Padre del cine africano
Un día como hoy se despedía Ousmane Sembène, director, productor y guionista de cine, actor, escritor y activista político africano que retrató en clave autóctona la historia del colonialismo en el continente negro, desgranó los fracasos de las religiones en esa región del mundo, elaboró una crítica veraz sobre la nueva clase política africana y mostró la fuerza de las mujeres africanas.
Nació en 1923 en el puerto de Ziguinchor, en la región de Casamance, sur de Senegal. Hijo de una humilde pareja de pescadores, a los siete años empezó a ir a una escuela coránica y a otra francesa. Aprendió árabe y francés y mantuvo su lengua materna: el wolof. Cuando sus padres se separaron sufrió diversas mudanzas a casas de familiares hasta que recaló con un tío materno: Abdou Ramane Diop, profesor rural que tuvo gran influencia en su formación y lo acercó a la lectura.
Cuando cumplió 13 años su tío murió y Ousmane partió a Dakar a vivir con otros familiares. Ingresó al colegio secundario con el objetivo de alcanzar el certificat d’études que le permitiría obtener una plaza en los empleos administrativos permitidos a los africanos. Su carácter lo traicionó, se peleó con un profesor y fue expulsado del establecimiento. Comenzó a trabajar de pescador y luego de albañil.
Su tiempo libre lo distribuía entre el cine y la reunión con sus amigos en la plaza del Mercado Central de Dakar donde conoció a los griots o gewels, narradores de historias continuas. Ocupaban un escalafón bajo en la jerarquía de castas wolof, pero tenían una licencia particular: podían hacer comentarios sobre todos los hombres, sin distinción de cargos o proveniencia. Dominaban el arte de las revelaciones del xamxam, el saber histórico y social y retrataban con maestría las tensiones de los personajes de sus cuentos, advertían sobre los vaivenes de la fortuna o sobre las trampas que sobrevolaban las relaciones de poder.
Fueron otra influencia notable para definir su vocación y consolidar su trabajo posterior.
A los 19 años, en plena Segunda Guerra Mundial, fue enrolado en el cuerpo de fusileros senegaleses (tirailleurs sénégalais) y enviado a combatir al norte de África y Alemania. Los combatientes africanos eran enviados a los campos de batalla más duros y sangrientos. Sufrió discriminación pero sobrevivió. Luego de la desmovilización, retornó a Senegal e ingresó al ferrocarril. En 1947 participó de una prolongada huelga que paralizó toda el África oriental francesa, desde Dakar a Abiyán. Veinte mil ferroviarios exigieron que las autoridades coloniales cumplieran con la oferta de mejores salarios y escalafón laboral que les habían prometido antes de ir a la guerra. Ousmane fue detenido pero la huelga llegó a buen puerto.
En 1948 emigró a Francia. Su primer destino París. Su primer trabajo, mecánico en Citroën. Su segundo destino fue Marsella. Su situación, pobre de toda pobreza. Su trabajo: estibador. Recompuso mínimamente su economía diaria. Ingresó a la central sindical CGT, se afilió al Partido Comunista y completó su formación en la biblioteca de la confederación sindical. Se encontraba asiduamente con los libros de clásicos franceses y de autores marxistas. Poco a poco se convirtió en un líder sindical y fue cofundador del Sindicato de Trabajadores Senegaleses en Francia. Ratificó su compromiso político y se opuso a la guerra en Indochina y en Argelia.
Integró el MRAP (Movimiento contra el racismo y por la amistad entre los pueblos), cofundó la sección marsellesa del PAI (Partido Africano del Independencia) y del PAIGC (Partido Africano por la independencia de la Guinea Portuguesa y Cabo Verde). En 1959, creó la sección del Movimiento de Liberación de Guinea-Bissau y Cabo Verde. Tenía claro que las reivindicaciones sociales y laborales iban unidas a la posibilidad de ser independientes y de unir a los pueblos africanos.
