Guerra de Malvinas
Un día como hoy pero de 1982 comenzaba la guerra por la recuperación de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. En honor a quienes participaron en el conflicto y a sus víctimas se conmemora el Día del Veterano y de los caídos en la guerra de las Malvinas.
La dictadura argentina venía mal y utilizó una sentida reivindicación de la mayoría de los argentinos/as para sobrevivir. Eligió equivocadamente a sus aliados, no leyó el contexto internacional y adoleció de improvisación. El gobierno conservador inglés también venía mal y utilizó esta guerra para revitalizar el perverso sentimiento existente en Gran Bretaña a favor del imperio que alguna vez fueron y que les cuesta olvidar, se apoyó en sus “amigos” históricos y utilizó su capacidad de presión internacional para continuar la ocupación ilegal.
Pero existe una historia.
Las Islas Malvinas fueron oficialmente descubiertas por una expedición dirigida por Fernando de Magallanes en 1520 y durante las siguientes décadas fueron visitadas por navegantes holandeses, españoles, franceses e ingleses como punto de aprovisionamiento. En 1864 la expedición francesa al mando de Louis Antoine de Bougainville tomó posesión de las islas, las denominó Illes Malouines y construyó Port Saint-Louis en la isla Soledad. La corona española reclamó argumentando que las islas eran parte de sus territorios en América y se trataba de una usurpación.
Francia accedió al reclamo, el marino francés cobró una indemnización de 618.000 libras y se retiró. El pago dinerario fue a una empresa privada, por lo que el reconocimiento francés a la soberanía española consolidó la posesión jurídica. El 1º de abril de 1767 España tomó posesión de las islas, nombró autoridad insular a Felipe Ruiz Puente y se afincaron 115 colonos, en su mayoría franceses. Esta nueva colonia dependió del Gobernador y Capitán General de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa y el caserío de Port Saint- Luis fue renombrado como Puerto Soledad.
En 1765 los ingleses fundaron Puerto Egmont en la isla Trinidad, frente a la isla Gran Malvina. Los colonos franceses se retiraron de la isla y la corte española ordenó expulsar al asentamiento británico. En 1770 las fragatas Industria, Santa Bárbara, Santa Catalina y Santa Rosa y el bergantín Andaluz, al mando del capitán de fragata Fernando de Rubalcava, expulsaron a los británicos. El imperio inglés protestó y se firmó el acuerdo de San Lorenzo por el cual España permitía la reinstalación de Puerto Egmont sin renunciar a sus derechos legítimos e Inglaterra reconocía el derecho exclusivo de navegación español en los mares australes y los derechos subyacentes. Además, se firmó una cláusula secreta, privada y no oficial en la que España concedía a Inglaterra la posibilidad de retornar a Port Egmont, para que -luego de un tiempo prudente- procediera a una retirada que salvara las apariencias y mantuviera su orgullo nacional intacto.
El testimonio escrito desapareció pero los británicos se retiraron en 1774. En 1811, el virrey residente en Montevideo Francisco Javier de Elío, enfrentado a los revolucionarios de Buenos Aires, ordenó la retirada de las tropas españolas de las Islas Malvinas que durante años serían visitada solo por balleneros y foqueros. En 1820, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata envió en la fragata Heroína al coronel estadounidense David Jewett a tomar posesión de las islas. La decisión fue difundida por el mundo y publicada en España y EE UU sin que existiera ninguna queja u oposición de Gran Bretaña. En 1823 concedió a Jorge Pacheco y Luis Vernet, el derecho exclusivo de pesca en las aguas circundantes y a la explotación de ganado vacuno en la Isla Soledad.
En 1826 se fundó Puerto Luis (Puerto Soledad), primer establecimiento permanente de las Provincias Unidas en las islas. Tres años más tarde el gobierno amplió la concesión a los colonos, se creó la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas con asiento en la isla Soledad y jurisdicción hasta el cabo de Hornos y se designó a Vernet comandante de la unidad. Se instalaron gauchos, afroamericanos e indios que trabajaron como peones y familias alemanas e inglesas. Se construyeron viviendas, se reconstruyó el penal, se levantó un saladero de pescado y carne, se armó la goleta Águila y se levantó un fuerte con artillería defensiva y un buque de guerra. La función principal fue la aplicación irrestricta de la Ley Nacional de Pesca, la cobranza de los derechos de pesca en aguas jurisdiccionales, el arresto de los infractores, el transporte de maderas desde el estrecho de Magallanes y el enlace con el territorio de las Provincias Unidas.
Esa política estaba en contradicción con el imperio inglés que pretendía usar las islas como punto estratégico de su comercio global. En 1832 se produjo un enfrentamiento con pesqueros estadounidenses y el gobierno de EE UU realizó la primera movida: declaró unilateralmente que el archipiélago de Malvinas era un área libre de cualquier poder administrativo. El 2 de enero de 1833 los ingleses realizaron la segunda movida: usurparon las Islas Malvinas. A bordo de la corbeta Clío fuertemente armada, el comandante John James Onslow, obligó a los habitantes y fuerzas militares a retirarse de las islas. Prevaleció la fuerza militar imperial que continúa hasta el día de hoy.
