Ser independientes, paso enorme después de ser libres
Un día como hoy pero de 1816 los diputados del Congreso de Tucumán declararon por unanimidad la independencia de las Provincias Unidas en América del Sud de los violentos vínculos que nos ligaban a los reyes de España, sus sucesores y metrópoli y de toda otra dominación extranjera, y para recuperar los derechos de que fuimos despojados. Decisión corajuda para la época y que nos interpela todavía hoy.
Esta declaración tiene su historia.
En 1814 Fernando VII había recuperado la corona en España y estaba dispuesto a dar batalla por las colonias en América del Sur. La restauración monárquica también se iba imponiendo en el resto de Europa. O sea, que no era un sueño extraviado del rey español, era una tendencia. A su vez, los realistas habían derrotado a las fuerzas patriotas en Huaqui, Vilcapugio y Ayohúma, en el Alto Perú, y amenazaban la frontera norte de las Provincias Unidas.
Estos hechos alteraron la ecología política. La Banda Oriental al mando de José Gervasio Artigas estaba rebelada contra el gobierno central de Buenos Aires y su prédica iba creciendo entre los caudillos federales del Litoral. La situación del Director Supremo, Carlos María de Alvear, era precaria y el enfrentamiento con las huestes rebeldes era inminente. Sin embargo, el militar encargado de enfrentar a las fuerzas federales, Ignacio Álvarez Thomas, pactó con los enviados por Artigas, se pronunció contra el gobierno central y marchó con sus tropas hacia Buenos Aires.
El 15 de abril de 1815 Alvear fue depuesto y reemplazado por Álvarez Thomas que envió misivas a las provincias para que eligieran sus diputados para un decisivo Congreso en Tucumán. En el interín se enfrentó con las fuerzas federales del Litoral y se produjo un nuevo pacto que lo alejó del poder central y lo instaló por unos días a Antonio González Balcarce. En el norte, el general porteño José Rondeau se allanó a pactar con Martín Miguel de Güemes una nueva estructura de mando y, a partir de esa firma, se estableció una estrategia victoriosa contra el invasor español en la zona.
En ese contexto, se inició el Congreso de Tucumán el 24 de marzo de 1816. El diputado porteño Pedro Medrano fue su presidente provisional. No participaron Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental en señal de protesta contra las decisiones del gobierno central ni Paraguay que se había constituido en República. A pesar de estar en permanente confrontación militar con los españoles, participaron los diputados de Chichas (Potosí), Charcas (Chuquisaca) y Mizque (Cochabamba). Los pueblos originarios quedaron al margen de las deliberaciones. El Chaco, el Comahue y la Patagonia no fueron convocados.
La primera decisión fue nombrar a uno de sus diputados como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el general Juan Martín de Pueyrredón, que tuvo el apoyo decisivo de José de San Martín y de Martín Miguel de Güemes. El Congreso de Tucumán ocupó el centro del poder político en una sola jugada. Decisiva, firme y contenedora del conjunto.
Las tensiones eran evidentes. ¿Se votaría la independencia? En ese caso, qué tipo de independencia se impondría, qué formato de organización política se asumiría, cuál sería el apoyo concreto a la lucha continental contra los españoles, quién conduciría los destinos del territorio independiente. Decisiones vitales que definirían el éxito o fracaso del futuro cercano.
Los diputados de Buenos Aires pretendían hegemonizar las definiciones políticas, el rumbo económico y que la capital fuera la ciudad porteña. Los representantes del Alto Perú, territorio de enormes riquezas mineras, querían que la capital fuera Cuzco e imponer una economía menos centralista. Los ingleses jugaban su partido a favor del libre comercio y limitaban la ayuda militar a los españoles, con quienes tenían acuerdos pero también estaban enfrentados por la hegemonía del comercio mundial. Manuel Belgrano proponía establecer una monarquía constitucional y coronar a un rey inca. San Martín bregaba por la finalización de los vínculos con el imperio español, la declaración de la independencia sin dilaciones y el inicio de la campaña libertadora contra los centros de poder realistas en Chile y Perú.
Durante semanas los diputados discutieron el alcance de sus atribuciones y los mecanismos de funcionamiento interno que denotaban los diferentes proyectos políticos y económicos en disputa por la hegemonía del Congreso y por el futuro tenor de las resoluciones. Finalmente, la presión ejercida por José de San Martín se hizo insoportable. Impulsó al diputado sanjuanino Francisco Narciso Laprida para presidir el Congreso de Tucumán durante el mes de julio e imprimió velocidad a la discusión sobre la independencia.
Se formó una comisión, integrada por los diputados Esteban Gascón, Teodoro Sánchez de Bustamante y José Mariano Serrano que propuso un Plan de materias de primera y preferente atención para las discusiones y deliberaciones del Soberano Congreso. Una serie de pasos prioritarios que debía emprender el Congreso. Fue el salvoconducto jurídico y político para discutir el punto central para el cual estaban convocados.
Así fue. Luego de aprobar el temario se propuso discutir el primer punto: la independencia de las Provincias Unidas en Sud América. Puesta a consideración, fue aprobada por aclamación. Los firmantes del acta fueron los diputados: Francisco Narciso de Laprida (presidente), Mariano Boedo (vicepresidente), Antonio Sáenz, José Darregueyra, Fray Cayetano José Rodríguez, Pedro Medrano, Manuel Antonio Acevedo, José Ignacio de Gorriti, José Andrés Pacheco Melo, Teodoro Sánchez de Bustamante, Eduardo Pérez Bulnes, Tomás Godoy Cruz, Pedro Miguel Aráoz, Esteban Agustín Gascón, Pedro Francisco de Uriarte, Pedro León Gallo, Pedro Ignacio Rivera, Mariano Sánchez de Loria, José Severo Malabia, Pedro Ignacio de Castro Barros, Jerónimo Salguero de Cabrera, José Colombres, José Ignacio Thames, Justo Sta. María de Oro, José Antonio Cabrera, Juan Agustín Maza, Tomás Manuel de Anchorena, José Mariano Serrano (secretario) y Juan José Paso (secretario).
El 19 de julio se incorporó el agregado: “y de toda otra dominación extranjera” mediante un acta complementaria secreta que se votó ese mismo día y que cerraba el camino a las apetencias británicas o a la estrategia pergeñada por algunos opositores a la independencia que querían entregar nuestro territorio al imperio portugués.
El Congreso solicitó la impresión de tres mil ejemplares en castellano, quichua y aimara y dispuso el envío de las copias a todos los rincones de las Provincias Unidas en Sud América.
La casa perteneciente a Francisca Bazán de Laguna fue el escenario donde acontecieron estos hechos históricos. La ciudad de San Miguel de Tucumán, el sitio protector de las deliberaciones. La contradictoria política nacional, el nervio movilizador. La tozudez de un pueblo que no quiso ni quiere ser dominado, su savia. La tarea inconclusa, el motivador para seguir construyendo nuestra historia y encontrar un rumbo definitivo, que aún está en disputa.
Salú, Pueblo Argentino!!
Ruben Ruiz
Secretario General