Sufrió un accidente laboral que le dejó una lesión en la espalda y lo mantuvo internado boca abajo durante seis meses. Medianamente repuesto se reintegró al trabajo del puerto en calidad de controlador. Al mismo tiempo empezó a escribir poesía y novelas. En 1956 publicó su primera obra El estibador negro, una alegoría a su propia experiencia en suelo galo y en 1957 publicó Oh Patria, mi gente hermosa, un relato sobre su lugar de nacimiento e infancia. En 1959 participó del “Segundo Congreso de los escritores y artistas negros” y publicó su tercera novela, Las astillas de dios, un relato donde desgranó la huelga ferroviaria en la que había participado de joven. Todas estas publicaciones fueron posibles gracias a la “Asociación Presencia Africana” y su sólida editorial.
En 1960 regresó a una Senegal independiente, viajó por África Oriental, vio las consecuencias de la colonización y el alzamiento de una nueva élite corrupta, comprobó el analfabetismo reinante y juzgó que un nuevo tipo de comunicación era posible a través de las imágenes. Ganó una beca para estudiar en la Escuela de Cine de Moscú, se recibió y con nuevos conocimientos volvió a su patria. De inmediato, filmó el primer cortometraje en su tierra, Borom Sarret (carretero en idioma wolof), relato de los sufrimientos del conductor de carromatos y su drama cotidiano frente al hambre. Es considerada la primera película africana dirigida por un africano. Luego filmó otro corto, El imperio Songhay, sobre la resistencia de etnias musulmanas asentadas en Mali contra el invasor francés.
Nacía el cineasta africano que se acercaba al pueblo en su idioma, con cuadros de la vida cotidiana, música tradicional xalam, intérpretes no profesionales y sin abandonar su idioma literario. Al toque filmó Niaye, un drama familiar y de jerarquías sociales y de corrido escaló en la consideración internacional con La Noire de…, la historia de Diouana, joven analfabeta de Dakar contratada por una familia blanca cuyos maltratos y obligatoriedad de jornadas sin descanso la deciden por el suicidio. En 1968 filmó Madabi, un relato de las peripecias por las que pasaba un habitante anónimo de Dakar para cobrar un giro que le había enviado un sobrino debido a la intrincada burocracia poscolonial.
En 1971 filmó Emitaï, expresión de las transformaciones de la conciencia de los habitantes de su pueblo natal, las prácticas animistas del pueblo Diola frente a los rituales militares blancos, las contradicciones por la falta de protección de sus dioses ante la brutalidad colonial. En 1974 se animó con Xala, un irónico y descarnado retrato de la nueva élite poscolonial y dos años después filmó Ceddo una película que describía la lucha de ese pueblo contra el islamismo, el cristianismo y el comercio de esclavos, luego de la consolidación de la presencia colonial. El filme fue prohibido en Senegal y comenzó una dura época en la que tuvo que sortear la censura gubernamental y la imposibilidad de acceder al financiamiento en la metrópoli.
Varios años después insistió con retratar los sufrimientos históricos de su pueblo. Filmó Campo de Thiaroye en la que contó la matanza de tropas africanas, producida en Dakar por los franceses, luego de una protesta salarial de los soldados nativos. En 1992 presentó Guelwaar en la que retrató las notables diferencias entre el mundo urbano católico y los campesinos musulmanes y que transformó en un canto orgulloso del país negro y una filigrana sobre la dignidad africana.
En el 2000 comenzó una trilogía sobre la lucha por su emancipación de la mujer africana que tituló El heroísmo de la vida cotidiana. La primera obra fue Faat Kine cuya protagonista atraviesa un doloroso ascenso social y es atravesada por las contradicciones de quien dejó atrás la pobreza y la dicha de quien disfruta el fin del dominio machista sobre su vida particular. En 2004 se introdujo en el mundo de la mitología que aún hoy imprime una brutalidad sin límites sobre el cuerpo femenino: la ablación del clítoris. Filmó Moolaadé, un valiente homenaje a la lucha de las mujeres de Senegal, Burkina Faso, Camerún, Marruecos, Túnez y la diáspora emigrante en territorio francés contra esa práctica milenaria de control del desarrollo humano y el placer.
En 2007 su corazón panafricanista que luchó con dignidad contra una grave enfermedad dijo Fin.
Salú Ousmane! Por tu sensibilidad para comunicarte con tu pueblo a través del arte y transmitir valores perennes contra la esclavitud, el colonialismo y por la dignidad de África, por tu talento y capacidad creativa al servicio de las mayorías, por tu eterna pipa que acompañó tus travesías.
Ruben Ruiz
Secretario General