Lili Bleeker
Un día como hoy pero de 1985 se despedía Caroline Emilie Bleeker, física y empresaria neerlandesa (holandesa) considerada como quien abrió una nueva perspectiva internacional en el diseño y la fabricación de microscopios.
Nació en 1897 en la ciudad de Midelburgo, capital de la provincia de Zelanda, Países Bajos. Hija menor de Gerhardina Martha Döhne, ama de casa, y de Johannes Lambertus Bleeker, párroco de la iglesia evangélica luterana de Ámsterdam, que había aceptado el puesto en una casa parroquial del sureste del país, en la zona donde finalizan los pólderes que le ganaban terreno al Mar del Norte.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Lycée Lange Sint en Pietersstraat y aunque era una alumna adelantada, su madre la desalentaba con el estudio e influía para que cumpliera tareas domésticas en su hogar. Finalizados los estudios, Lili se quedó un año en su casa para ayudar a su madre y aprovechó los momentos de ocio para estudiar griego y latín.
En 1916, decidió romper el mandato familiar e irse a estudiar Matemáticas a la ciudad de Utrecht. Ingresada a la universidad, cambió de carrera. La atmósfera de la facultad de Física era más amable con las estudiantes y se respiraba un aire de mayor libertad. Fue de suma importancia la presencia y el estilo educativo del profesor Leonard Omstein que dirigía la carrera.
Su situación económica era precaria. Comenzó a trabajar como profesora en una escuela secundaria para mujeres, dio clases particulares y dirigió tutorías privadas. En 1919 trabajó en el Observatorio Astronómico Sonnenborgh de Utrecht y como ayudante de varios profesores en el laboratorio de física. En 1926 fue designada en el cargo de ayudante principal.
En 1928 se recibió de licenciada en Física con una tesis sobre “La medida de emisión y dispersión en el espectro de metales alcalinos”. Su impresión la realizó una imprenta, cuyo dueño era el padre de Gerard Willemse, que sería el compañero de toda su vida aunque nunca se casaran. Continuó buscando otros trabajos que mejoraran su condición económica pero su juventud era un importante impedimento para acceder a un puesto laboral.
En ese contexto, en 1930, decidió abrir su propia consultoría de física con el fin de asesorar a laboratorios y empresas en el dominio de esa especialidad y el manejo del instrumental. Los datos indican que fue la primera consultora de este campo de estudio en Países Bajos.
En septiembre de ese año incorporó un pequeño torno, un taladro y un banco de pruebas. La consultoría se transformaba lentamente en una pequeña industria de suministros para laboratorios y luego, en una fábrica de instrumentos científicos como galvanómetros y resistencias de precisión. El negocio crecía. Primero, se mudaron a unos garajes desocupados y luego a una locación más grande y más céntrica.
Su empresa sirvió como modelo para la creación, dos años más tarde, de la Organización Neerlandesa para la Investigación Científica Aplicada.
En marzo de 1933 se publicó el primer catálogo de productos y, unos meses más tarde, se compraron casas vecinas para ampliar la fábrica. Todas estaban conectadas por jardines; asemejaba a un laberinto. En 1936 la empresa se transformó en una sociedad de responsabilidad limitada y se incorporaron algunos socios. La dotación había crecido a 25 trabajadores.
Desde hacía años, Lili, era amiga del profesor Fritz Zernike, profesor de Física y Mecánica Cuántica en la universidad de Groninga que se había dedicado a la óptica física. Bajo su influencia y su asistencia financiera, Lili Bleeker decidió ampliar la empresa con un departamento de fabricación de instrumentos ópticos. En 1939 los socios disolvieron la sociedad limitada y Bleeker y Willemse crearon, en forma conjunta, la Fábrica holandesa de óptica y instrumentos Dra. C. E. Bleeker. Hasta ese momento esa actividad era casi inexistente en los Países Bajos.