No obstante, algunos habitantes se quedaron y el 26 de agosto de 1833 se rebelaron ante la nueva situación. Liderados por el gaucho Antonio Rivero, entrerriano de pocas palabras y acción decidida, fueron de la partida dos gauchos, Juan Brasido y José María Luna, y cinco indios charrúas acriollados: Luciano Flores, Manuel Godoy, Felipe Salazar, Manuel González y Pascual Latorre. Solo tenían facones, boleadoras, pistolas y mosquetes. Atacaron de noche y tomaron la comandancia. En el enfrentamiento murieron cinco ocupantes y el resto de los colonos fueron enviados a la isla Celebroña. Izaron la bandera azul y blanca durante cinco meses. En octubre llegaron más fuerzas británicas para recuperar las islas. A pesar de la superioridad militar lograron vencer la resistencia de los gauchos y charrúas recién en enero de 1834.
El 28 y 29 de septiembre de 1966 se llevó adelante el Operativo Cóndor, liderado por Dardo Cabo y en el que participaron otros 17 integrantes. Secuestraron un avión con destino a Rio Gallegos, aterrizaron en el hipódromo de Puerto Argentino, tomaron como rehenes al jefe de policía, al jefe de los Marines Reales y algunos kelpers, enclavaron siete banderas argentinas y exigieron al gobernador el reconocimiento de la soberanía argentina. La tensión duró varias horas, las fuerzas militares inglesas aumentaron y se produjo una negociación en la que se pactó la rendición de los argentinos, la mediación de la iglesia católica y la entrega de las armas. El 1º de octubre fueron embarcados en el ARA Bahía Buen Suceso, trasladados a territorio nacional y enjuiciados en Tierra del Fuego. La acción fracasó pero el impacto político fue grande y la reivindicación popular resurgió con fuerza.
El 2 de abril de 1982 nos despertamos con la noticia de la recuperación de las Malvinas. Una acción que produjo perplejidad y conmoción en algunos, alegría, cuestionamientos o apoyos en otros. El sentimiento de soberanía nacional sobre las islas y la bronca contra la dictadura militar se mezclaron. Pero la Operación Rosario estaba en marcha y nuestros soldados ya estaban allá.
La respuesta británica fue rápida. El 3 de abril ordenaron la movilización de tropas y el 5 de abril partieron desde el puerto de Portsmouth dando inicio a la Operación Corporate con el objeto de desalojar a las fuerzas argentinas de las islas. Se reabastecieron en la base aérea estadounidense de la isla Asención donde recibieron los misiles aire-aire AIM-9L Sidewinder y los antiaéreos FIM-92 Stinger que produjeron la muerte de muchos pilotos argentinos. Las fuerzas armadas francesas les proporcionaron información confidencial sobre el avión Super Étendard y el misil antibuque Exocet AM 39 que habían vendido a la Argentina. En territorio sudamericano contaron con la ayuda de la dictadura militar chilena que realizó tareas de espionaje a favor de los usurpadores. La solidaridad latinoamericana surgió fraterna de la mano de los cubanos, peruanos, ecuatorianos y venezolanos que estuvieron dispuestos a enviar armas y voluntarios.
El 1º de mayo se iniciaron los combates. La desproporción del poderío militar inglés era evidente. El sentimiento patriótico de los defensores de la soberanía argentina también. El 2 de mayo se produjo el cobarde hundimiento del Crucero General Belgrano que estaba fuera de la Zona de Exclusión y en el cual murieron 323 marinos argentinos. Los británicos mostraban su cara inflexible en la guerra. No respetaban reglas como no habían respetado los tratados que le negaban derechos sobre las islas.
La audacia y coraje de nuestros pilotos significó el hundimiento de seis embarcaciones inglesas, la valentía de nuestros soldados impidió durante días el avance inglés en las islas. Pero las fuerzas argentinas carecían de un sistema de defensa articulado, no tenían suficientes helicópteros y trasporte mecanizado, tampoco municiones, ropa adecuada y provisiones suficientes. La brutalidad y el maltrato de algunos oficiales hacia sus propios soldados también existieron y fueron denunciados en los juicios llevados a cabo en 2009. El pueblo argentino y la mayoría de los combatientes cumplieron su papel. Los dictadores, no. El resultado militar fue implacable.
Los soldados, marinos, pilotos, gendarmes y prefectos que pelearon en el Teatro de Operaciones fueron 23.348. Los muertos argentinos 649, los heridos 1657. Las bajas británicas fueron 255 y murieron tres isleños. La posguerra también es dramática. Los Centros de Excombatientes contabilizan más de 1.000 suicidios y los casos con trastornos sicológicos crónicos, desocupación y pobreza son innumerables.
Salú a nuestros héroes!! Las Malvinas son y serán argentinas.
Ruben Ruiz
Secretario General