Virginia Apgar
Un día como hoy pero de 1909 nacía Virginia Apgar, anestesióloga, pediatra, profesora universitaria y bibliotecaria estadounidense que dedicó su vida profesional al estudio de los efectos de la anestesia en mujeres embarazadas y las razones de las muertes prematuras de los bebés y creadora del Test de APGAR: método utilizado para valorar la salud de los recién nacidos que es empleado hasta el día de hoy por anestesiólogos, gineco-obstetras, perinatólogos, pediatras y neonatólogos, que redujo ostensiblemente la mortalidad infantil y permitió prevenir numerosas enfermedades en los bebés/as.
Nació en en Westfield, estado de Nueva Jersey. Hija de Helen May Clarke y Charles Emory Apgar, trabajador de una empresa de seguros y que se dedicaba a la investigación de la electricidad y las ondas de radio en su laboratorio casero ubicado en el sótano de su vivienda, que construyó un telescopio artesanal para sus estudios de astronomía y que publicó varios artículos sobre las lunas de Júpiter. Su hermano mayor murió a los tres años de tuberculosis y otra hermana padecía eczema crónico. Quizá esa realidad familiar influyera para que se dedicara a la ciencia.
Cursó sus estudios primarios en la Westfield High School y realizó el secundario en el Mount Holyoke College donde eligió las orientaciones de zoología y artes. Al mismo tiempo, trabajaba esporádicamente para costear sus estudios (uno de sus trabajos fue atrapar gatos para el laboratorio de fisiología), practicaba basquetbol y beisbol, colaboraba en el periódico de la escuela y tocaba el cello y el violín.
En 1929, recién recibida, se trasladó a Nueva York e ingresó en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia. Ese mismo año se produjo el colapso de la Bolsa de Nueva York y el inicio de la Gran Depresión. Apgar no se acobardó; logró que sus familiares le extendieran un préstamo por cuatro mil dólares y se graduó en 1933 con notas brillantes. Posteriormente, obtuvo una beca para realizar un internado en la especialidad de Cirugía en el Centro Médico Presbiteriano de Columbia. Eran ocho mujeres y ochenta y dos varones.
A pesar de la capacidad demostrada, su jefe -el cirujano Alan Whipple- le aconsejó que no continuara con la especialización. Que derivara su esfuerzo en ser anestesióloga, una profesión más viable y solicitada. La realidad cantaba. Los pacientes preferían cirujanos hombres. La competencia en Nueva York era feroz en el contexto de la depresión económica. Cuatro cirujanas entrenadas por él habían fracasado en el intento de sostener un consultorio.
El doctor Whipple admiraba su energía, su habilidad técnica, su dedicación y paciencia y consideraba que esta incipiente rama de la medicina necesitaba profesionales con esas cualidades. Apgar estaba endeudada, su familia necesitaba ayuda económica y estaba sola en la “capital del mundo”. Decidió tomar el consejo e iniciar el entrenamiento en Anestesiología.
Comenzó una residencia de seis meses con el anestesiólogo Ralph Waters en la Universidad de Wisconsin-Madison. Era la única mujer entre quince hombres. Continuó otros seis meses con el especialista Ernest Rovenstine en el Hospital Bellevue de Nueva York y se recibió.
En 1938 retornó al Hospital de Columbia con el cargo de Directora de la División de Anestesia y Anestesista Adscripta. Sueldo bajo, presupuesto insuficiente y resistencia de los cirujanos para aceptar a los anestesiólogos como pares ya que consideraban a esa actividad como subalterna.
Las necesidades derivadas de la Segunda Guerra Mundial jerarquizaron la profesión y el ingreso de más mujeres. Apgar luchó por transformar la División en el Departamento de Anestesiología. Lo logró. Formó estudiantes, profesionalizó la carrera y desarrolló un ambicioso plan de capacitación pero la dirección recayó en el especialista Emmanuel Papper y ambos fueron nombrados profesores de la cátedra de Anestesia.
