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Efemérides 21 de Junio – Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918

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Córdoba rebelde, por la democracia y contra el oscurantismo

Un día como hoy pero de 1918 se daba a conocer el documento que dotó al movimiento reformista cordobés de volumen político y permitió darle sentido a la revuelta estudiantil contra los programas de estudios anacrónicos, contra el conservadurismo de los docentes y contra la tutela clerical que imperaba en la universidad y sostenía un prejuicio anticientífico tenaz.
Este momento clave de la educación en Argentina tiene su historia.
La Universidad de Córdoba había sido creada por los jesuitas en 1613 y mantuvo incólume durante tres siglos su condición de casa de estudios colonial, elitista, clerical, alejada de las ciencias naturales y exactas y vinculada a la élite gobernante. En 1918 contaba con 1500 estudiantes. Ninguna era mujer. La iglesia ostentaba el dominio de los órganos de gobierno de la universidad y la confección de la currícula.
El conflicto se inició en septiembre de 1917 cuando la universidad modificó el reglamento del internado del Hospital Nacional de Clínicas (Hospital Escuela). Los estudiantes declararon la huelga y las autoridades respondieron con dureza. Suspendieron por dos años a los huelguistas, disolvieron el internado nocturno y aprobaron la llamada «Ordenanza de los Decanos», que incrementaba la carga horaria y la cantidad de materias en la carrera de Ingeniería.
El 7 de marzo de 1918 el Consejo Superior modificó el sistema de calificaciones. El 10 de marzo los estudiantes respondieron con una multitudinaria manifestación que se inició en la antigua plaza General Paz, hizo una parada frente al Club Social -donde se reunían las autoridades universitarias- al grito de “Que renuncien, que renuncien”, otra en la facultad de Ingeniería y culminaron en la Plaza Vélez Sarsfield. Esta demostración de unidad estudiantil generó la creación del Comité Pro Reforma con delegados de las tres facultades existentes: Medicina, Ingeniería y Derecho.
El 13 de marzo el Comité Pro Reforma declaró la huelga general a partir del 1º de abril, día de comienzo de clases. El 20 de marzo el Consejo Superior rechazó los reclamos. El 30 de marzo se realizó una nueva marcha bajo el canto atronador de “La Marsellesa”. La gente paraba a su paso y se sumaba al canto de los estudiantes. Al día siguiente la asamblea general de estudiantes desbordó el Teatro Rivera Indarte y ratificó la huelga general. El 1º de abril la adhesión fue total y el ciclo lectivo no comenzó.
Los dirigentes estudiantiles se presentaron en el Rectorado, cuestionaron el régimen vigente por autoritario, aristocrático y oscurantista, y comunicaron sus propuestas de reforma: asamblea universitaria integrada por representantes de profesores, estudiantes y egresados, elegidos periódicamente por cada claustro mediante voto secreto, supresión de las “academias” y creación de consejos directivos en cada facultad, elección del Rector a través del voto de profesores titulares y suplentes, selección de los profesores mediante concursos de oposición y libre elección de cátedra para los estudiantes, mediante el cual se pudiera elegir el profesor/a con quien cursar.
El 11 de abril se fundó la Federación Universitaria Argentina con los delegados de las cinco facultades argentinas (Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Santa Fe y Tucumán). Ese mismo día sus flamantes dirigentes se entrevistaron con el presidente de la Nación, Hipólito Yrigoyen, le detallaron la situación y le comunicaron sus reclamos. Paso seguido, el gobierno intervino la Universidad de Córdoba y nombró en el cargo a Nicolás Matienzo.
El 16 de mayo el Comité Pro Reforma se constituyó en Federación Universitaria de Córdoba (FUC), eligió una conducción colegiada integrada por los estudiantes Enrique Barros, Horacio Valdés e Ismael Bordabehere y creó La gaceta universitaria, que desde el cuarto número dirigió Emilio Biagosch. El interventor declaró vacantes los cargos de rector y de los decanos, y convocó a elecciones con la participación del cuerpo docente, en reemplazo de la elección que realizaban solo los docentes vitalicios.