La empresa descolló por la calidad de los instrumentos fabricados y se posicionó, tanto en su país como en el exterior. En 1939 comenzaron la producción de una serie de prismáticos de 6×24 de notable definición y con correa de transporte de cuero que fueron adquiridas por el ejército neerlandés. En 1940 se produjo la invasión alemana y discontinuaron la producción porque se negaron a ser proveedores del invasor nazi. La fábrica pasó momentos difíciles y con ayuda de amigas y contactos en Países Bajos y otros países lograron sobrevivir a duras penas. Solo producían microscopios para las universidades neerlandesas.
No obstante, escondieron en una de sus instalaciones a familias judías perseguidas por los alemanes durante casi toda la guerra. En 1944 fueron delatados y tropas del ejército alemán irrumpieron en la fábrica. No encontraron a las personas refugiadas ni elementos incriminatorios. Lili, que hablaba bien el idioma alemán logró desviar la atención de los soldados mientras las familias escapaban. Igualmente fueron detenidos e interrogados. No había pruebas que confirmaran la delación y los dejaron en libertad vigilada.
Ante esa situación, la fábrica fue cerrada. Los nazis la saquearon y la convirtieron en un polvorín. La persecución a la familia continuó. El suegro de Lili fue arrestado cuando imprimía propaganda para la resistencia y ejecutado en la fortaleza De Bilt. Bleeker y Willemse huyeron y se refugiaron en Zeist, una población cercana a Utretch, cobijadas por una familia amiga de una operaria de la fábrica. Durante ese período de cierre de la empresa, los salarios continuaron siendo abonados con ahorros propios. El día de la capitulación alemana, los trabajadores/as de la empresa fueron convocados para arreglar el desastre que habían dejado los saqueadores y recomenzar la producción.
El gobierno les otorgó un préstamo para retomar el funcionamiento que devolvieron con el total de intereses. En 1949 inauguraron las nuevas instalaciones en Zeist, el pueblo donde se habían refugiado. En pocos años el plantel alcanzó los 150 trabajadores/as, muchas de las cuales eran obreras que habían adquirido habilidades y especialidad. Lili fue la directora general, enseñó álgebra y geometría a sus empleados/as y estuvo a cargo del control de calidad de los productos. Dominio de toda la cancha, mucho antes de que emergieran Johan Cruyff y la Naranja Mecánica.
En 1953, su amigo Frits Zernike recibió el premio Nobel de Física por la invención del microscopio de contrastes de fases, que permitió observar celular vivas sin colorear. La empresa dirigida por Lili Bleeker fue la primera en producirlos en el mundo. Es más, produjo ciertas modificaciones que los mejoraron. Ese mismo año, recibió el título de doctora en Física.
En la década del ’60 las cosas empezaron a cambiar. Lili dirigía una empresa de punta pero seguía siendo una pyme familiar. Los nuevos mecanismos de comercialización requerían otros métodos. Phillips y Euratom se convirtieron en gigantes competidores. Aparecieron las empresas japonesas con productos de menor calidad pero mejores precios. El gobierno holandés no ayudó, se mantuvo neutral ante semejante disputa. La erosión de los salarios generó tensiones nuevas y negociaciones duras y prolongadas. Los especialistas eran tentados por las empresas más grandes que se transformaban en multinacionales. Fue una pelea distinta. Había que manejar otros conceptos y adaptarse a una iniciática mundialización de la economía.
En ese contexto y con 66 años, Lili Bleeker se jubiló y traspasó el mando a la junta directiva el 31 de diciembre de 1963. A las 17 horas se retiró junto a Gerard Willemse, su compañero y socio de casi toda la vida. Fue un momento disruptivo, seco, conmovedor. Se acababa una época. Ya había comenzado otra, sin pedir permiso ni dar respiro.
Salú Lili Bleeker! Por tu perseverancia, visión y claridad para enfrentar desafíos que no contemplaban a las mujeres para su resolución y, mucho menos, en la dirección de los vaivenes de la economía real.
Ruben Ruiz
Secretario General