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Efemérides 22 de Septiembre – Geneviève Tabouis

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La pitonisa que advirtió sobre el ascenso de Hitler al poder y el nefasto rearme alemán

Un día como hoy pero de 1985 se despedía Geneviève Eugénie Marie-Laure Le Quesne, periodista, historiadora, escritora y locutora de radio francesa que denunció en forma permanente los métodos despiadados con que Hitler se hacía del poder, el establecimiento del Tercer Reich y los peligros que acechaban a la humanidad si ese proceso se consolidaba.
Nació en 1892 en Paris. Hija de Berthe Lafosse y del pintor francés Fernand Le Quesne. Su familia tenía varios integrantes en la diplomacia y el ejército francés. De hecho, sus tíos Jules Cambon fue embajador en EE UU, España y Alemania y Pierre Paul Cambon fue embajador en Constantinopla y Gran Bretaña. Ambos serían de una influencia decisiva en su vida.
Cursó sus estudios en el parisino convento de la Asunción. En 1905 en Francia se aprobó la ley francesa de separación de la Iglesia y el Estado pocos años más tarde se prohibió que las monjas impartieran educación en toda Francia. Tabouis abandonó el convento e ingresó a la Facultad de Letras de la universidad de La Sorbona donde estudió durante tres años. Luego ingresó a la Escuela de Arqueología del Museo del Louvre donde estudió egiptología, literatura egipcia, descifrado de jeroglíficos y arquitectura asiria.
A partir de esos conocimientos adquiridos e investigaciones personales escribió libros sobre la vida de Tutankamón, Nabucodonosor II y Salomón.
Durante esa época también tuvo oportunidad de visitar a sus tíos en Madrid y Berlín, participar de eventos diplomáticos y relacionarse con funcionarios alemanes. Después de la Primera Guerra Mundial asistió a varias sesiones de la Liga de Naciones, predecesora de la ONU.
En 1916 se casó con el abogado y empresario francés Robert Tabouis con quien tuvo un hijo, François que combatió en la Segunda Guerra Mundial y una hija, Rosine, psicoanalista y escritora.
Asistía a los debates de la Cámara de Diputados, leía con fruición las noticias políticas y continuó estableciendo contactos en los círculos diplomáticos. Comenzó a escribir pequeños artículos que cubrían los avatares de ese mundo particular con gran talento literario. Al finalizar la Primera guerra Mundial la diplomacia vivía una dinámica impensada dado el reemplazo de los imperios por los estados-nación y la lucha directa entre la extrema derecha y la izquierda europea.
En 1924 comenzó a escribir noticias sobre la Liga de Naciones en dos diarios provinciales de gran circulación en los que para ocultar su género firmaba con seudónimos o iniciales. En “Le Petit Marseillais” firmaba como “G. Tabouis” y en “Le Petit Gironde” de Burdeos, firmaba como “G.T.”
Un acontecimiento de relevancia que cubrió como corresponsal de ambos medios fue la firma de los Tratados de Locarno en 1925 a través de los cuales se intentó consolidar la paz en Europa y cuyos firmantes fueron Francia, Reino Unido, Alemania, Reino de Italia, Polonia, Bélgica y Checoslovaquia.
En 1932 comenzó a escribir una columna diaria en el periódico parisino “L’Ouevre” desde donde advirtió lo que significaba el surgimiento del nazismo en momentos en que los británicos elogiaban la capacidad de Hitler para frenar el caos, los estadounidenses elogiaban la represión ejercida sobre los comunistas y otras expresiones de izquierda y los franceses elogiaban la puntualidad de los trenes alemanes. Una cancha difícil para presagiar lo que venía. En 1933 acompaño al primer ministro francés en su visita a la URSS para crear una alianza franco-soviética contra los alemanes. Las conversaciones fracasaron.
Semana tras semana Tabouis develaba los motivos del ascenso nazi, anticipaba alguna de sus acciones con asombrosa precisión, predecía acciones políticas y militares con certeza. La ultraderecha francesa comenzó a llamarla despectivamente “Tata” Tabouis, la clarividente.
Cuando el gobierno alemán reintrodujo el servicio militar obligatorio para fortalecer sus fuerzas armadas, un diplomático griego expresó: “Es mejor que esté alerta, Madame Tabouis, o comenzarán a llamarla “Casandra” (la pitonisa). Usted ha predicho graves eventos y lo peor de todo es que siempre suceden. Hasta Hitler la nombró en uno de sus discursos: “…Madame Tabouis, la más sabia de las mujeres, sabe lo que estoy a punto de hacer antes de que yo mismo lo sepa. Es ridícula”. El único problema es que los acontecimientos advertidos por “Casandra” sucedían con fantasmagórica eficacia.
Cuando acompañó una campaña para que Francia ayudara a la República Española frente a la barbarie franquista fue despedida del diario de Burdeos y renunció al diario de Marsella por presiones en el mismo sentido.
En 1936 fue designada editora de temas internacionales en el periódico parisino. Su prédica creció y fue atacada por el movimiento de extrema derecha “Action française” y por los semanarios parisinos de esa ideología. Tomó recaudos pero continuó con sus denuncias. Meses antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial fue corresponsal del periódico británico “Sunday Referee” desde el cual abogó por la intervención de los países europeos para frenar la invasión nazi de Checoslovaquia. Ningún gobierno accionó y ella fue acusada de belicista.
Días antes de la rendición francesa en 1940 recibió noticias de que tenía la orden de captura emanada de los nazis. Huyó desde Burdeos hacia Inglaterra y de allí partió hacia EE UU. Desde Nueva York escribió para “Daily Mirror” y para el “Sunday Dispatch” de Londres y dirigió el periódico francés “Pour la victoire”, desde 1942 hasta el final de la contienda mundial.
Regresó a Francia y reconstruyó su vida periodística desde cero. Trabajó para “L’Aurore” y “La France Libre” hasta 1949, fue directora de la revista “Notre Europe” en 1951, dirigió el departamento de política exterior de “L’Information” hasta 1956 y fue columnista de “Paris Jour” hasta 1957.
Luego incursionó con notable éxito en la radio. Trabajó en varias emisoras hasta que en 1959 se aquerenció en Radio Luxemburgo y condujo su programa de radio: “Las últimas noticias de mañana” que se emitió hasta 1967 en simultáneo con “Noticias exclusivas” (1964-1966) y luego “El domingo inédito” que se emitió hasta 1981.
Fue una escritora directa y polémica. Sus títulos así lo atestiguan: Albion, traicionera o leal. Desde la Guerra de los Cien años hasta la actualidad (1938), Chantaje en la guerra (1938), Me llamaban Casandra (1942), Grandezas y servidumbres americanas, recuerdos de USA 1940-1945, Veinte años de suspenso diplomático (1958).
En el otoño de 1985 dejó la pluma, silenció el micrófono y dejó los auriculares con tranquilidad.
Salú Geneviève Tabouis! Por denunciar, a veces en soledad, el carácter antihumano y demencial del nazismo y por no silenciarte ante otros autoritarismos o miserias “oficiales”.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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