El poeta del dolor y el espíritu festivo de los pueblos americanos.
Un día como hoy pero de 1929 nacía Armando Tejada Gómez, poeta, escritor y letrista de formación autodidacta y locutor argentino que fue un pionero de la canción americanista con sentido social y que compuso ese himno continental que es “Canción con todos”.
Nació en el barrio de Las Latas, a orillas del Canal Zanjón, departamento de Guaymallén, Mendoza. De ascendencia huarpe. Penúltimo de 24 hijos de la pareja formada por Florencia Gómez y Lucas Tejada, tropero que llevaba ganado desde Mendoza hasta San Juan y Chile.
A los cuatro años quedó huérfano de padre y su madre distribuyó a una parte de sus hijos en casa de familiares y conocidos. Armando fue a vivir con su tía Fidela Pavón en Tres Porteñas, departamento de San Martín, quien le enseñó a leer por medio de un breviario.
A los seis años comenzó a trabajar de canillita, luego fue lustrabotas y, más tarde, obrero de la construcción donde fue electo delegado de obra. A los quince años adquirió un ejemplar del Martín Fierro que le despertó su pasión por la lectura y la poesía y también ayudó a consolidar su participación en las luchas contra las injusticias sociales que vivía en carne propia.
En 1950 ingresó como locutor en LV Radio de Cuyo, mientras mantenía su trabajo de albañil. Allí conoció a Oscar Matus y comenzó una prolífica sociedad autoral. En 1954 le realizó un reportaje al pintor Juan Carlos Castagnino que regresaba de una gira por China comunista y fue sumariado y despedido de la radio. No pudo continuar trabajando como locutor y se prohibió mencionar su autoría en las canciones que ocasionalmente se emitían en las radios.
No obstante, ese mismo año, obtuvo el segundo premio en el V Concurso Literario Municipal de Mendoza, por su libro de poemas Pachamama: poemas de la tierra y el origen, dedicada a su madre e inspirada en la cultura huarpe. En 1955 obtuvo el premio del concurso literario “Juan Carlos D’Accurzio”, organizado por la Sociedad Mendocina de Escritores, por su poemario Tonadas de la piel, con prólogo de Jaime Dávalos. Dejaba de ser un desconocido en el mundo de las letras.
Una tarde mateando con uno de sus hermanos que era albañil ocurrió un hecho que cambió su perspectiva literaria. El comentario crítico fue que sus compañeros en la obra sostenían que “Armando escribía cosas que nadie entendía”. Se fue preocupado y caviló durante algún tiempo un nuevo modo de expresión poética. Mas cercano, más entendible, más sensible.
Así fue que alumbró su tercer libro de poesías: Antología de Juan, ilustrado por el pintor Carlos Alonso y en el que incluyó el poema “Hay un niño en la calle”. La respuesta del público fue inédita, se vendieron miles de ejemplares.
Implicado en diversas luchas gremiales y políticas fue electo diputado provincial por la Unión Cívica Radical Intransigente en 1958. Decepcionado por el rumbo que tomaba el gobierno de Arturo Frondizi se escindió del bloque y formó una bancada independiente. En 1959 formó parte de una delegación parlamentaria que visitó Francia, Checoslovaquia, la Unión Soviética y China. A su vuelta se afilió al Partido Comunista donde desarrolló una extensa militancia. En 1960 finalizó su mandato como diputado y reingresó a la radio como locutor, reinició su vínculo con la música y compuso “La zamba de los humildes” junto a Oscar Matus (por entonces esposo de Mercedes Sosa).
Al año siguiente recibió un premio en el segundo concurso de la Casa de las Américas por su libro Los compadres del horizonte. Su proyección escalaba por el continente americano. Sin embargo, en suelo mendocino escribiría el manifiesto del Nuevo Cancionero, movimiento literario-musical que influiría decisivamente en la canción popular de las décadas del ’60 y ’70. Junto a Oscar Matus, Mercedes Sosa, Eduardo Aragón, Tito Francia, Hamlet Lima Quintana, Juan Carlos Sedero, entre otros, lanzarían esa iniciativa de renovación cultural que reivindicó la existencia de la raíz popular en la música y en las letras, la transformación permanente, la incorporación de nuevas formas de expresión, la superación de la dicotomía tango-folklore y del aspecto meramente comercial del arte.
En 1964 el trío Tejada Gómez-Matus-Mercedes Sosa se trasladó a Buenos Aires y desplegó su talento, fiel a la propuesta del Nuevo Cancionero. Crecieron desde el pie y llenaron bares y teatros. En 1967 publicó Tonadas para usar, editó el disco Los oficios de Pedro Changa junto a los Trovadores y abrió una peña en el centro porteño en donde actuaron César Isella, el Cuarteto Zupay, Los Nocheros de Anta, Marián Farías Gómez, Dino Saluzzi, Rodolfo Mederos, entre otros. En 1969 publicó Profeta en su tierra, una antología de sus primeros libros y en 1971 Amanecer bajo los puentes, un relato sobre su infancia canillita y sus inicios en la poesía.
En 1972 ganó el primer premio en el Festival de la Patagonia, Punta Arenas, Chile, por la canción “Fuego de Animaná” con música de Cesar Isella y el Gran Premio Sadaic por “Elogio del viento” con música del “Cuchi” Leguizamón.
En 1974 publicó Canto popular de las comidas, una eximia síntesis de la relación entre la alimentación, la vida de los pueblos, la odisea de los pobres y la geografía americana. “El hombre del ají”, “La mujer de la albahaca”, “La gente del laurel”, “Milonga de los asados”, “Recetario del viento”, “Carta de vinos”, “La fiesta del pobre”, “La sudestada”, “Oficio del ausente”. Poesía exquisita.
Luego vino la Triple A, la dictadura, las prohibiciones y el exilio. Juntó nostalgias y necesidades pero siguió escribiendo. En 1978 ganó el premio Internacional de Novela de Bilbao por su obra Dios era olvido, publicó la novela Cuatrocientas sudestadas bajo el seudónimo Carlos Zonda y firmó centenares de ejemplares en la Feria del Libro de Buenos Aires, a pesar de estar prohibido.
Con el advenimiento de la democracia retornó a los festivales, presentaciones unipersonales y colectivas, recorrió Latinoamérica y se mimetizó con las nuevas camadas de artistas del continente. Durante esos años publicó el cancionero Toda la piel de América, Historia de tu ausencia _ y el poemario _Bajo estado de sangre, una recopilación de los textos escritos entre 1974 y 1983.
Su corazón dijo hasta siempre un 3 de noviembre de 1992.
Salú Armando!! Por tu poesía desbordante y sabia, tu permanente espíritu de fiesta, tu tozuda apuesta artística que consideraba a América Latina como una comunidad imaginaria, tu sensibilidad para que tus letras se hermanaran con músicas gemelas y nos hicieron cantar y emocionar.
Un integrante auténtico de nuestra popular imaginaria…
Ruben Ruiz
Secretario General