Su próximo paso fue dedicarse a la Anestesia Obstétrica en el Hospital para Mujeres Sloane, de la universidad de Columbia. La mortalidad materna era elevada en EE UU. Había pocas sesiones académicas y literatura pertinente. El tratamiento a las parturientas era inadecuado y los bebés/as corrían riesgos innecesarios. La anestesia general se administraba con mascarilla y no se valoraba correctamente el riesgo producido por la aspiración bronquial en las embarazadas.
Apgar se centró en estudiar los efectos de la anestesia en parturientas y en detectar las razones de las muertes prematuras de neonatos. Observó que la mayoría de las muertes de recién nacidos se daba en las primeras 24 horas. Su primera lucha fue que se considerara al bebé/a como un segundo paciente y no como parte de la madre. Fue el principio de la Anestesiología Obstétrica.
Durante varios años examinó a 1021 recién nacidos y relacionó la correlación existente entre los indicadores existentes, el método del parto (espontáneo, con fórceps, con cesárea) y el tipo de anestesia empleada. Con esos datos elaboró un sistema de evaluación de la salud de los recién nacidos que permitió salvar muchas vidas.
Constaba de cinco aspectos de los recién nacidos: Color: normal / manos y pies azulados / cuerpo pálido o azulado (Apariencia), Frecuencia cardíaca: superior a 100 latidos por minuto / inferior a 100 latidos o sin pulso (Pulso), Reflejos: reacciona ante la estimulación / pequeños gestos faciales / sin respuesta (Gesticulación), Tono muscular: actividad espontánea / brazos y piernas flexionadas con escasos movimientos / sin movimientos (Actividad), Ritmo y esfuerzo respiratorio: normales y llanto adecuado / lento y llanto débil / ausente (Respiración).
Cada aspecto era puntuado con 0,1,2. La suma de la puntuación iba de 0 a 10. El test se realizaba un minuto después del nacimiento y, en algunos casos se repetía a los cinco minutos. La puntuación se cotejaba con el desarrollo del parto y los anestésicos aplicados a la madre y se modificaban las prácticas a la luz de los resultados. En 1952 presentó su método en el Congreso de la Sociedad Internacional de Investigación en Anestesia y en 1953 se publicó en la revista “Anesthesia & Analgesia”. Había nacido el Test de APGAR, cuya sigla era un acrónimo de su apellido formado por las primeras letras de cada aspecto relevado para generar la puntuación ante el nacimiento de cada bebé/a: Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad, Respiración.
Impulsó que los datos fueran tomados por anestesiólogos/as o por la enfermera circulante. Temía que los obstetras subestimaran o ignoraran la puntuación. El estudio “Collaborative Project”, (1964) que contenía los datos de 17.221 nacimientos concluyó que la puntuación Apgar era un predictor de la supervivencia neonatal y del desarrollo neurológico.
En 1959, realizó una Maestría en Salud Pública en la Escuela de Higiene y Salud Pública Johns Hopkins y se incorporó a la “Fundación March of Dimes” como directora de una nueva división de malformaciones congénitas. Esta fundación fue creada para combatir la poliomielitis y promover la investigación médica y con el tiempo se especializó en mejorar la salud de los bebés, prevenir los defectos del nacimiento, la mortalidad infantil y el bajo peso. Fue designada Vicepresidenta y Directora de Investigación Básica (1967-1972) de la Fundación y Vicepresidenta de Asuntos Médicos (1973-1974); durante su gestión se consiguió un masivo apoyo público para las investigaciones y una mayor atención a los problemas del nacimiento.
En 1972 publicó ¿Is My Baby All Right? (¿Mi bebé está bien?): una síntesis sobre la concepción, gestación y nacimiento, qué podía salir mal y por qué y una descripción de veinticinco anormalidades congénitas basándose en casos reales.
Una guía para el conocimiento del embarazo y el parto y para enfrentar situaciones difíciles.
En el verano de 1974 falleció a causa de una insuficiencia hepática en el centro Médico Columbia donde había pasado tantos años ayudando a embarazadas y recién nacidos.
Salú Virginia Apgar! Por tu percepción y persistencia para alejar potenciales problemas en nuestro primer minuto de vida y ayudar a enfrentar momentos críticos con herramientas inexistentes hasta tu aparición en el primer equipo de la vida…
Ruben Ruiz
Secretario General