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Efemérides 21 de Enero – Sophia Jex-Blake

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Líder de “las siete de Edimburgo” y primera médica de Escocia

Un día como hoy pero de 1840 nacía Sophia Louisa Jex-Blake, médica, profesora y feminista inglesa que dirigió la campaña para garantizar el acceso de las mujeres a la educación universitaria en su país y cofundó dos facultades de medicina para mujeres, ubicadas en Londres y Edimburgo, en una época en que las altas casas de estudios se negaban a incorporarlas.
Nació en Hastings, sur de Inglaterra. Hija de Mary Cubitt y de Thomas Jex-Blake, abogado jubilado de un estudio especializado en derecho civil. Fue la última hija de esa pareja perteneciente al movimiento evangélico dentro de la iglesia anglicana. Hasta los ocho años fue educada por sus padres; a partir de 1848 ingresó a varias instituciones educativas privadas. Sobresalían dos características: su carácter rebelde y su gran interés por la escritura.
En 1857 vacacionó en Gales y ayudó en la escuela de niños de Bettws-y-Coed. Esta experiencia la acercó al magisterio. En 1858 ingresó en el Queen’s College de Londres, se matriculó en las siete asignaturas de la carrera: matemáticas, inglés, francés, historia, filosofía natural, astronomía, teología e historia de la Iglesia y se recibió en un año con altas notas. En 1859 fue convocada para dar clases de repaso en Matemáticas en la universidad.
Su padre fijó una condición: que no cobrara salario. Sophia aceptó el convite. Terminado el primer trimestre y consiguió que le comenzaran a abonar el sueldo. Además, enseñó contabilidad en forma gratuita en la Sociedad para la Promoción del Empleo de la Mujer y dictó clases en una escuela infantil de Great Ormond Street.
Paralelamente, conoció a la reformadora e impulsora de la construcción de viviendas sociales Octavia Hill que enseñaba en el Colegio de Mujeres Trabajadoras y con quien entabló una fuerte amistad. Vivió con Octavia y su familia y acordó hacerse cargo de varios gastos de la casa hasta que se padre se opuso a ese acuerdo. Las presiones familiares fueron fuertes. Se mudó a Brighton y luego a Edimburgo donde estudió matemáticas y alemán. En 1862 viajó a Alemania para investigar el funcionamiento de las escuelas para mujeres y trabajó como profesora de inglés particular y en el Instituto Gran Ducal de la ciudad de Mannheim.
Al finalizar su investigación viajó a Manchester donde intentó organizar un Colegio de señoritas pero no obtuvo el financiamiento necesario. En 1865 emprendió un viaje a EE UU con el fin de visitar instituciones educativas norteamericanas. Allí cambió su vida. Conoció a Lucy Sewall, médica residente del Hospital de Nueva Inglaterra para mujeres y niños (Boston), pionera de la medicina social. Visitó instituciones en Massachusetts, Michigan, Missouri y Ohio y retornó a Boston. Sus experiencias quedaron plasmadas en un pequeño libro titulado _ Una visita a algunas escuelas y facultades americanas_.
A su regreso, la doctora Sewall le realizó una propuesta novedosa: que fuera residente del hospital a cambio de trabajos administrativos y contables. Aceptó y fue una experiencia inspiradora. Nacía una nueva vocación. Realizó cursos de anatomía en el hospital y clínica práctica en Massachusetts e ingresó en la facultad de Medicina de la Mujer, en Nueva York. Pero el grave estado de salud de su padre la devolvió a Inglaterra. No alcanzó a verlo. Había fallecido durante su travesía en barco.
En 1868 aceptó el pedido de la editorial Mc Millan para participar del libro _ El trabajo de las mujeres y la cultura de las mujeres_. Su capítulo se llamó “Medicina como profesión para mujeres”, en el que argumentó sobre la necesidad de igualdad de oportunidades para estudiar, la objetiva inclinación femenina hacia el cuidado de enfermos en diferentes épocas históricas y su probidad para realizarlo.
Comenzaba otra batalla en su país. Enfrentar la negación de educación universitaria para las mujeres. Se trasladó a Edimburgo, una ciudad más liberal con una universidad prestigiosa, y solicitó su ingreso a la facultad de Medicina. Se lo negaron. El argumento fue que no podían adecuar las instalaciones para una sola mujer. Sophia contratacó. No quería un lugar exclusivo para ella. Publicó anuncios en el periódico The Scotsman y otros de tiradas más limitadas invitando a las mujeres a matricularse en la carrera. Logró que otras seis jóvenes se inscribieran: Edith Pechey, Isabel Thorne, Matilda Chaplin, Helen Evans, Mary Anderson Marshall y Emily Bovell. Nacían “Las siete de Edimburgo”. Las autoridades claudicaron y comenzaba otra película. Peliaguda pero edificante.
