img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
home2
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_18
img_home_13
img_home_13
img_home_12
img_home_11
img_home_7
previous arrow
next arrow
Shadow

Efemérides 22 de Febrero

Compartir

 

Américo Vespucio

Un día como hoy pero de 1512 se despedía Amerigo Mateo Vespucci, comerciante, explorador, cartógrafo, cosmógrafo y navegante italiano, primero en advertir que las tierras descubiertas por Cristóbal Colón no eran la prolongación oriental del continente asiático y en comprender que se trataba de un Nuevo Mundo. Estimó correctamente que se trataba de una “cuarta pars” del mundo, lo demostró con observaciones astronómicos (descubrió que la Cruz del Sur se veía allí y no en Europa) y lo describió en una serie de cartas que se tomaron como fundamento para nombrar el nuevo continente como América, en efecto solo referido a América del Sur.
Nació en 1454 en la ciudad de Florencia. Hijo de Nastagio Vespucci, notario y secretario de la Asociación de Cambistas Monetarios florentinos y de Lisa di Giovanni Mini que abandonó la educación de sus hijos menores para dedicarse a su primogénito, Antonio.
Amerigo fue educado por su tío paterno, el fraile Giorgio Antonio Vespucci, amigo de Lorenzo de Médici «el Magnífico» y del geógrafo Paolo dal Pozzo Toscanelli, entre otros. Su tío había abierto una escuela para la aristocracia florentina y allí Amerigo recibió su primera y rigurosa educación. Latín, astronomía, cosmografía, geografía, matemáticas, física, lectura de los clásicos (definió su predilección por Virgilio, Dante y Petrarca). A medida que iba incorporando conocimientos fue dejando constancia escrita de su escepticismo hacia las creencias cristianas.
En 1478 acompañó a su otro tío Guido Antonio Vespucci, jurista reconocido, que fue encomendado a París por Lorenzo de Médici (gobernante de facto de Florencia) en misión diplomática. Amerigo fue en calidad de secretario de embajada y durante el año de estadía conoció a numerosos intelectuales de la Corte y comerciantes florentinos radicados allí.
En 1482 falleció su padre y la situación económica de la familia comenzó a debilitarse. Entonces, se hizo cargo de la sucesión y los negocios familiares. Rápidamente, consiguió el puesto de intendente de la Casa de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, Il Popolano, y fungió como agente comercial de esa rama de la familia. Se dedicó especialmente a ser comisionista en la compra-venta de piedras preciosas a cuenta de terceros. Querendón con las mujeres y enemigo del matrimonio, tuvo innumerables relaciones sin compromiso. Su vida fluía…
En 1489 se produjo un hecho que tendría importancia en su existencia. El agente comercial de Il Popolano en Sevilla fue despedido. Para cubrir el vacío designaron al empresario Gionotto Berardi que vivía en esa ciudad. Enviaron a Amerigo a controlar los negocios y en 1491 se instaló en la ciudad andaluza, a la sazón, bastión comercial del reino de Castilla. La actividad principal era el armado y aprovisionamiento de barcos (fueron subcontratistas en algunos viajes de Colón) pero, simultáneamente, se dedicaban a la trata de esclavos.
Los viajes de Cristóbal Colón abrieron la posibilidad de emprender nuevas rutas comerciales. En esa época Vespucio y Colón comenzaron a establecer una relación comercial y de amistad que perduraría. En 1499 el descubridor de “las Indias” cayó en desgracia y los reyes de Castilla y Aragón autorizaron a los extranjeros a participar en viajes de descubrimiento.
La muerte de Berardi y su reemplazo por Piero Rondinelli implicó que Vespucio se quedara sin trabajo. Aprovisionó un par de barcos en Cádiz y en mayo de 1499 se incorporó a la tripulación de una flota de cuatro naves a cargo de Juan de Ojeda y con Juan de la Cosa como piloto mayor. Zarparon del Puerto de Santa María y 25 días después llegaron a la costa norte de la actual Sudamérica. Siguieron la ruta del tercer viaje de Colón pero se desviaron hacia el sur.
