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Efemérides 25 de Septiembre – Raymundo Gleyzer

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Un cine militante, sin concesiones

 

Un día como hoy pero de 1941 nacía Raymundo Gleyzer, director, montajista, guionista, fotógrafo y crítico de cine argentino, especialista en el género documental y creador del grupo “Cine de Base”. El 27 de mayo de 1976 una patota militar lo secuestró y continúa desaparecido. En honor a su producción, trayectoria y compromiso se conmemora en esta fecha el “Día del Documentalista” en la República Argentina.
Nació en el seno de una familia de artistas judíos que habían emigrado de un pueblito en la frontera entre Rusia y Polonia donde había dos banderas que eran utilizadas de acuerdo al devenir de los acontecimientos bélicos. Una tierra de nadie. Sara Aijembom y Jacobo Gleyzer fueron sus padres, fundadores del Teatro IFT (Idisher Folks Teater-Teatro Popular Judío).
Cursó sus estudios secundarios en la Escuela Superior de Comercio Nº3 “Hipólito Vieytes”. Durante las tardes estudiaba iddish (lengua hablada por los judíos de la comunidad asquenazi que se asentaron en Europa Central y que se formó con elementos del hebreo, alto alemán, francés antiguo y dialectos del norte de Italia).
Durante su infancia y adolescencia vivió con su madre y su hermana Greta. Su primera experiencia política la vivió en la Federación Juvenil Comunista. Era un asiduo concurrente al cine Lorraine y al Cineclub Núcleo porteño. Cine y debate. Una sana costumbre de una parte de los cinéfilos de esa época. Allí conoció a su futura compañera, Juana Sapire.
A los veinte años abandonó la carrera de Ciencias Económicas que cursaba en la UBA y se inscribió en la carrera de cine que se dictaba en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Trabajaba de fotógrafo en eventos sociales y familiares.
En 1963 realizó su primer corto: “El círculo”, un intento de adentrarse en la dinámica de una parte de la juventud de clase media porteña de esa época que vivía indiferente y expresaba cierto odio de clase. En tono irónico utilizó un tema de Palito Ortega: “Te hicieron la pera”.
En 1964 realizó un corto documental: “La tierra quema” en el que tocó un tema de tremenda actualidad a nivel global como es la sequía. La acción se centró en el nordeste brasileño, más específicamente en la historia de Juan Amaro y su familia, que vivían en ese extenso sertaô casi sin agua y deciden emprender el camino a pie hacia la ciudad. El final de la película coincidió con el golpe militar que derrocó al presidente brasileño João Goulart. Luego de sortear varias situaciones riesgosas pudo regresar a la Argentina con su cámara y el todo el material que había filmado.
En 1965 comenzó su inmersión en la televisión. Trabajó como camarógrafo en Canal 7 y luego como cámara y cronista de “Telenoche” en Canal 13, donde colaboró en la generación de una serie documental sobre la vida cotidiana de los habitantes de las Islas Malvinas (elegida como la nota más impactante de 1966) y otra titulada “Nota sobre Cuba”, entre otras tantas.
En esos años filmó una serie de documentales que se sumergieron en el mundo de la etnología: “Ceramiqueros de Traslasierra”, “Pictografías del Cerro Colorado”, “Quilino” y “Ocurrido en Hualfin”, éstas dos últimas co-dirigidas con Jorge Prelorán.
Luego emprendió un largo viaje con su compañera donde él era el corresponsal y Juana Sapire su sonidista. Recorrieron Bulgaria, Yugoslavia, Checoslovaquia, Grecia, Berlín, París, Londres, Nueva York y finalizaron en Ciudad de México. En tierra azteca filmó su primer largometraje: “México, la revolución congelada”. Gleyzer convenció al candidato presidencial del PRI para filmar el documental y logró apaciguar los controles de los censores oficiales.
El filme no fue condescendiente con esa etapa del proceso político mexicano de “revolución institucionalizada”. Utilizó material de archivo del principio de la Revolución Mexicana y material de la masacre de Tlatelolco en 1968 que daba una imagen clara de degradación. Las mixturó con entrevistas a campesinos, políticos, intelectuales, sindicalistas y mostró imágenes de la vida cotidiana, los cultivos, las escuelas bilingües, los ritos religiosos.
Un calidoscopio que ofuscó al gobierno mexicano y solo duró un día en tierra azteca con la expresa mención de que no se pudiera mostrar tampoco en Argentina. No obstante, recibió el Premio Leopardo de Oro en el Festival Internacional de Cine de Locarno, Suiza, de 1971 y el Premio al Mejor Documental en el Festival Internacional de Cine de Adelaida, Australia.
Su visión de la realidad lo hizo alejarse del Partido Comunista e ingresar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Su pasión documental no se desaceleró. Filmó “Swift 1971” que trató del secuestro del cónsul inglés Stanley Silvester por parte del ERP, el pedido de un rescate económico para distribuir alimentos y frazadas entre los trabajadores del frigorífico y la exigencia de mejores condiciones laborales. Propaganda política con eficacia visual.
Al año siguiente se sumergió en otro tema tabú con su filme “Los traidores”. Su único largometraje de ficción. La historia de Barrera, un sindicalista luchador que va escorando hacia la defensa de los intereses patronales. Denuncia política descarnada, idioma popular, realismo demoledor, fino sentido del humor, síntesis de lenguaje audiovisual claro y eficacia discursiva.
Tras cartón, filmó “Ni olvido ni perdón” sobre la fuga de los presos políticos del penal de Rawson y la Masacre de Trelew perpetrada el 22 de agosto de 1972 donde fueron fusilados 16 jóvenes militantes dentro de la Base Aeronaval Almirante Zar. A todas luces un ensayo del futuro terrorismo de estado que instauraría la dictadura genocida en 1976.
En 1973, junto a Juana Sapire, Alvaro Melián, Nerio Barberis, Alberto Vales, Jorge Santa Marina y Gustavo Mc Lennan, creó “Cine de Base”: un artefacto para colectivizar la inteligencia.
En 1974 filmó su último cortometraje (en forma clandestina): “Ma matan si no trabajo y si trabajo me matan”, un crudo relato sobre las protestas y la huelga protagonizadas por los trabajadores de INSUD, en La Matanza, por la flagrante insalubridad en la planta. Plomo en el cuerpo de los trabajadores y los animales de la zona, saturnismo, tuberculosis mezcladas con amenazas de los patrones hacia los dirigentes del movimiento.
Realismo puro y duro salpicado de humor ácido, delirantes canciones de protestas, animación para explicar la teoría de la plusvalía. Otra forma de relatar situaciones críticas, al límite.
En 1975 fue amenazado por la Triple A. Meses después una patota de esbirros lo secuestró en la puerta del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentino. Se lo vio por última vez en el centro clandestino de detención El Vesubio donde lo torturaron. Continúa desaparecido.
Salú Raymundo Gleizer! Por tu integridad, por tu capacidad para filmar episodios duros de la realidad sin perder el humor, por retratar hechos sin edulcorarlos con mística ni evitar la polémica para develar mitos instalados en el campo popular que producen heridas dolorosas.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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