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Efemérides 19 de Agosto – Rogelio García Lupo

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Emblema del periodismo de investigación en Argentina

Un día como hoy pero de 2016 se despedía Rogelio Juan Miguel García Lupo, alias “Pajarito”, periodista, editor, redactor, maestro de periodistas y creativo publicitario argentino que se transformó en uno de los pioneros autóctonos del periodismo de investigación cimentado en la lectura cotidiana de los diarios, el recorte y clasificación de artículos, la revisión paciente del Boletín Oficial y, una yapa: escudriñar diariamente en las noticias necrológicas de La Nación.
Nació en 1931 en la ciudad de Buenos Aires. Hijo único de Carmen Ángela Lupo, ama de casa y de Ramón Rogelio García Fernández, visitador médico. Su formación transitó en las instituciones públicas: la primaria en la escuela “Gregoria Pérez” de Recoleta, la secundaria en el “Julio Argentino Roca” de Belgrano y algunos años en la facultad de Derecho de la UBA.
Inspirado por el historiador Guillermo Gallardo se interesó en el revisionismo histórico. Alos 13 años solicitó su ingreso a la Alianza Libertadora Nacionalista junto a Ricardo Masetti y Rodolfo Walsh. La simpatía por el general Perón lo llevó a participar de la jornada del 17 de octubre de 1945. Asistió al tiroteo que le produjo heridas mortales a Darwin Passaponti frente a las puertas del diario Crítica (falleció en el Hospital Durand en la madrugada del día 18, producto de un balazo en la cabeza).
Apoyó y participó en la campaña electoral que llevaría a la presidencia al coronel Perón. En 1947 participó en las marchas contra la ratificación de las Tratados de Chapultepec que consideraban una claudicación ante el Departamento de Estado norteamericano y que, luego, se perfeccionó con la creación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en 1947 y de la OEA en 1948 de dudosas actuaciones. Fue su primera decepción con el gobierno.
Trabajó como auxiliar noveno de un juzgado de primera instancia en lo criminal. Pero en 1952 fue cesanteado por no utilizar el luto cuando murió Eva Perón. También fue excluido de la nómina de estudiantes universitarios. Él mismo relató que no fue una posición política. Simplemente no estaba de acuerdo. No lo utilizó ni cuando murieron sus padres.
No obstante, en 1952, comenzó a trabajar en publicaciones cercanas al peronismo: “Continente”, mensuario de arte, letras, ciencia, humor y noticias de interés general fundada por Oscar Lomuto y Joaquín F. Dávila y “La Opinión Económica”, el quincenario financiado y dirigido por la Confederación General Económica. Fue una época productiva en la que se sumergió en diversas temáticas periodísticas (cultural, económica, el mundo cinematográfico).
En 1954 se opuso a la firma de los contratos petroleros con la empresa yanqui California Argentina de Petróleo S.A, subsidiaria de la Standard Oil y en cuyo directorio estaba Spruille Braden. Estuvo preso tres meses en Villa Devoto. Algunos vecinos de celda con mayor “antigüedad” fueron los comunistas Osvaldo Pugliese, Héctor P. Agosti y Raúl Larra, entre otros. Según sus dichos fue una buena experiencia. Incorporó perspectivas que no había explorado.
Meses después trabajó en “Noticias Gráficas” (junto a Osvaldo Bayer) y en 1957 ingresó a la revista “Qué sucedió en 7 días” donde escribían Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz. A su vez, trabajó en las radios Belgrano y Argentina y como redactor de la agencia “Publi-art”, encargada de la campaña permanente de las máquinas de escribir Olivetti.
En 1958 participó de la investigación del asesinato de Marcos Satanowsky (abogado del director de La Razón) y formó parte de la comisión investigadora creada a tal efecto en el Congreso junto al periodista Rodolfo Walsh. Nacía el periodista de investigación.
Decepcionado por la deriva del gobierno de Frondizi (especialmente por su política petrolera) se trasladó a Cuba donde había triunfado la Revolución. Cofundó junto a Jorge Ricardo Masetti, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Carlos Aguirre y el uruguayo Carlos María Gutiérrez la agencia Periodística Prensa Latina, primera agencia informativa internacional dirigida por latinoamericanos y escrita en castellano. Fue su secretario de redacción. Esa valiosa experiencia duró un año. Renunció porque no quiso ser instrumento de la interna de la Revolución y, también, por un empujoncito de los dirigentes más alejados del “Che” Guevara.
