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Efemérides 25 de Julio – Comandante Tomás Espora

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Heroísmo y aventura en el mismo envase

Un día como hoy pero de 1835 se despedía Tomás Domingo de los Dolores Espora, marino, militar y corsario argentino que tuvo destacada actuación en las guerras de la Independencia y contra el imperio del Brasil y fue el primer marino argentino en dar la vuelta al mundo.
Nació en la ciudad de Buenos Aires en el año 1800. Hijo de Tomasa Ugarte, criolla santafesina y de Domingo Espora, inmigrante genovés de profesión ebanista. Quedó huérfano de ambos cuando apenas tenía 10 años. A los quince comenzó su carrera naval en la goleta “Halcón” al mando del capitán Hipólito Bouchard, que fue parte de la campaña de corso en el Pacífico dirigida por Guillermo Brown para asediar a las fuerzas españolas en las costas de América.
Las embarcaciones que participaban de esta movida se reunieron en la isla de Mocha, frente a las costas del sur de Chile donde capturaron varias naves realistas. Se dirigieron al bastión español en América del Sur que era el puerto de El Callao. Lo atacaron y bloquearon durante tres emanas y apresaron nueve naves. Entre los prisioneros también se encontraba el gobernador de Guayaquil, el duque de Florida Blanca.
Continuaron viaje a Ecuador con su botín de bienes y personajes. En una arriesgada acción tomaron la ciudad de Guayaquil durante un breve lapso de tiempo. Tras esa primera incursión naval y acción terrestre, Espora retornó a Buenos Aires. Inmediatamente, fue convocado para incorporarse como pilotín de la fragata “La Argentina” cuyo objetivo fue atacar las rutas comerciales españolas como parte de la estrategia de los patriotas hacia la independencia.
La nave fue equipada con cañones de diferente alcance y se le concedió la patente de corso Nº 116. Su capitán fue nuevamente Hipólito Bouchard. La expedición duró dos años y en su curso combatieron contra buques negreros en Madagascar, piratas malayos en el estrecho de Macasar, bloquearon Manila, capital de la Capitanía General de las Filipinas, recorrieron las costas chinas y recalaron en Hawaii donde recuperaron la corbeta “Chacabuco” y lograron que el rey de las islas reconociera la independencia argentina.
Mas adelante se dirigieron a poblaciones de las costas del oeste norteamericano dominadas por la corona española. Tomaron la ciudad de Monterrey durante seis días, donde enarbolaron la bandera celeste y blanca y el puerto de San Blas. Continuaron bordeando las costas centroamericanas, tomaron el puerto de El Realejo (actual Nicaragua) y complicaron las operaciones comerciales españolas desde Guatemala a Costa Rica.
Luego se dirigieron a Valparaíso. Habían completado el primer viaje de circunvalación de una nave con el pabellón nacional. Lamentablemente, al arribar al puerto chileno las naves fueron apresadas por el jefe de la escuadra chilena, Thomas Cochrane. El capitán Bouchard, jefe de la expedición que había golpeado las posesiones y el comercio español por el mundo fue acusado de piratería y fue enviado a juicio. La acusación no se pudo sostener, fue absuelto y la nave le fue devuelta. No así el dinero, las mercancías y el armamento secuestrado.
En esta larga expedición Espora aprendió de marinería, estrategia bélica, relaciones del poder global, política, importancia de la independencia de las naciones, costumbres y vicisitudes de muchos pueblos del mundo y a convivir con la violencia y con los duros códigos corsarios.
En 1820 Espora se unió a las filas patriotas de la Expedición Libertadora del Perú. Fue ascendido a teniente y designado como segundo al mando en la fragata “Peruana”. Participó en el bloqueo al puerto de El Callao y en la captura de la fragata española “Esmeralda”. Como reconocimiento a la valentía de sus acciones militares fue ascendido a capitán de corbeta.