Cuando las estudiantes demostraron que no había preeminencia intelectual masculina en el aprendizaje, la preocupación fue mayúscula y comenzó la hostilidad. Insultos, cartas obscenas, corridas por las calles, arrojo de basura y barro al ingreso del edificio. Sophia encaró una campaña sin dobleces. Escribió notas en los periódicos, dio conferencias públicas, publicó su libro Mujeres médicas, contrató abogados para que les permitieran ingresar a las salas del hospital, realizaba los reclamos administrativos, hablaba con los profesores para que las aceptaran en sus clases.
Todas aprobaron sus materias y sus prácticas hospitalarias, aunque Sophia debió suspender dos veces el Primer Examen Profesional por falta de tiempo y energía, lo que retrasó su graduación. Inclusive debieron soportar hechos de violencia cuando fueron a rendir lo exámenes de Anatomía. Los varones se parapetaron en la puerta de la sala a los gritos y arrojando basura para impedir su ingreso. La acción se conoció como “la revuelta del salón de los cirujanos”. No lo lograron y las estudiantes pudieron dar su examen.
Ya no había impedimentos académicos para que se recibieran. Pero en 1873, el tribunal de la universidad falló que las estudiantes nunca debieron haber sido aceptadas y truncó la posibilidad de recibir sus títulos. Algunas compañeras de Sophia optaron por terminar sus carreras en el exterior. Ella resistió. Se enfrentó al tribunal examinador y al de la universidad sin éxito. En 1874 cofundó la Escuela de Medicina de para Mujeres de Londres y se empeñó en una campaña para modificar las leyes que impedían el acceso de las mujeres al título y a la profesión.
Al año siguiente, junto a dos compañeras, solicitaron dar el examen en el Colegio de Cirujanos para obtener la Licencia de Partería y ser incluidas en el Registro de la profesión. Hubo cabildeos durante una semana hasta que aceptaron que las solicitantes dieran el examen de Cirugía que, además, les hubiera permitido optar por el título de doctoras en medicina. La Sociedad de Obstetricia se opuso y presionó para que los miembros del jurado renunciaran y nadie los reemplazara. No hubo examen.
La opinión pública lentamente se puso del lado de las estudiantes. La obtusa negativa a permitir que las mujeres ejercieran la medicina ya no gozaba de popularidad. Finalmente, en mayo de 1876 cambió la ley y se permitió que todos los Tribunales Examinadores admitieran mujeres. Para esa fecha Sophia Jex-Blake y Edith Pechey habían decidido recibirse en la universidad de Berna. Aprobó sus exámenes y su tesis -que refirió a la fiebre puerperal- y recibió su título el 10 de enero de 1877.
Posteriormente, se presentó ante el único Tribunal Examinador que admitía mujeres en Dublín, aprobó el examen y recibió la Licencia del Colegio de Médicos del Rey y la Reina de Irlanda que le permitió ingresar al Registro de Médicos de Inglaterra (General Medical Council). Realizó estudios suplementarios de medicina, recorrió y asesoró a varias instituciones hospitalarias.
En 1878 se afincó en Edimburgo. En junio instaló su consultorio y se constituyó en la primera médica de Escocia. La afluencia fue creciendo lentamente. Tres meses más tarde, abrió una pequeña clínica donde atendía a mujeres que vivían en la pobreza e indigencia y que se transformó en el Hospital y Dispensario para Mujeres de Edimburgo, dirigido y atendido solo por mujeres. En 1885 abrió la Escuela de Medicina para Mujeres que cerró en 1892 cuando la universidad de Edimburgo aceptó el ingreso de mujeres. En 1899 se jubiló y se trasladó a la localidad de Wyndydene, Sussex Oriental, sur de Inglaterra, donde pasó sus últimos años junto a su amiga, la doctora Margaret Todd. Fue un lugar de reunión de colegas, alumnos y escritores de varios lugares del mundo.
Salú Sophia!! Por tu perseverancia para enfrentarte a la ignorancia académica, a la discriminación de género y por abrir una hermosa puerta para que las mujeres ejercitaran la medicina y sus derechos.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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