Descubrieron la desembocadura del Amazonas, recorrieron las costas de Guyana, recorrieron la desembocadura del río Orinoco, llegaron a la isla de Trinidad, se detuvieron en la isla Margarita y enfilaron hacia Curazao (que llamaron De los Gigantes por la altura de los originarios). Descubrieron el golfo de Coquibacoa (hoy, de Venezuela) e ingresaron y reconocieron la laguna de Maracaibo. Su costa baja e inundable y los accidentes a la entrada de la laguna les recordó a Venecia (Venezziolla, en florentino) y llamaron Venezuela a esas tierras. Finalmente, llegaron a Cabo de la Vela (actual Colombia) y regresaron. Esta vez fijaron en una carta geográfica el contorno de las tierras descubiertas. Importante para futuros viajes.
En 1500 llegó a Lisboa. Su salida de Castilla nunca estuvo clara. Quizás fue por la ola xenófoba contra los extranjeros que les impedía realizar viajes de descubrimiento o una maniobra de espionaje de la corona española. Lo cierto es que en 1501, todo indica, que inició su participación en varias expediciones hacia las costas del Brasil. Hay polémica respecto al número de viajes realizados por Vespucio. En una de ellas, comandada por Gonzalo de Coelho denominaron a los accidentes geográficos de acuerdo al día del santoral en que llegaban (cabo de San Agustín, Santa Lucía, Bahía de Todos los Santos y un primero de enero, Rio de Janeiro). A pesar de los tratados existentes que impedían a las naves portuguesas ir al occidente, continuaron su viaje hacia el suroeste y, según indicios, alcanzaron las costas patagónicas.
En 1505 retornó a Sevilla. Se puso a las órdenes de la corona española, fue declarado natural de los reinos de Castilla y de León, se casó con María Cerezo y alquiló una morada en el Postigo del Carbón donde vivió con su esposa, su cuñada y su sobrino Juan Vespucci. Entre 1504 y 1505 publicó dos textos en forma de cartas en los que narró sus viajes, impresiones e hipótesis. El primero lo tituló en latín Mundus Novus. Y el segundo fue Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi (Carta de Américo Vespucio sobre las islas recientemente descubiertas en sus cuatro viajes), también llamada Carta a Sedorini, jefe del estado de Florencia. Fueron éxitos rotundos y de gran divulgación en el continente europeo.
Su fama como navegante y comerciante creció y en 1508 participó de la Junta de Burgos con cartógrafos y descubridores como Vicente Yáñez Pinzón, Juan de la Cosa y Juan Díaz de Solís en la que se decidió imprimir otro ritmo a las expediciones por los mares hacia nuevas tierras. En 1508 fue nombrado Piloto Mayor de Castilla, dependiente de la Casa de Contratación, para instruir a los marinos en el manejo de las herramientas navales (especialmente astrolabio y cuadrante) y que evitaran las estimaciones, iniciarlos en cosmografía y pilotaje, investigar sobre la problemática de la actividad, llevar los registros cartográficos e hidrográficos y confeccionar el Padrón Real donde se registraran todos los descubrimientos de las expediciones.
El sueldo de 75.000 maravedíes anuales le permitió vivir dignamente pero ya no pudo navegar.
En 1507 las obras de Vespucio llegaron a las manos de los editores de la abadía de Saint-Dié-des-Vosges, en Lorena. Quedaron impresionados y decidieron publicar Cosmographiae introductio, un tratado con una traducción al latín de la Carta a Serodini bajo el nombre de Quattuor Americi navigationes (Cuatro viajes de Américo). El cartógrafo Martín Waldseemüller, dibujante y corrector del grupo, incluyó un mapa mural llamado “Universalis Cosmographia” en el que aparecía un globo terráqueo con el Viejo Mundo junto al retrato de Ptolomeo y el Nuevo Mundo (Sudamérica incluida) con el retrato de Américo Vespucio.
Además, en el capítulo noveno se sugería que el Nuevo Mundo debía llamarse América en homenaje a quien lo había descubierto. La difusión fue catatónica, la fonética fácil y la consonancia con Asía y África hizo que el nombre se popularizara en Europa y fuera adoptado. El error estaba consumado pero la velocidad del uso fue inusitada y la acepción asumida.
En 1512 Vespucio arrió las velas, dejó sus instrumentos y navegó sin rumbo por última vez, plácidamente. Sus restos se encuentran en la iglesia de San Miguel de Sevilla y su testamento demuestra que su economía no era holgada. Solo legó a su sobrino unos libros e instrumentos.
Salú Américo Vespucio! Por tu intrepidez o tu imaginación para describir el Nuevo Mundo…

Ruben Ruiz
Secretario General 


Compartir
Volver arriba