por su coraje, pero también polémica por algunos pasajes. Los militares no permitieron que publicara más, pero contrariamente a lo que pretendían, sus canciones comenzaron a ser símbolos en la lucha por la restauración de la democracia. “Como la cigarra”, “Canción de cuna para un gobernante”, “Oración a la Justicia”, “Canción de caminantes” o “Postal de guerra” fueron patrimonio común de quienes se oponían a la barbarie. Parafraseando a María Elena, renació de las cenizas como el gato Félix.
Con la recuperación democrática incursionó en la televisión pública, recopiló canciones y recibió el reconocimiento público de varias generaciones que crecieron con temas imborrables y otras que la pudieron conocer después de superar la noche oscura de la dictadura genocida. La escritora María Teresa Andruetto la llamó “reina de la metáfora”, hablaba de animales o juegos infantiles pero estaba hablando de cuestiones nacionales.
Creadora de personajes desopilantes y cercanos, compiladora de imágenes y sonidos que interpretaban muchas situaciones de la vida cotidiana, relatora concisa de nuestra idiosincrasia. Irónica, estudiosa, filosa, feminista convencida, públicamente antiperonista, simpatizante de Ferro, centrojás elegante para jugar con nuestras contradicciones.
Salú María Elena!! Por tus canciones que nos acompañaron sin distinción de edad, por tu sensibilidad, por tu forma fácil de reflejar cosas complejas, por tu humor, por tu poesía inoxidable.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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