Fue un corresponsal fugaz en Ecuador y Chile, colaboró con el semanario uruguayo “Marcha” y la revista argentina “Usted”. Regresó al país y se incorporó al staff de “Primera Plana”. Cuando el dictador Onganía prohibió su nombre en las editoriales comenzó a firmar bajo el seudónimo “Benjamín Venegas” y a colaborar con “Interpress”, de Roma.
En 1962 compiló una serie de sus trabajos y publicó La rebelión de los generales, veinticinco capítulos apasionantes que se transforman en una crónica precisa de los primeros años de la década del ’60, secuencias ocultas de la dinámica del poder, conjuras, hechos de violencia, episodios policiales y muertes misteriosas, el enfrentamiento entre “azules y colorados”, las intrigas y operaciones cívico militares, los grupos políticos, las logias y alianzas clandestinas. El libro fue prohibido dos veces y, finalmente, fue autorizado por la justicia.
Colaboró con la revista Compañeros y fue asesor de la Editorial Jorge Álvarez. Tras cartón publicó ¿A qué viene De Gaulle?. El protagonismo del dirigente europeo como contrincante del poder estadounidense, las relaciones comerciales con el país galo y la necesidad del gobierno de Arturo Illia de encontrar su lugar en el mundo. En 1968 salió a la luz Contra la ocupación extranjera, la desnacionalización de las empresas argentinas, el entramado de préstamos asfixiantes, las presiones contra el incipiente desarrollo industrial, el papel entregador de los militares en las empresas después del golpe del ’55.
Ese mismo año conformó el equipo que dirigió la comunicación de la CGT de los Argentinos junto a Rodolfo Walsh, Horacio Verbitsky y “Pirí” Lugones. Amateurismo puro hecho por profesionales. Información candente, coraje político, entrega sin filtro, periodismo ad honorem. En 1971 publicó Mercenarios y Monopolios en la Argentina, de Onganía a Lanusse que rápidamente se convirtió en best seller. Una disección quirúrgica de decisiones y personajes de una nueva entrega de la Nación.
Participó de la campaña electoral de Cámpora-Solano Lima y en 1973 fue director ejecutivo de Eudeba. Fue factor decisivo para la publicación de una saga política que también se convirtió en best seller: La revolución chilena, Salvador Allende, La revolución peruana, general Julián Velasco Alvarado y La batalla de Panamá, general Omar Torrijos.
En 1974 fue amenazado por la Triple A y se exilió un tiempo en España. Regresó a la Argentina y comenzó su exilio interno. Trabajó en Comarco, empresa constructora de un amigo. En 1982 estaba en Piriápolis y un ex vice comodoro de la Fuerza Aérea (también amigo) le anticipó la operación militar sobre las Islas Malvinas un par de meses antes. La primicia sobre el desembarco lo empujó a regresar al periodismo. Escribió en “Tiempo” de Madrid y “La República” y “El Nacional” de Venezuela; en 1984 ingresó a “El periodista de Buenos Aires” donde escribió notas relevantes.
Un año antes, había publicado “Diplomacia secreta y rendición incondicional”, donde escudriñó en los antecedentes que precedieron al conflicto de Malvinas, los negocios financieros, los intereses petroleros, el tráfico de armas, las logias secretas y las causas de la rendición total. En 1989 escribió Paraguay de Stroessner, obra reveladora de la simbiosis entre política y crimen, la desolación del pueblo y la quimera del montaje de un enclave nazi en el cono sur.
Sus últimas obras fueron Últimas Noticias de Perón y su tiempo y Últimas noticias de Fidel Castro y el Che. En la década del ’90 ingresó a “Clarín” donde fueron resonantes algunas denuncias como la de lavado de dinero, narcotráfico y venta de armas que finalizaban en el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI) del saudita Gaith Pharaon y sus vinculaciones con el poder menemista.
Fue un impulsor decidido de la tradición latinoamericana del periodismo argentino en yunta con Gregorio Selser. Vivió las vicisitudes del continente y las describió en “El Nacional” de Caracas”, “Punto Final” de Chile, “Marcha” de Uruguay, “Jornal do Brasil”, entre otros.
Periodista cabal que confiaba más en el trabajo propio de clasificación de recortes para armar su archivo que en los algoritmos de uso masivo, en la lectura concienzuda de los diarios y en los documentos de constitución de empresas que develan más de lo que parece, en la historia como punto de partida del periodismo, en el cuidado del lenguaje, en la tarea continua. Investigador incansable y diseccionador del mundo militar, las transnacionales, las élites económicas, los cipayos autóctonos, el espionaje y la presión de las potencias, las mafias.
Salú Rogelio García Lupo!

Ruben Ruiz
Secretario General 


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