Universidad Obrera Nacional – UTN
Un día como hoy, pero de 1948 se creó la Universidad Obrera Nacional que en 1959 cambió su denominación por la de Universidad Tecnológica Nacional y se incorporó como una institución más al sistema universitario argentino. Su objetivo fue servir como instituto superior de formación técnica y completar la formación ofrecida por las escuelas técnicas del país. Ayudó, enormemente, a profesionalizar a miles de trabajadores/as, apropiarse de los adelantos tecnológicos de la época y favorecer su movilidad social.
Ese día se aprobó la ley 13.229 que generó su creación, pero la Universidad comenzó a funcionar en 1952 cuando el Poder Ejecutivo dictó el Decretó Nº 8014/52 que la dotó de su primer reglamento de organización y funcionamiento. En 1955 ya contaba con sedes en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Rosario, Mendoza, La Plata, Tucumán, Avellaneda y Bahía Blanca. Luego del golpe de estado del ‘55 fue intervenida y hubo intentos de clausurarla que fueron resistidos exitosamente por docentes y estudiantes.
Un antecedente de su creación fue la iniciativa -a principios de la década del ’40- del ingeniero Pascual Pezzano, profesor de Tecnología Mecánica de la Escuela Industrial Otto Krause, quien luego de un viaje de visita a diferentes politécnicos del mundo comenzó a realizar reuniones fuera del horario de clases con sus alumnos para explicar su proyecto de crear un Instituto Técnico Superior para los egresados del Krause para continuar con estudios de especialización. Recordemos que en ese momento no existía la Facultad de Ingeniería que se fundaría en 1952.
La Universidad Obrera Nacional concretó, así, ese y otros esfuerzos por acercar la capacitación profesional a los trabajadores/as. Es más, para ingresar había que demostrar ser obreros con una certificación que extendía la CGT. Los alumnos podían ser egresados del 2º ciclo de la CNAOP (Comisión Nacional del Aprendizaje y Orientación Profesional, creada en 1943 para impulsar la educación técnica) o de las escuelas industriales de la Nación.
Los cursos fueron inaugurados el 17 de marzo de 1953 por el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, quien expreso ese día: «…no queremos universidades para formar charlatanes y generalizadores. No queremos escuelas para formar hombres que les digan a los demás cómo hay que hacer las cosas sino hombres que sepan hacer por sí las cosas (…) y para esto hay que tener manos de trabajador y vivir con olor a aceite de las máquinas».
Esa fue su impronta inicial. Formar “ingenieros de fábrica” capacitados para dominar procesos de producción. Para tener un perfil eminentemente práctico. Era una necesidad de ese momento del país en el que la industrialización avanzaba con rapidez.
Las carreras tenían una duración de cinco años y el horario de dictado de clases era de 19,15 a 22,30 horas para que los trabajadores/as pudieran concurrir después de su jornada laboral. Su sede original fue Medrano 951 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde hoy continúa la Universidad Tecnológica Nacional.
Las especialidades que se dictaban eran de una diversidad tal, que hablaban a las claras de la urgencia de profesionalización que imponía el desarrollo imperante. Eran: construcción de obras, hormigón armado, obras sanitarias, mecánica, automotores, transporte y mecánica ferroviaria, instalaciones eléctricas, electromecánica, aeronáutica, industrias textiles, industria naval, electrotécnica y telecomunicaciones.
Además, existían una serie de materias comunes a todas las carreras: Sindicalismo y Legislación Obrera I y II, Legislación del Trabajo, Tecnología de fabricación y organización industrial, Administración y contabilidad e Higiene y Seguridad Industrial. No se olvidaron de nada…
En 1953 ingresaron 676 alumnos, en 1954 ingresaron 1034 y en 1955 ingresaron 991 alumnos. Posteriormente, los ingresos fueron más numerosos y se consolidó el rol profesional ligado al dominio de las nuevas tecnologías, siempre dirigido a que los trabajadores/as tuvieran prioridad y condiciones para cursar. Fue una creación que superó los gobiernos, los golpes de estado, los intentos de clausura, las diferencias políticas y los cambios de nombre. Bien vale un recuerdo emotivo para saludar una experiencia que tuvo y tiene a los trabajadores/as y el aprendizaje de las técnicas del futuro como centro permanente de ocupación.
Salú!!
Ruben Ruiz
Secretario General