El poeta supremo
Un día como hoy pero de 1321 se despedía Durante di Alighiero degli Alighieri, poeta, prosista, filósofo, teórico de la literatura y político italiano, considerado una de las más brillantes plumas de la literatura universal y un puente cultural entre el pensamiento medieval y el renacentista, donde la mirada fue virando desde los asuntos religiosos hacia las cuestiones más humanas.
El humanismo, la revalorización de ciertos valores de la cultura clásica griega y romana, la contemplación de la naturaleza con mayor libertad y el abandono del teocentrismo (sistema de creencias en la que dios es el centro de la existencia) por una concepción antropocentrista (el ser humano es el centro de la vida y los intereses de los seres humanos tienen prevalencia por sobre otras cosas) fueron las claves de esa nueva manera de ver el mundo y relacionarse.
Dante nació aproximadamente en 1265 (no hay certezas) en Florencia. Hijo de Gabriella (Bella) degli Abati y de Alighiero de Bellincione, notario y prestamista. Su madre murió cuando él tenía cinco años y su padre cuando tenía dieciocho. Sus primeros estudios los realizó con los franciscanos y con el filósofo Brunetto Latini y tuvo influencias del poeta Guido Cavalcanti; estudió poesía toscana, admiró la Escuela Siciliana y al poeta romano Virgilio. Además, dominó con solidez el latín y el provenzal.
A los nueve años conoció a la florentina Beatriz Portinari (un año menor) de quien quedó profundamente enamorado y cuyos sentimientos lo acompañaron el resto de su vida aunque no llegó a conocerla bien y rara vez se vieron en los años siguientes. Este estado influyó en Dante y fue muy importante para el desarrollo del “Dolce stil nuovo”, un grupo de poetas que escribieron centralmente sobre el amor basándose en la tradición trovadoresca y que utilizaron como herramienta métrica el soneto, la canción y la balada.
Dante también se involucró en la política y en las confrontaciones militares. En 1285 participó en el asedio y saqueo de Poggio di Santa Cecilia, defendido por los aretinos, en 1289 fue integrante de los Caballeros florentinos güelfos (que apoyaban al Papa) contra los gibelinos de Arezzo (que apoyaban al Sacro Imperio Romano Germánico) en la batalla de Campaldino y, meses más tarde, en el sitio y toma del castillo de Caprona, cerca de Pisa.
En junio de 1290 se presume que murió Beatriz Portinari, su musa inspiradora, lo que le produjo un profundo impacto. No obstante, en 1291 consumó su casamiento con Gemma Donati -unión que había sido concertada años antes por las respectivas familias- con quien tuvo cuatro hijos/as y poca vida en común. Entre 1292 y 1293, escribió la obra Vida nueva en la que intercaló 31 poemas líricos (en forma de sonetos y canzoni) y 42 capítulos en prosa. Fue un texto cuidado en donde expresó su pasión imposible, una idealización extrema de su amada y la introducción novedosa de rimas hacia otra supuesta amada para ocultar su amor platónico.
Simultáneamente, adquirió rudimentarios conocimientos de medicina y en 1295 se inscribió en el gremio de médicos, boticarios y especiales, que lo habilitó a participar en la vida política (la norma exigía que para esa participación pública había que estar afiliado a uno de los gremios de la Corporazioni di Arti e Mestieri aunque no se ejerciera asiduamente).
Después de derrotar a los gibelinos, el sector de los güelfos se dividió en “Blancos” y “Negros”. Dante fue parte de los primeros. Decisión consciente y desgraciada. A fines de 1295 fue elegido miembro del Consejo Especial del Pueblo, a fines del año siguiente como miembro del Consejo de los sabios que era consultado para la elección de los priores, durante algunos meses de 1297 fue parte del Consejo de los Cientos, con atribuciones municipales, en 1300 fue electo como uno de los seis magistrados superiores de Florencia y luego como Regente.
