Petrona Eyle
Un día como hoy pero de 1945 se despedía Petrona Eyle, médica y feminista argentina que ejerció su profesión en varios rincones del país y luchó por los derechos de la mujer y los niños y niñas.
Nació en 1866 en la ciudad de Baradero, provincia de Buenos Aires. Hija de colonos suizos que se instalaron en el centro de la provincia, donde fueron beneficiarios del reparto de tierras que se realizó en esa época para los inmigrantes, se convirtieron en colonos y más tarde se aquerenciaron en el noreste provincial. Su padre era cirujano militar y llegó a ser concejal en Baradero.
En 1877 la familia se trasladó a la provincia de Entre Ríos y en 1882 Petrona ingresó en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. Cuatro años después se graduó como maestra normal. En 1887 fue enviada a Suiza para estudiar medicina. Ingresó en la universidad de Zúrich, primera casa de altos estudios en el mundo en aceptar que las mujeres asistieran a las clases de filosofía y que estudiaran la carrera médica.
En 1891 se recibió de doctora. La tesis que defendió se tituló “Anomalías de las orejas de los delincuentes” escrita en inglés y francés. En línea con las teorías de su tiempo, trabajó con material del Instituto de Ontología de Zúrich e investigó las características del pabellón auricular de los delincuentes en la cárcel de esa ciudad. El 1893 regresó a la Argentina y revalidó su título en la UBA. Se convirtió en la segunda médica que ejerció en nuestro país.
Desarrolló su profesión en numerosos hospitales públicos y clínicas privadas. Allí tuvo sus primeros contactos con los principios feministas. En 1895 sus pasos la llevaron a la ciudad de Buenos Aires e ingresó a la Asociación Médica Argentina. En 1901 organizó el “Congreso de Mujeres Argentinas”.
En 1910, junto a Cecilia Grierson, fundó la «Asociación Universitarias Argentinas» desde donde bregaron por la igualdad de las mujeres desde el punto de vista jurídico, económico y social. Ese mismo año, participó en la organización del Primer Congreso Femenino Internacional junto a Julieta Lanteri, Cecilia Grierson, Sara Justo, Irma Vertúa, Alicia Moreau, Ada Elflein, Fenia Cherkoff de Repetto, Leonor y María Martínez Bisso y Ernestina López. Fue un evento que desbordó de integrantes, especialmente de Latinoamérica.
Durante esa época fue autora o coautora de numerosas iniciativas en defensa de las mujeres y los postergados/as que dirigió al Congreso Nacional con objetivos precisos: “Protección a la Maternidad” (1903), “Sanidad y Asistencia Social” (1906), “Jubilación de los docentes” (1907), “Igualdad de Derechos Civiles para la Mujer” (1919), entre otras.
En 1924 fundó la “Liga contra la trata de blancas”, organización que denunció las diferentes formas de abuso que existían en la Argentina (especialmente en las grandes ciudades): violación, embarazos tempranos, abusos sexuales, prostitución, explotación laboral, en ambientes de absoluta marginalidad.
También fundó y dirigió la revista mensual “Nuestra causa”. Fue una publicación donde se congregaron mujeres mayoritariamente socialistas que expresaron sus ideas en diferentes campos. El derecho al sufragio femenino fue un tema de lucha y reflexión permanente pero también se animaron a poner en tela de juicio el papel que le fuera asignado a la mujer en la sociedad y las normas que sostenían su subordinación.
El feminismo cercano discurría en sus páginas. Las denuncias de las discriminaciones cotidianas en diferentes ámbitos de la vida también.
Se leían en sus páginas textos como los siguientes: “… ¿la mujer que va a la fábrica, al servicio doméstico, al trabajo en los campos, en los talleres, en el comercio, en las oficinas, en las escuelas, en las profesiones, deja de ser esposa, de ser madre, de cuidar del hogar?” o “La casada. Velará constantemente por el orden de la casa. Por el honor del marido. Por el buen nombre y educación de los hijos. Por su propia dignidad. No debe asistir a menudo a visitas, reuniones o fiestas: es muy mal visto. Debe ser amable y hacendosa, cuidando minuto a minuto la economía y el embellecimiento del hogar(…) mientras que al hombre, al Ser declarado enfáticamente superior por fuerza e inteligencia; el que tiene todos los derechos, el que disfruta de todo su albedrío, sólo está obligado a llevar ¡el pan! Al hogar… y hay tantos millares de hombres que ni eso son capaces, sin embargo, no se les priva por inútiles y perjudiciales, de todos los derechos que aún se le niegan a la mujer”. No era una declamación académica, era una protesta sólida y argumentada contra el estereotipo social reinante.
Murió cuando en Argentina hacía su aparición el subsuelo de la Patria sublevada y algunas cosas cambiarían de cuajo. Su trabajo incansable, junto al de muchas otras mujeres, por algunos derechos exigidos durante décadas tuvieron su digno corolario. Se consagró el derecho al voto femenino, se promulgaron leyes de protección a la mujer trabajadora, a la maternidad y la niñez, se allanó el camino para su participación política.
Salú Petrona Eyle! Personalidad de la lucha por los derechos de la mujer, los niños y niñas en nuestro país que aún se encuentra invisibilizada y merece ser recordada como un estandarte de dignidad y coraje.
Ruben Ruiz
Secretario General