El padre de la agricultura moderna
Un día como hoy pero de 1887 se despedía Jean-Baptiste Joseph Dieudonné Boussingault, químico, arqueólogo y minerólogo francés que descubrió la fijación del nitrógeno en los suelos por la acción de las plantas leguminosas, hecho que dio un impulso notable a la agricultura. Además realizó importantes contribuciones a la química del petróleo y a la metalurgia.
Nació en 1802 en la calle de la Parcheminerie, una de las más pobres de Paris. Comenzó a estudiar con una docente particular del barrio entre 1806 y 1807. Luego cursó el secundario en el Liceo Imperial Louis-le-Grand; respecto a los estudios superiores transitó un repecho interesante. Tomó cursos libres de química con Louis Jacques Thénard, de física con Lefevbre y Gay Lussac, de botánica con Georges Cuvier y de mineralogía con el abate René Just Haüy. Por último, ingresó en la Escuela Práctica de Mineros de Saint-Etienne, cerca de Lyon, donde se graduó de ingeniero.
Allí perfeccionó sus conocimientos de química, física, matemáticas, metalurgia, geología, geometría subterránea y mecánica. Un profesor ¬-el señor Le Boulanguer- lo introdujo en el análisis de muestras metálicas. Su primer trabajo científico lo presentó como un trabajo final en la carrera de estudios. Se trató de un experimento en el cual combinó platino y carbón. La temperatura debía ser extrema, superó la resistencia de la caldera y prendió fuego buena parte del sitio donde realizaba la prueba. No obstante, comprobó la existencia de silicio en el platino, hecho inédito hasta ese momento.
Paralelamente se desarrollaban las guerras de independencia en América. Los triunfos de los patriotas, obligaban a tener una idea más precisa sobre las características y riquezas de los territorios liberados. Simón Bolívar fue un adelantado en ese tema. Ungió a Francisco Antonio Zea con el título de “Enviado Extraordinario y ministro Plenipotenciario” y le encomendó dos misiones. Acordar un préstamo para proseguir la guerra y contratar científicos para estudiar el terreno, la conformación poblacional y abrir una Escuela de Minería en Santa Fe de Bogotá. La sigilosa misión consiguió que se formara un grupo de sabios para seleccionar a los aspirantes. Finalmente, los seleccionados fueron: Jean Baptiste Boussingault, el químico e ingeniero en minas peruano Mariano de Rivero, el entomólogo Jacques Bourdon, el botánico Joustine Marie Goudot, y el médico Deseado Francisco Roulin. La contrapartida a su trabajo sería: un sueldo de 7.000 francos mensuales durante cuatro años, un grado en el cuerpo de Ingenieros del Ejército y el traslado en barco.
Boussingault llego al puerto de La Guaira, Venezuela, en 1822. Se instaló en Caracas que había sido devastada por un terremoto diez años antes y se percató que el episodio telúrico había impactado fuerte en algunas ciudades y muy poco en otras cercanas. Se propuso estudiarlo. Llegó a la conclusión que las primeras habían sido construidas sobre terrenos cristalinos o de granitos, más permeables al movimiento; en cambio, las segundas se habían asentado sobre terrenos sedimentados de arenisca, piedras calcáreas y material aluvional en capas superpuestas que actuaron de atenuador. Continuó sus exploraciones y descubrió dos nuevos minerales. El urao, que los originarios sacaban de la laguna homónima para mezclar con el tabaco y resultó ser sesquicarbonato de sodio. Otro mineral utilizado por ellos era el clavo, un carbonato doble de cal y ceniza de sodio, muy parecido a la dolomita que denominó gaylussita.
Recorrió extensas regiones de la actual Venezuela en las que realizó mediciones barométricas y estudios botánicos. El más conocido es sobre el árbol de la leche que denominó árbol nodriza porque podía alimentar a los recién nacidos. Descubrió que esta leche vegetal tenía un componente especial, la fibrina, que la volvía notablemente nutritiva.
Continuó recorriendo Nueva Granada. En el territorio actual de Colombia descubrió otro mineral que denominó marmatila, un compuesto de sulfuro de zinc y de hierro. Investigó en los valles, llanos, las cordilleras central y oriental y estudió las minas de oro y plata del Chocó. Fue contratado por las empresas mineras británicas para realizar auditorías del potencial de las minas. Llegó a la conclusión de que serían productivas con mayor tecnología y mano de obra pero que no debían emprender excavaciones en nuevos territorios hasta que las existentes fueran autosustentables económicamente. Su consejo no fue escuchado. Eso motivó que bajara al río Cauca con unos macheteros y se dedicara a cultivar yuca, maíz y banano. Además, continuó sus estudios sobre la flora y fauna. Estableció los componentes de una uva nutritiva cuyo jugo era utilizado por los originarios, al que llamaban ajuapar, describió tipos de sauces, insectos, zancudos grandes y pequeños, estableció la composición de los suelos de diferentes regiones y su adaptabilidad a posibles industrializaciones, etc. Finalmente, llegó al actual Ecuador donde midió alturas y condiciones atmosféricas y los gases de los volcanes (entre ellos el Chimborazo) y la composición y los efectos de la lluvia tropical.
A su retorno a Europa se dedicó al estudio de la fisiología vegetal. Simultáneamente, fue designado profesor de Química en la Facultad de Ciencias de Lyon y luego electo decano. En 1835 se casó con Adèle Lebel, hija de un alsaciano propietario de una mina; en 1836 abrió la primera estación experimental agrícola en Pechelbronn (Alsacia), propiedad de su esposa, donde realizó muchos de sus experimentos. Comprobó que las plantas fijan el carbono que existe en al ácido carbónico del aire, que descomponen el agua para apropiarse del hidrógeno y que incorporan nitrógeno, generan proteínas y lo devuelven al suelo a través de las bacterias nutrificantes.
Descubrió así, el “ciclo del nitrógeno”: los mecanismos que plantas y animales utilizan para tomarlo, cómo se incorpora al suelo y cómo mejora su composición (bacterias, orina, excrementos). También descubrió los ciclos del carbono, calcio y fósforo (ciclo de circulación de la materia). Elaboró técnicas de rotación de cultivos contra el desgaste del suelo, estudió la composición química del guano y la importancia del uso de fertilizantes, descifró la cantidad de gluten existente en diferentes tipos de trigo, el proceso de mutación de las plantas, la proporción mayor de nitrógeno en los suelos donde se cultivaban leguminosas, definió el cociente fotosintético. Creó una nueva disciplina: la Teoría Agrícola.
También se dedicó a la Zootecnia y estimó las raciones adecuadas para animales en cautiverio. En otro orden, realizó importantes aportes a la metalurgia a través de sus estudios sobre el hierro y el acero y sobre el proceso de producción del asfalto. Por último, descubrió la relación entre la enfermedad del bocio y el yodo y recomendó el uso de sal yodada para combatir sus efectos.
En 1839 fue nombrado profesor de la cátedra de Agricultura en el Conservatorio de Artes y Oficios de París. En la Asamblea Constituyente de 1848 se desempeñó como representante de la provincia del Bajo Rhin y luego elegido por los republicanos moderados como miembro del Consejo de Estado. La dinámica política no lo satisfizo y renunció. En 1851 volvió a la docencia como profesor de Química Agrícola, cargo que desempeñaría hasta sus últimos días.
Salú Jean Baptiste! Por tu perseverancia para descubrir procesos ignorados de la naturaleza, por relacionarlos con la vida económica de los seres humanos y por ser un gran curioso, eficaz y práctico.
Ruben Ruiz
Secretario General