Un día como hoy pero de 2010 se despedía Néstor Carlos Kirchner, presidente de la Nación entre 2003 y 2007. El pueblo lo apodó cariñosamente, Pingüino. Fue intendente de Río Gallegos, gobernador de la provincia de Santa Cruz, diputado nacional y presidente argentino.
Recorrió escrupulosamente todos los estamentos de la política, conoció detalladamente todos los secretos del poder y los utilizó en las más variadas circunstancias.
Utilizó todas las herramientas políticas disponibles. En su puesto de gobernador de una provincia poco poblada ante mandatarios más poderosos, en su puesto inicial de presidente con el 22% de los votos que se hubieran transformado en un aluvión en caso de que hubiera existido segunda vuelta, en su puesto de estratega ante una durísima y larga negociación con el FMI que permitió el desendeudamiento, en su puesto de “cuidador” de las cuentas públicas con su famoso cuaderno escolar en el que anotaba el debe y el haber cotidiano de un país extremadamente difuso, en su puesto de líder para zurcir todas las banderas dentro y fuera del peronismo que le aseguraran una mayoría sólida.
Supo leer su tiempo cuando le tocó gobernar la República Argentina. Lo recibió una patria fragmentada, con angustias variopintas, deuda externa inmanejable y precio de las commodities en alza continua. Un combo explosivo si no se manejaba con destreza.
Construyó un equilibrio inestable asumiendo los riesgos y potenciando las ventajas comparativas. Lidió con una infinidad de grupos económicos y políticos, puso límites a las apetencias externas, plantó bandera respecto a las inconsistencias jurídicas de obediencias debidas, puntos finales e indultos y fue parte de ese viento nuevo e imperfecto que recorrió una parte de América del Sur con sus avances y retrocesos.
Visceral, terco, astuto, maquiavélicamente argento, polémico, amante irrestricto del poder, negociador serial, defensor de la unidad regional poniendo el cuerpo, generador junto a Lula, Evo, Chávez y Tabaré de la fortaleza popular necesaria para enfrentarse al ALCA, definidor letal para que las mayorías vivieran mejor al final de su mandato que en su inicio, jugador de toda la cancha con la cabeza en alto y la zurda presta para gambetear y hacer goles.
Es demasiado pronto para que la historia lo ponga en su exacto lugar por sus aciertos y errores, pero cuando la mayoría del pueblo tiene su foto en la heladera o en la pieza o en un tatuaje o como fondo de pantalla en el celular es que la decisión de considerarlo suyo, ya fue tomada.
Salú Néstor Kirchner!! Por reivindicar la política como herramienta para vivir mejor, porque efectivamente los pobres fueron menos pobres, porque abonaste el sueño de justicia social.

Ruben Ruiz
Secretario General