El 15 de junio fue el día. Hubo tres candidatos. En las primeras dos votaciones nadie alcanzó la mayoría estatutaria. En la tercera, algunos docentes defeccionaron y permitieron el triunfo del candidato conservador Antonio Nores. Los más de 1000 estudiantes que estaban en las inmediaciones se sintieron traicionados, irrumpieron en el salón de sesiones, echaron a los profesores, al rector, a los policías y guardaespaldas, impidieron la asunción del cargo de Nores, ocuparon el rectorado y firmaron un acta que convocaba a la huelga general. En el Hospital de Clínicas, los estudiantes subieron a la terraza y colocaron la bandera de la FUC. Se desató la represión. Las batallas con la policía fueron campales durante varios días. La FUA pidió al gobierno una nueva intervención y convocó a una huelga nacional de estudiantes durante cuatro días. El 21 de junio se publicó en La gaceta universitaria el Manifiesto Liminar en el que se explicaban las razones de la rebelión con este épico comienzo:
“Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.
Los conservadores y el clero reaccionaron. Crearon el “Comité Pro Defensa de la Universidad», con el apoyo del obispo de Córdoba. El 21 de julio se realizó en el Teatro Rivera Indarte el Primer Congreso Nacional de Estudiantes de la FUA donde se reiteraron los reclamos reformistas y se sumó el principio de gratuidad de enseñanza. El gobierno dilató la decisión de una segunda intervención y las autoridades de la Universidad de Córdoba decidieron cerrarla por tiempo indefinido.
El 25 de agosto el Comité Córdoba Libre organizó una manifestación que reunió a unas 10 000 personas, de las cuales 1500 eran estudiantes universitarios. El 9 de septiembre la FUC resolvió ocupar nuevamente la universidad y nombrar como decanos a tres estudiantes: Barros (Medicina), Valdés (Derecho) y Bordabehere (Ingeniería). Recomenzaron las clases y se tomaron exámenes. Ante esta realidad, el ministro de Educación, José Santos Salinas, se dirigió a Córdoba y asumió el cargo de interventor.
El presidente Yrigoyen había ordenado al Ejército que detuviera a los estudiantes y que se los enjuiciara por sedición. Efectivamente, 83 de ellos fueron detenidos en el Regimiento 4º de Artillería. Salinas ordenó su liberación y la causa fue dejada sin efecto. El 26 de octubre, uno de los copresidentes de la FUC fue atacado con barras de hierro por grupos católicos. La reacción popular fue inmediata, se generó un movimiento nacional de solidaridad con Barros y para exigir el castigo a los culpables.
Renunciaron a sus cargos varios profesores conservadores, fueron reemplazados por otros reformistas y Salinas tomó la decisión de iniciar las reformas: creó consejos directivos que incorporaron profesores electos y un tercio de estudiantes como miembros, se generó la figura del delegado estudiantil, electo por la FUC, ante el Consejo Superior de la universidad y ante los de las facultades. Las mismas reformas se aplicaron en la UBA. Los conflictos se generalizaron en las otras universidades en las que también las autoridades se vieron obligadas a comenzar reformas.
El gobierno nacional titubeó en profundizar los cambios y esa tardanza generó nuevos conflictos que se prolongaron durante varios años, pero el camino de la reforma universitaria había comenzado. Su influencia fue notable en otras universidades argentinas y en los procesos reformistas que se produjeron en Perú, México, Colombia, Chile, Uruguay, Bolivia y tímidamente en Brasil. Su ejemplo fue tomado por la rebelión estudiantil de Mayo del ’68 en Francia, que recogió las bases del Manifiesto Liminar para fundar su movimiento y sostener sus reivindicaciones.
Salú estudiantes cordobeses de 1918!! Por abrir el camino de la democracia en las universidades, por oponerse al autoritarismo y al oscurantismo, por ser ejemplo para otras justas rebeliones en el mundo.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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