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Efemérides 18 de Febrero

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Mariano Mores

Un día como hoy pero de 1918 nacía Mariano Alberto Martínez, pianista, compositor y director de orquesta de tango argentino que transitó todos los escenarios y medios de la época: discos, radio, televisión, teatro y cine con un éxito indiscutible.
Nació en el barrio de San Telmo, ciudad de Buenos Aires. Su padre era viajante de comercio y eso determinó varias mudanzas durante su infancia. Primero a Tres Arroyos. Luego al barrio de Flores, donde estudió solfeo con la hermana de un almacenero vecino. Más tarde, a Lanús Oeste donde estudió en el Conservatorio D’Andrea con la profesora Amelia Faguada de Alcami y al cabo de un año se recibió de profesor de teoría musical, solfeo y armonía. Tenía solo diez años.
En 1929 emigró con su familia a España. Obtuvo una beca en la universidad de Salamanca y se perfeccionó como pianista clásico. Adquirió el perfil de niño prodigio y se ganó el apodo de “Lolo, el compositor relámpago” por su rapidez para improvisar a partir de algunas notas que le proponía el público en sus presentaciones.
En 1935 ocurrieron dos hechos que lo marcarían. El primero fue la degradación de la situación política en España y la posibilidad del comienzo de una guerra civil que implicó el retorno de su familia a la Argentina. El segundo fue la muerte de Carlos Gardel y la posibilidad de escuchar sus tangos por primera vez de la mano de su padre. El enamoramiento con esa música y con “El mudo” fue instantáneo. Según sus palabras: “…esa fue realmente su iniciación”.
En 1936 otro hecho lo marcó: murió su padre. Fue un golpe anímico muy duro. Además, la situación económica de su familia se complicó. Salió inmediatamente a buscar trabajo con 14 años y comenzó a trabajar como pianista de música internacional en el “Café de Vicente”, Corrientes casi Carlos Pellegrini. El sueldo, tres pesos con cincuenta por día. Simultáneamente, estudió piano en la Primera Academia Argentina de Interpretación (PAADI), dirigida por Luis Rubinstein. Allí compuso la música de su primera canción “Gitana, con letra del mismo Rubistein.
En la Academia también concurrían las hermanas Moragues: Myrna -la futura esposa de Mariano- y Margot que habían formado el dúo “Las hermanitas Mores”, con cierto reconocimiento público. El hábil pianista fue sorteando diferentes escollos y en 1938 el dúo se transformó en el “El trío Mores”, apellido artístico que terminó adoptando.
Ese año Mariano se mudo a la calle Terrada 2410, Villa del Parque, para estar cerca de Myrna. Alquiló una pieza con baño. Sus paredes estaban pintadas de azul pero regularmente se descascaraban por lo que él las volvía a pintar con cal y jabón azul para lavar la ropa. Era su manera de disimular la “mishiadura” ante su novia.
Así surgió su primer tango. “Cuartito azul” con letra de Mario Battistella y que grabara Ignacio Corsini. Éxito, incorporación al repertorio del trío y debut en Radio Belgrano. En esa época desplegó su ingenio musical con un hallazgo atrevido: tomó algunos temas de Masao Koga, un músico popular japonés, las reescribió en ritmo de tango y las grabó para el sello Columbia. Reconocimiento público importante y mejora sustancial de sus finanzas.
En 1939 ingresó a la orquesta de Francisco Canaro como director de coro. Pero su manera de componer lo hizo crecer. La década del cuarenta fue prolífica y se fue convirtiendo en una figura de la cultura popular. En 1941 compuso “En esta tarde gris” con letra de José María Contursi y de sobrepique “Gricel” con el mismo letrista. En los carnavales de 1943 estrenó uno de los tangos más escuchado de la historia: “Uno”, con letra de Enrique Santos Discépolo.
Al año siguiente desenfundó “Cristal” en yunta con Contursi y en 1945 desfiló con una de sus más grandes composiciones: “Adiós Pampa mía”, en dupla con Francisco Canaro y letra de Ivo Pelay. Un tango homenaje a la llanura pampeana con aire de pericón y estilo. A continuación, despuntó “Sin palabras”, con letra de Enrique Santos Discépolo.
Rondaba en su cabeza la idea de tener su orquesta propia y, encima, apareció el cine.
En 1948 se separó de la orquesta de Canaro. Dirigió la Orquesta Estable de Radio Belgrano y creó su propio “team” con Atilio Stampone al piano. Compuso un tango emblemático de nuestra vida urbana: “Cafetín de Buenos Aires”. Fue popular antes que apareciera como tema en el film “Corrientes, calle de ensueños”, en el que además actuaría. Fue también el último tango escrito por Discepolín. Tras cartón “Una lágrima tuya”, con letra de su hermano del alma Homero Manzi y “El patio de la morocha” con letra de Cátulo Castillo. Un gol al ángulo.
En 1953 compuso en coautoría con Dante Gilardoni “Taquito militar”, una milonga instrumenta que fue un intento por mixturar lo popular y lo culto y fue estrenado en el Teatro Colón. Fue un tema dedicado al ministro de Guerra del gobierno justicialista, Franklin Lucero. A su simpatía por el peronismo le puso música y logró que la música popular entrara al Coliseo mayor.
Las milongas y tangos se sucedieron. “La calesita”, “El firulete”, “Fandango”, “Tanguera”. El golpe del ’55 lo zarandeó pero se repuso. Incursionó en la televisión con “M ama a M”, con Mirtha Legrand, “Jueves de CAP” (Martín Fierro al mejor show televisivo), “La familia Mores”, con dirección de David Stivel. También en el teatro: “Buenas noches, Buenos Aires”, el megashow “Buenos Aires canta al mundo”, “Yo canto a mi Argentina, con el poeta lunfardo Héctor Gagliardi y el actor Tito Lusiardo.
No se olvidó de componer y filtró: “Luces de mi ciudad (luego, cortina musical de “Feliz domingo”), “Porque la quise tanto”, “Frente al mar”, “Ahora te llaman Lulú”, cantada por Tita Merello y Hugo del Carril. Con su espectáculo “Todo tango” recorrió el mundo y en 1992 realizó una gira por Japón que insumió 42 presentaciones. Los nipones agradecidos…
En 1984 se produjo la muerte de su hijo Nito a causa de un cáncer de columna. Fue una herida que nunca sanó pero soportó con hidalguía. Finalmente, ayudó en la música de las películas “Gatica, el Mono” y “Perón, sinfonía del sentimiento”, ambas dirigidas por leonardo Favio.
Fue un personaje siempre discutido en el mundo tanguero. Los seguidores de Troilo, Fresedo, Pugliese o D’Arienzo no lo consideraban del palo. No eran temas para bailar. Eran espectáculo puro definidos por su estilo, su histrionismo, sus muecas al tocar el piano, su pilcha. Sin embargo, sus composiciones tuvieron un impacto popular indiscutible, sus cantantes reconocidos por la entrega y su inspiración para musicalizar a los grandes poetas, inefable.
En abril de 2016 dejó el pentagrama a un costado y se despidió con una sonrisa indeleble.
Compositor nato, gran pianista, de oído polifónico, desenfadado, polémico, provocador, cultor de la viveza comercial. Un todoterreno. Un integrante querible de nuestra popular imaginaria.
Salú Mariano Mores! Por tu amplitud musical, por tu intrepidez compositiva, por llevar la música del barrio a buena parte del mundo.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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