Entre tantos enfrentamientos militares hubo encuentros y pasiones. En 1823 se casó con María del Carmen Chiclana con quien tuvo tres hijos y cuatro hijas.
Es ese tiempo se creó la cuadrilla peruana por iniciativa del general San Martín quien designó a Espora en las naves de guerra “Prueba”, “Limeña” y en el buque insignia “María Isabel”. En 1824 fue partícipe destacado de la Escuadra Combinada del Perú, Colombia y Chile.
Retornó a Buenos Aires 1825 y fue convocado por el comandante general de la Marina para ser parte de la escuadra que se preparaba para combatir contra el imperio de Brasil y que sería comandada por el coronel mayor Guillermo Brown. Fue ascendido a capitán de escuadra con grado de sargento mayor y designado comandante de una cañonera. Participó en combates navales que tenían como objetivo hostigar en forma constante a la superior armada brasileña. Uno de ellos fue el asalto a la Colonia del Sacramento donde demostró gran audacia y coraje al mando de la corbeta “25 de Mayo”. La acción no tuvo éxito pero demostró que las líneas enemigas no eran inexpugnables. Por sus acciones fue ascendido a teniente coronel.
El 10 de junio de 1826 participó en el Combate de los Pozos al mando de su corbeta. Las fuerzas brasileñas eran muy superiores pero el bajo calado del Rio de la Plata les impedía acercarse a Buenos Aires. Las naves patriotas avanzaron con fuego rasante y cruzado. El sorpresivo ataque y la imposibilidad de llegar a la costa hizo que las tropas que bloqueaban el Rio de la Plata se retiraran y los porteños/as vitorearan a sus fuerzas desde la ribera.
Sin embargo, el afán invasor continuó. El 30 de julio hubo un sangriento enfrentamiento frente a la costa de Quilmes. La fragata “25 de Mayo” al mando de Espora fue la que soportó el peso del combate contra veinte naves brasileñas. El enfrentamiento central durante tres horas fue contra la nave “Caboclo” a la que destruyeron. Pero la crudeza bélica no fue gratis. Espora fue gravemente herido. Una bala le destruyó la bocina de mando y continuó dirigiendo a sus tropas a viva voz. Nunca se recuperó totalmente de esas heridas.
Su siguiente destino fue la isla Martín García, recientemente reconquistada, al mando de la goleta “Maldonado” y la comandancia de la batería “Constitución”.
En 1828 comandó el bergantín “8 de febrero” y junto al “Unión” fueron parte de la expedición a Rio Grande do Sul para continuar la lucha contra el Brasil y colaborar con las tropas terrestres. El encuentro con el ejército no se produjo y regresó. Llegó a las inmediaciones de la bahía de Samborombón y se encontró con naves lusitanas que continuaban los asedios. Se enfrentó en los Bajíos de Arregui contra una división formada por diez buques enemigos hasta terminar sus municiones. Ante la derrota, evacuó a la tripulación y fue tomado prisionero y liberado en Buenos Aires en reconocimiento al valor demostrado en la batalla.
En 1828 fue nombrado comandante general de la Marina y designado para recibir al general José de San Martín en su regreso a la Patria. Su invocación para que se quedara fue rechazada por la situación de enfrentamiento en que estaba la Nación.
Entre 1833 hasta 1835 ejerció el cargo de la Comandancia y el Comisariato general de Matrículas. En esa época fue acusado injustamente de participar de la revolución unitaria que culminó con el fusilamiento de Manuel Dorrego. Ofendido, pidió la baja para defenderse sin compromisos institucionales ni padrinos políticos.
Enfermo y deprimido terminó sus días en la casa de Corrales del Alto (hoy Parque Patricios).
Salú Tomás Espora! Por esa mezcla de heroísmo patriota y aventurerismo corsario, por tu coraje en combates en inferioridad numérica, tus victorias inesperadas y tus derrotas honrosas.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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