Pionero de la imaginería futurista
Un día como hoy pero de 1922 nacía Stanley Martin Lieber, editor, guionista de historieta, productor de cine, actor de voz, periodista, escritor de ciencia ficción, presentador de televisión estadounidense y creador de numerosos superhéroes que elevó la difusión del comic en el mundo occidental a niveles insospechados. Sus viñetas se hicieron globales y reconocibles para varias generaciones de lectores, televidentes y videastas.
Nació en Manhattan, el barrio más pequeño y poblado de la ciudad de Nueva York. Hijo de Celia Solomon y Jack Lieber (sastre de profesión), un matrimonio de inmigrantes rumanos de creencias judías. Tuvo una infancia marcada por las consecuencias de la Gran Depresión. Pobreza lunga. Disfrutaba de las obras de Robert Louis Stevenson, Arthur Conan Doyle o Edgar Rice Burroughs y de las películas, especialmente las interpretadas por Errol Flynn.
Cursó sus estudios secundarios en el Instituto DeWitt Clinton del barrio de Bronx mientras trabajaba de lo que podía: repartidor de una farmacia, escritor de obituarios o de comunicados de prensa para el Centro Nacional contra la Tuberculosis, cadete de una fábrica de pantalones. Al terminar el colegio secundario ingresó al Federal Theatre Project, dependiente de la WPA (agencia estatal que creaba puestos de trabajo temporales para emplear en la obra pública).
Al poco tiempo ingresó como ayudante en la editorial “Timely Comics” (hoy Marvel Comics) gracias a la recomendación de un tío que trabajaba en la empresa. Su tarea era que los guionistas tuvieran tinta siempre a mano para realizar los bocetos y dibujos. El personaje estrella de la editorial era “El Capitán América”. La renuncia del escritor Joe Simon y el dibujante Jack Kirby, creadores del personaje, le dio una oportunidad a Stanley Lieber que no desperdiciaría: escribir el guion a partir del tercer número del cómic.
Nacía Stan Lee, un alias que años más tarde adoptaría oficialmente como su nombre propio.
En 1942 debió alistarse en el ejército y sirvió en la fuerza hasta 1945. Se incorporó al Cuerpo de Señales donde escribió manuales técnicos, carteles contra las enfermedades venéreas, guiones de videos de entrenamiento y eslóganes. Fue su aporte en la Segunda guerra Mundial.
En 1947 conoció a una mujer fundamental en su vida: Joan Boocock, una inglesa que trabajaba como modelo de sombreros en Nueva York. Estaba casada pero arrepentida de su matrimonio. Stan quedó impactado de la belleza de esa pelirroja e hizo esfuerzos para volcar la balanza. Buscaron una ciudad donde existiera un trámite abreviado de divorcio. Ella viajó a Reno, distante 3900 kms. para realizar los trámites. El no soportó la lejanía y el peligro que significaba tan bella mujer sin compañía en una ciudad lejana y viajó de sopetón a Reno. La acompañó a efectivizar el divorcio y se casaron una hora después en el mismo registro civil.
Tras la contienda mundial regresó a su trabajo en la editorial. Sin embargo, las tiras se habían vuelto grises, monótonas. Era 1961 y decidió retirarse. En ese momento su esposa le dijo suavemente y con dureza: “Antes de abandonar, ¿por qué no intentas escribir al menos un cómic del que te sientas orgulloso?». El impacto fue inmediato y el resultado fue mágico.
El dúo formado por Stan Lee con el dibujante y editor Jack Kirby patearía el tablero y crearía “Los cuatro fantásticos”, equipo ficticio de superhéroes formado por: “Sr. Fantástico”. “Mujer Invisible”, “Antorcha Humana” y “La Cosa” con sus múltiples enemigos: el Dr. Doom, Galactus, Annihilus, Ronan El Acusasor, Namor, Ultron, El Hombre Topo, Kl’rt el guerrero Skrull, El Amo de las Marionetas, Thanos, Silver Surfer. Un comic que se transformó en ícono de la cultura pop.