Sin embargo, la situación política en Florencia era inestable. Sus ansias de autonomía respecto del poder papal, contradecía las intenciones del pontífice Bonifacio VIII que se apoyó en los güelfos negros para anexar la ciudad a los estados pontificios. El gobierno florentino, condenó a tres banqueros cercanos al Papa por desvíos económicos y Dante denegó la petición de que cien soldados papales permanecieran en la ciudad. Esto provocó que el pontífice decidiera invadir y tomar la ciudad por la fuerza.
En 1301 Dante fue nombrado embajador y jefe de la delegación para negociar un acuerdo de paz con el Papa. Éste pergeñó una jugada veloz: retuvo al poeta en Roma, envió de regreso a los otros miembros de la delegación, ordenó que las tropas de Carlos de Valois -hermano del rey de Francia- entraran a sangre y fuego en Florencia junto a los güelfos negros y nombraran un podestá (alcalde). Todo eso ocurrió en solo seis días.
Las consecuencias fueron trágicas: destrucción de gran parte de la ciudad y asesinato de la mayoría de los enemigos. El nuevo alcalde, Cante dei Gabrielli da Gubbio, condenó a 600 güelfos blancos sobrevivientes al exilio y se esmeró con Dante a quien acusó de extorsión, corrupción, ganancias ilícitas y, fundamentalmente, oposición a la Iglesia.
Años más tarde, se concedió una amnistía a los exiliados con la condición de que fueran tratados como delincuentes en una ceremonia religiosa y se sometieran a un consejo público en el que reconocieran su carácter de malhechores públicos. Dante rechazó las vergonzosas condiciones exigidas, continuó su doloroso exilio y nunca más regresó a Florencia.
Residió en Verona, Padua, Rímini, Lucca y Ravena. En ese contexto, entre 1304 y 1319, creó su obra máxima: La divina comedia, un poema épico, dividida en tres partes que contiene 33 cantos cada una y un canto de introducción, 14.233 versos y un patrón simétrico de rima. Un poemario de simbolismo religioso, crítico con la iglesia, que discutía conceptos teológicos y los mixturaba con conceptos científicos (la Tierra esférica, las estrellas lejanas, el método experimental). Una obra de arquitectura literaria de enorme solidez sintáctica que sentó las bases de la lengua italiana.
El personaje principal es Dante (el hombre) que nos relata su viaje guiado por Virgilio (la razón) y Beatriz (la fe) y que se inicia en el Infierno alegórico, borrascoso, formado por nueve círculos dosificadores del castigo según el pecado: los lujuriosos, avaros o glotones reciben menores penas; los traidores y violentos son los más castigados. No obstante el centro de la Tierra, final del averno, actúa como antípoda del ingreso y da la posibilidad de ver nuevamente las estrellas.
Continúa en el Purgatorio, montañoso, esperanzador, donde se redimen los arrepentidos de los siete pecados capitales: arrogancia, envidia, ira, pereza, avaricia, avidez, lujuria. Y, finalmente, el Paraíso, inmaterial, cósmico, místico, formado por nueve cielos que parangonan los órdenes angélicos y que Dante, sutilmente, denominó con nombres de cuerpos celestes (Luna, Marte, Mercurio, Sol, etc).
Riqueza expresiva, sanguínea; uso de una lengua más asequible para los que no sabían latín; síntesis de los conocimientos acumulados desde la Antigüedad hasta su época; filosofía, mitos, personajes históricos, destellos de acercamiento a las ciencias; crítica firme, pluma sutil, símbolos ineludibles.
En su exilio (y antes, quizás) también tuvo lugar la prosa. De vulgari eloquentia (Acerca del habla popular), un ensayo defensor de la lengua toscana, una aproximación hacia una sola lengua vernácula con una gramática dinámica, un intento de recuperación de la lengua natural, un ejercicio para empardar al latín, lengua dominante pero exclusiva de las élites. O Monarchia, un tratado sobre la potencial existencia de un imperio universal independiente que garantizare la unidad y la paz, no sujeta a autoridad papal alguna.
Autónomo, audaz, resiliente, erudito, actor de los acontecimientos de su época, constructor de sentido, influencer de las generaciones siguientes, escritor universal. Un integrante de lujo de nuestra popular imaginaria…
Salú Dante!! Genio y figura.
Ruben Ruiz
Secretario General