Marcha a San Cayetano en dictadura
Un día como hoy pero de 1981 se producía la mayor manifestación callejera contra la dictadura hasta ese momento. Fue convocada por un plenario de gremios y agrupaciones que actuábamos en la CGT-Brasil y terminó en la iglesia de San Cayetano del barrio de Liniers, en la ciudad de Buenos Aires.
No fue una decisión espontánea. Había antecedentes protagonizados por los trabajadores/as.
En octubre de 1977 se llevó a cabo una huelga no declarada. Comenzó el 26 de octubre con un paro de actividades de trabajadores señaleros de varias líneas de trenes en CABA y Gran Buenos Aires; se sumaron los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires y los pilotos de Aerolíneas Argentinas (presentaron su renuncia 346 de los 360 pilotos). En Rosario pararon los trabajadores del ferrocarril Mitre y los grandes talleres en Pérez y Villa Diego. Días después se sumaron los cobradores del Hipódromo de Palermo y declararon el paro los trabajadores de Segba y Agua y Energía de Rosario, de la flota de Shell, de YPF en La Plata, Comodoro Rivadavia y Mendoza, de Encotel de provincia de Buenos Aires y Mendoza, de Obras Sanitarias, de la planta de Coca Cola y Embotelladora Sáenz Briones, de Cerámicas Lozadur y del Frigorífico Wilson, entre otros. El conflicto duró 11 días y hubo aumentos salariales del 34% al 43% aunque la inflación era muy superior. Un hito poco recordado.
El 27 de abril de 1979 se llevó a cabo el primer paro nacional contra el gobierno militar convocado por la Comisión de los 25 (obreros navales, camioneros, de la industria del tabaco, taxistas, mineros, cerveceros). Fue parcial y desparejo, pero llegó a impactar en varios lugares del país. En el gran Buenos Aires y las grandes ciudades del interior la huelga se hizo sentir fuerte. El descontento se iba nacionalizando.
En noviembre de 1980 alumbró la CGT-Brasil con Saúl Ubaldini a la cabeza. El 22 de julio de 1981 se realizó el segundo paro nacional contra la dictadura; el 7 de agosto se realizó una marcha hacia San Cayetano en Buenos Aires donde participaron varios miles de trabajadores/as encolumnados, en Rosario se congregaron decenas de miles de personas en la procesión para pedir pan y trabajo, en Quilmes se produjeron distintas marchas y protestas.
Pero el 7 de noviembre fue distinto. El movimiento de los trabajadores/as que luchaba contra la dictadura militar convocó a la sociedad a protestar en conjunto. A los partidos políticos, a los movimientos de derechos humanos, a los estudiantes. Y funcionó. Todos fueron parte. Algunos oficialmente, otros escabullidos en la multitud.
Era sábado. Hacía calor y el ambiente estaba caliente. La consigna convocante era “Paz, pan y trabajo”. Desde la mañana temprano se apostaron -en un radio de 10 cuadras alrededor de la iglesia- centenares de agentes uniformados, de civil y la Infantería con apoyo de los helicópteros que sobrevolaban el lugar. La mayoría viajábamos en colectivos y trenes con cara de “yo no fui”. La zona se fue poblando. Nos juntamos en un predio atrás de la cancha de Vélez Sarsfield y empezamos a marchar.
Saúl Ubaldini en el centro, nos entrelazamos los brazos y avanzamos. Se sumaba gente desde todos los costados. En pocos minutos fuimos miles. Algunos calcularon 15.000, otros 20.000. La policía nos quiso impedir la marcha; hubo forcejeos y algunos palazos, pero la marea se hizo incontenible. “Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar…”, “Pan, trabajo, la dictadura abajo…” y “Libertad, libertad…” fueron los cantos que crecieron en la caminata. Ingresamos a la iglesia y llegamos al patio de atrás donde se realizaría la misa a cielo abierto. Algunos miles adentro y varios miles más en las calles del barrio de Liniers.
Al finalizar la misa, se abrió un portón que daba a la General Paz donde nos esperaba la Infantería. Algunos miles bordeamos la avenida, nos agrupamos en las barrancas de pasto y abajo del puente del cruce con Avenida Rivadavia. Y retomamos cantos más variados. La “marcha peronista”, “…el pueblo unido, jamás será vencido”, “se va a acabar…”.
Comenzó la represión y los enfrentamientos mientras nos retirábamos.
Seguía haciendo calor y el ambiente estaba más caliente. Nos fuimos golpeados pero confiados en que habíamos roto el cerco. Era el comienzo de la movilización civil más amplia contra la dictadura militar. Al día siguiente los medios masivos de comunicación, que habían emitido notas amenazantes durante las jornadas previas, no tuvieron más remedio que informar la masividad de la marcha, los enfrentamientos con la policía y el cambio notorio en la voluntad popular, fundamentalmente, de los trabajadores/as.
Nos volvimos en colectivos y trenes más unidos, más confiados, con caras de “…yo sí fui”.
Era sábado, como olvidarlo.
Un poco más tarde Nueva Chicago le ganaba a Estudiantes de Buenos Aires 1 a 0 en Mataderos y se aseguraba el ascenso a Primera División. En el sur del gran Buenos Aires, Quilmes goleaba a Tigre 4 a 0 y también se encaminaba al ascenso que se aseguraría una semana después…
Ruben Ruiz
Secretario General