Pionero de los dibujos animados en la historia del cine
Un día como hoy pero de 1896 nacía Quirino Cristiani, caricaturista, director de animación, guionista y pintor italiano (nacionalizado argentino) que realizó el primer largometraje de dibujos animados de la historia del cine, el primer largometraje animado sonoro del mundo y la primera película argentina con sonido óptico (el sonido cinematográfico se grababa directamente sobre la película fotográfica).
Nació en Santa Giuletta, provincia de Pavia, Lombardía. A los cuatro años se trasladó a la Argentina con su familia debido a que se padre se encontraba desocupado. Hijo de Luigi Cristiani y de Adele Martinotti. Se aquerenciaron en Buenos Aires donde Quirino cursó sus estudios primarios y secundarios. Sus padres querían que estudiara medicina pero él se escapaba del secundario al Jardín Zoológico para observar a los animales y tomar apuntes y para tomar lecciones de dibujo con maestros como Lorenzo Gigli, Alfredo Guido y Ángel Vena.
Realizó varios cursos en la Academia de Bellas Artes y dibujó caricaturas callejeras que grababa en un minuto a razón de un centavo el ejemplar. Trabajó en diferentes diarios hasta que en 1916 fue contratado por el productor cinematográfico italiano Federico Valle para realizar caricaturas en el final de cada película que se presentaba bajo el título de “Actualidades Valle” en los cines.
El desafío fue que le solicitaron que las imágenes no fueran fijas por lo cual debió idear deferentes técnicas para darles movimiento. Investigó los métodos de animación utilizados por el francés Émile Cohl y el estadounidense Winston McCay. Concluyó que la mejor técnica era dibujar figuras en cartulina que luego troquelaba y cosía a fin de darle movimiento.
Una sección en el noticiero en la que trabajaba Cristiani se llamaba “La Intervención en la Provincia de Buenos Aires”, sátira política a full. Transcurría el año 1917 y dio a luz el primer largometraje de dibujos animados de la historia que se tituló El Apóstol, con libreto de Alfonso de Laferrére, dibujos de Diógenes “Mono” Taborda, maqueta del arquitecto Andrés Ducaud, producción de Federico Valle y financiamiento del dueño de una cadena de cines de apellido Franchini.
El corto hacía eje en el conflicto permanente entre el presidente Hipólito Yrigoyen, y el gobernador bonaerense, Marcelino Ugarte. El guion exponía la lucha del presidente de la Nación por acabar con la corrupción reinante en la provincia de Buenos Aires. Se elevaba al cielo, se cruzaba con el dios romano Júpiter a quien le solicitaba el uso de sus poderes para incendiar Buenos Aires y reconstruirla desde cero. Finalmente, se despertaba de sus sueños y se resignaba a la terrenal realidad con la cual interactuaba cotidianamente.
El film estaba compuesto por 58.000 dibujos proyectados a 14 cuadros por segundo. Cristiani trabajó con una filmadora que enfocaba una mesa donde desplegaba las figuras a las que dotaba de movimiento en cada cuadro. Tardó casi un año y trabajó en forma solitaria.
Fue un éxito total y se presentó en el cine “Select Lavalle” durante un año.
En 1918 realizó su segundo cortometraje: Sin dejar rastros. Versaba sobre el hundimiento de la goleta “Monte Protegido” cometido por las fuerzas navales alemanes, hecho que había provocado manifestaciones populares en Buenos Aires exigiendo al gobierno que abandonara su neutralidad. El film duró solamente un día en cartelera y fue confiscado por el gobierno que privilegió no tener un entredicho diplomático con Alemania.
Retornó a su profesión de caricaturista para los diarios pero no abandonó su métier. Realizó cortometrajes sobre futbol, boxeo, medicina y ciencias. El dinero era escaso asique ideó un nuevo proyecto: “El Public-cine”. Consistía en recorrer los barrios que carecían de salas cinematográficas y proyectar películas al aire libre. Nuevo éxito asegurado. Solo hubo un problema. La Municipalidad opinó que la aglomeración de cinéfilos obstruía el tránsito y perturbaba la paz por lo que el emprendimiento fue prohibido.
En 1927 fue contratado por la Metro-Goldwin-Mayer como director de publicidad de la filial argentina. Simultáneamente, iba construyendo su propio centro de operaciones: “Cristiani Studios”, ubicado en Uriburu 460 de la ciudad porteña.
En 1931 estrenó un nuevo film: Peludópolis, el primer largometraje de animación sonoro, de 80 minutos de duración. Una sátira política que describía la corrupta “ciudad del Peludo”, como se lo conocía popularmente al presidente Hipólito Yrigoyen. Eran fuerzas piratas que abordaban la nave del Estado y desalojaban a las fuerzas de “El Pelado” (Marcelo Torcuato de Alvear) hasta que irrumpía un barco de papel al mando de un gobierno provisional que tomaba el poder.
El gobierno golpista del ’30 interrumpió varias veces la filmación y el estado caótico de la situación en manos de una dictadura hizo que su repercusión fuera intrascendente. En 1933 se retiraron las últimas copias en circulación. En ese contexto, “Cristiani Studios” se dedicó al doblaje y subtitulado de las películas extranjeras.
En 1938, realizó otro largometraje: El mono relojero, obra infantil basada en un cuento de Constancia Vigil y con adaptación de Eleazar Maestre. Se filmó en blanco y negro y fue la primera película en la que Cristiani utilizó acetatos en lugar de las figuras dibujadas y recortadas a mano.
En 1941 Walt Disney viajó a la Argentina para el estreno de una de sus películas e intentó contratar a Cristiani para que integrara su staff en los estudios de EE UU pero el ofrecimiento fue rechazado dado que él quería continuar trabajando en forma independiente en el país.
Tras cartón filmó el corto Entre pitos y flautas sobre el futbol. Se creía que la película estaba perdida pero en noviembre de 2021 se encontró una copia en 16 mm. Se proyectó en agosto de 2022 en el “Centro Cultural 25 de Mayo”, del barrio porteño de Villa Urquiza. Actualmente, se encuentra bajo la guarda de la Fundación Cineteca Vida.
En 1942 realizó cortos publicitarios y una película animada de una operación de gastroenterología que observó y luego dibujó. En 1943 realizó su último film: Carbonada sobre la comida homónima que se hace con vegetales, frutas y carne y es popular en varias regiones de Chile, Argentina y Bolivia.
En 1957 y 1961 se produjeron dos incendios voraces en los laboratorios de Quirino Cristiani y la mayoría de sus películas se destruyeron. Se lograron conservar El mono relojero, “Los que ligan” y Firpo-Dempsey. Luego de esos episodios se retiró, se mudó a Unquillo, provincia de Córdoba, se instaló en una casa que bautizó “Cineville” y viajó en forma regular a su casa paterna en el gran Buenos Aires.
En el invierno de 1984 falleció en Bernal. Las figuras, negativos y cuadros le rindieron un respetuoso adiós y apagaron la luz. The end.
Salú Quirino Cristiani!. Desconocido y creativo adelantado que rumbeó por estos lares del fin del mundo. Por tu humor sagaz y por tu mirada satírica de la realidad.
Ruben Ruiz
Secretario General