Tras cartón, creó junto al historietista Steve Ditko otro cómic histórico: “El Hombre Araña”. La historia de Peter Parker, un joven huérfano que había adquirido superpoderes después de ser picado por una araña radioactiva; halo de buen vecino, problemas regulares con sus novias y que sufría por la muerte de su tío Ben a quien hubiera podido salvar. Introvertido, inteligente, algo bromista y algo melancólico.
Su transformación en superhéroe era novedosa. Telarañas sintéticas que partían desde sus muñecas y le permitían desplazamientos múltiples, capacidad para adherirse y trepar en cualquier superficie, fuerza indómita y “sentido arácnido” para prever peligros y amenazas. En espejo, un nutrido grupo de enemigos: Camaleón, el Dr. Octopus, El Buitre, El Chacal, Hombre de Arena, Chapucero, Rhino, Kraven El Cazador, El Lagarto, entre muchos.
Otro personaje fuerte (luego llevado a la televisión) fue “El increíble Hulk”: el débil Dr. Banner que, debido a una explosión en un experimento con bomba gamma, se transformaba ante situaciones de peligro en el musculoso humanoide verde, rasgaba sus ropas y exponía su fuerza descomunal. Mixtura atrapante de personalidades enfrentadas sobre una misma figura.
Uno más: “Iron Man”. Historieta sobre Anthony Stark que hereda la empresa de sus padres, parte del complejo militar-industrial yanqui. Gravemente herido en un secuestro y capturado era obligado a fabricar un arma mortal. Un trozo de metralla letal se había instalado en su pecho. Un ingenioso compañero preso lo ayudó y diseñó una placa pectoral magnética para evitar que colapsara su corazón y una armadura mecanizada que cubriera su cuerpo.
Un escape violento le permitió regresar a su casa donde descubrió que no había posibilidad de extraer la munición de su cuerpo lo que obligó a usar la placa en forma permanente y recargarla para que funcionara. Con sus conocimientos tecnológicos mejoró su armadura, la dotó de capacidad de vuelo, rayos repulsores y comunicaciones sofisticadas. Comenzaba su lucha por salvar su entorno, su empresa y “al mundo”. Los primeros capítulos fueron devorados por un perfil anticomunista (coincidente con el momento de “guerra fría” que se vivía) pero luego, vía guerra de Vietnam, cambió su postura bélica a ultranza. No obstante, construyó armas en su guerra con sus enemigos que se apilaban: Traficante de Hierro, Madame Máscara, Hombre de Titanio, Justin Hammer, Fin Fang Foom, Zeke Stane, entre otros.
Se agregaron “X-Men”, “Thor”, “El defensor diabólico”, “Pantera Negra”, “Dr. Strange”, “Silver Surfer”. Los comics pasaron a la televisión y a la pantalla grande y se consolidó el Mundo Cinematográfico Marvel. Durante algunos años fue su redactor en jefe y productor ejecutivo. Una pequeña empresa publicitaria se había transformado en la editorial más importante de su época y luego en una inmensa corporación multimedia, Stan Lee y equipo mediante.
Su gran mérito fue humanizar a los superhéroes, acercarlos al mundo real, hacerlos convivir con problemas cotidianos, que fueran uno del barrio (aunque con características especiales). Su estilo de trabajo fue el “método Marvel”: comunicar una síntesis de la trama, dar libertad a los dibujantes para crear las ilustraciones y crear los diálogos con las viñetas expuestas. Creación colectiva? Uso de los saberes de otros? Capacidad de dirección para unir bocetos y guiones? Una discusión que supo direccionar hacia sí e imprimir un rumbo definido. Su sello personal: el “síndrome Lee”. Que los nombres y apellidos de los personajes empezaran con la misma letra (Bruce Banner, Peter Parker, Reed Richards, Stephen Strange, Susan Storm, etc).
Creativo, polémico, exagerado, creador de ilusiones y futurismo, carismático, elocuente.
En el otoño de 2018 una neumonía dejó en suspenso su enésimo viaje de fantasía viajera.
Salú Stan Lee! Ilusionista empedernido, provocador de la imaginación, socio del asombro.
Ruben Ruiz
Secretario General