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Efemérides 25 de Abril – Jane Butzner Jacobs

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Precursora militante de la humanización de las ciudades

Un día como hoy pero de 2006 se despedía Jane Butzner Jacobs, teórica del urbanismo, divulgadora científica y activista política y social canadiense nacida en EE UU que se enfrentó a desarrolladores urbanos, brókeres inmobiliarios, medios masivos de comunicación y políticos de diferentes signos par defender la diversidad y vitalidad urbana, el concepto de comunidad dinámica y la necesidad de poner en el centro del diseño o cualquier cambio urbanístico a las personas que la habitan y la utilizan a diario, como así también sus opiniones y usos.
Nació en 1916 en Scranton, Pensilvania. Hija de Elizabeth “Bess” Robison, maestra y enfermera, y de John Decker Butzner, médico. Una pareja protestante en una ciudad de mayoría católica. Cursó sus estudios secundarios en la Scranton High School, se graduó y trabajó allí, durante un año, como asistente ad honorem del editor de páginas femeninas del “Scranton Tribune”.
En 1935 se trasladó con su hermana a Nueva York. Merodearon por Brooklyn hasta que se aquerenciaron en Greenwich Village, Manhattan. Trabajó de taquígrafa y escritora independiente relevando modos de vida en los barrios de clase trabajadora y diferentes actividades comerciales. Se desempeñó como secretaria y editora escribió en el “Sunday Herald Tribune” y las revista “Cue” y “Vogue”. Fue un aprendizaje veloz de la vida citadina.
Posteriormente, estudió dos años en la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Columbia y cursó economía, ciencias políticas, derecho, geología. En 1943 escribió un artículo sobre la declinación económica de su pueblo natal que causó impacto y derivó en una inversión privada que generó la instalación de una empresa de aviones de combate. Consiguió trabajo en la revista “Iron Age” pero permaneció poco tiempo debido a una persistente discriminación salarial por su condición de mujer y a los escollos para para ejercer el derecho a sindicalizarse.
Su próximo trabajo fue como redactora para la Oficina de Información de Guerra y reportera de la revista “Amerika” que financiaba el Departamento de Estado de EE UU. Allí conoció al arquitecto Robert Hyde Jacobs Jr. que diseñaba aviones de combate para la empresa Grumman, con quien se casó en 1944 y tuvo una hija y dos hijos.
Jane Jacobs se había afiliado al Sindicato Federal de Trabajadores pero se había distanciado por diferencias ideológicas con la conducción comunista. Ella no lo era pero tenía sintonía con las ideas de Saul Alinsky, un sociólogo fundador de las organizaciones comunitarias en los barrios pobres de las grandes ciudades yanquis y renovador de la izquierda radical estadounidense. Obviamente, fue considerada sospechosa e investigada. En 1952 renunció a su trabajo.
Ese mismo año ingresó a la revista especializada “Architectural Forum”. Sus primeras notas tuvieron una buena recepción y comenzó a escribir sobre la planificación urbana. Fue destinada a relevar un desarrollo urbano realizado en Filadelfia y su devolución fue negativa al observar el destrato que habían tenido las familias negras, damnificadas por la obra. Fue el comienzo de su enfrentamiento con el consenso de los años ’50 en esa materia sostenido por los integrantes del negocio inmobiliario de EE UU y una corriente nutrida de arquitectos.
Se transformó en la gran enemiga de Robert Moses, urbanista principal del ayuntamiento de Nueva York. La línea de largada fue una conferencia de Jacobs dictada en 1956 en la Universidad de Harvard en la que advertía sobre los presupuestos dominantes de la planificación urbana sostenida por la corporación inmobiliaria y de la construcción.
Dos años después fue invitada a escribir un artículo en la revista “Fortune”. Se tituló “El centro es para la gente”. Fue la primera crítica pública contra Moses. Causó revuelo en los popes neoyorquinos pero inauguró una discusión que era inexistente. Denunció la ruptura de los lazos sociales de familiares, vecinos y amigos motivada por la destrucción de barrios para construir autopistas, por ejemplo. Inauguró conceptos como la diversidad de usos del entorno para que coexistieran edificios diversos (viviendas, oficinas, lugares de ocio, parques) contraria a la zonificación que implicaba un uso parcial de las ciudades y calles vacías el resto del tiempo.
O el concepto de “ballet de las aceras”, argumento utilizado para explicar el trajín diverso que diariamente genera el movimiento de gente con diferentes intereses y que consagraba como una señal de un espacio público saludable. Trabajó sobre el concepto de consolidar la confianza en el uso de la calle que se establece a través de minúsculos contactos cotidianos, de conexiones públicas, de intercambio de opiniones, de un aprendizaje en la elección de nuestras relaciones vecinales, de formas de ayuda mutua y espontánea, de participación colectiva.
En 1961 publicó su obras más influyente: La muerte y la vida de las grandes ciudades de Estados Unidos. Fue una obra relevante. Aparecieron términos como «capital social», «usos primarios mixtos» y «ojos en la calle» que interpelaron a propios y extraños. Con argumentos sólidos defendió las calles y veredas como espacios de encuentro e intercambio e ingresó en la discusión de la seguridad ciudadana: “…calle segura es la que propone una clara delimitación entre el espacio público y privado, con gente y movimiento constantes, manzanas no muy grandes que generen numerosas esquinas y cruces de calles; donde los edificios miren hacia la vereda para que muchos ojos la custodien”. Ese fue uno de sus principios urbanos.
Pateó el tablero con nuevas ideas como el uso multifacético del espacio urbano, la densidad equilibrada, la prioridad de los peatones sobre el automóvil, la idea de vigilancia natural por parte de los vecinos que miran el contorno que rodea su vivienda, la defensa de las identidades barriales y comunales, el cuidado el patrimonio arquitectónico, el diseño del espacio público.
Demostró que para intervenir en una ciudad hay que entenderla, usarla, vivirla. Saber cómo la utilizan los vecinos, conocer el entramado de los vínculos existentes, el uso vital de sus espacios, el modo en que los niños/as juegan y aprenden a convivir. Interpuso el concepto según el cual “la ciudad es su gente”. Lo contrario es un urbanismo arbitrario, tecnocrático, que genera espacios físicos vulnerables en el tiempo y degrada la calidad de vida en común.
Ideas de mitad de siglo que vuelven a tener vigencia para mitigar la inseguridad urbana, revalorizar las sub economías que existen en una gran ciudad, enfrentar los diseños urbanos asépticos y sin vitalidad, recomponer la convivencia, elevar la importancia de los microcosmos barriales, ponerle límite a la gentrificación.
Se opuso a la guerra de Vietnam, fue encarcelada y privilegió que sus dos hijos no fueran reclutados para intervenir en esa guerra despreciable. Por esos motivos se mudó con su familia a Toronto, Canadá y tramitó su nueva ciudadanía. Fue parte del “gueto” estadounidense. Allí participó activamente en la suspensión de la construcción de la autopista Spadina y en la regeneración del barrio de Saint Lawrence. También se involucró en la cuestión de la independencia de Quebec. Escribió La cuestión del separatismo: la lucha de Quebec por la separación, donde argumentó que dicha separación favorecería al desarrollo de la región de Ontario y de Toronto en particular. No fue una mera espectadora en tierras canadienses.
Su vitalidad citadina se vio truncada por un accidente cardiovascular, hoy conocido como ACV.
Salú Jane Butzner Jacobs! Por enfrentar a los poderosos del cemento, el asfalto y la supremacía del automóvil con autoridad y coraje, por proponer la discusión de una vida más humana en las grandes ciudades y ofrecer soluciones cercanas para los millones de ciudadanos/as de a pie.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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