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Efemérides 28 de Junio – Kamala Sohonie

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La estudiosa de la comida de los más pobres

Un día como hoy pero de 1998 se despedía Kamala Bhagvat (Sohonie sería su apellido de casada), bioquímica e investigadora india que fue la primera mujer en recibir un doctorado en una disciplina científica en su país, quien allanó el camino para que las mujeres fueran aceptadas en instituciones de educación superior y quien investigó los efectos vitamínicos y nutricionales de alimentos asequibles y baratos (arroz, legumbres, hortalizas) para que los habitantes más pobres de la India pudieran comer de manera cotidiana y en forma saludable.
Nació en 1911 en la ciudad de Indore, estado de Madhya Pradesh, en la región central de la India. Su padre era Shri Narayanarao Bhagvat, licenciado en química y ex estudiante del antiguo Instituto de Ciencias Tata (posteriormente, Instituto Indio de Ciencias), enclavado en Bangalore, ciudad conocida en la actualidad como la “Silicon Valley” de la India.
Terminados sus estudios secundarios se inscribió en la universidad de Mumbai donde alcanzó la licenciatura principal en Química y secundaria en Física en el año 1933.
Con su título se presentó en el Instituto Indio de Ciencias y solicitó una beca de investigación. La solicitud fue rechazada por su fundador y director, el premio Nobel de Física Chandrasekhara Venkata Raman. Los argumentos eran tan discriminatorios como primitivos: que las mujeres no alcanzaban las competencias suficientes para realizar investigaciones y que la presencia femenina era un distractor para los investigadores varones.
Kamala no se amilanó.
Se aquerenció en la oficina del director del instituto e inicio una protesta civil no violenta para enfrentar semejante acto de marginación. Ese acto de protesta se llamaba Satyagraha (insistir por la verdad) que estaba instaurando Mahatma Gandhi en la India.
Fueron días de creciente tensión en la casa de estudios y de firmeza incólume de la novel científica segregada.
Finalmente, Chandrasekhara Venkata Raman cedió. Pero impuso tres condiciones: no sería considerada candidata regular y estaría a prueba el primer año; debía trabajar hasta altas horas de la noche según le indicara su tutor; debía pasar lo más desapercibida posible y evitar ser una distracción para los investigadores de su entorno.
Kamala aceptó el convite con indisimulable enojo pero lo tomó como un desafío. La misoginia de las autoridades no iba a tener más peso que su vocación científica.
Comenzó a trabajar con el profesor Sreenivasayya, uno de los más estrictos del instituto. Al poco tiempo la dedicación y la capacidad investigativa demostradas superaron todas las barreras. Fue aceptada como investigadora regular con el aval del director del instituto.
Estudió profusamente las obras de los grandes bioquímicos de la época y centró sus investigaciones en las proteínas de la leche, las legumbres y las leguminosas, alimentos que constituyen la base de la alimentación de millones de habitantes del subcontinente asiático.
Obtuvo un “Science masters degree” (título intermedio entre la licenciatura y el máster en el sistema académico anglosajón); en 1936 completó su investigación y alcanzó la Maestría con distinciones. Luego de su graduación las mujeres fueron aceptadas como estudiantes en el centro de investigación.
Esos títulos le permitieron ser considerada por la universidad de Cambridge en calidad de becaria. Comenzó a investigar en un laboratorio con el premio Nobel Frederick Hopkins. Trabajaron sobre la oxidación biológica de tejidos vegetales y, en sus estudios sobre la papa, descubrió la existencia de la enzima ‘Citocromo C’ que desempeña un papel fundamental en el proceso de creación de energía para los organismos vivos mediante un mecanismo encadenado de transporte de electrones.
Al mismo tiempo obtuvo una beca de investigación en EE UU donde acrecentó sus conocimientos sobre vegetales comestibles. En 1939 retornó a Cambridge, defendió su tesis sobre la respiración de los tejidos de las plantas y alcanzó su doctorado.
Ese mismo año volvió a la India, se acercó a Mahatma Gandhi y contribuyó a la lucha independentista. Fue designada directora del Departamento de Bioquímica del Lady Hardinge Medical College de Nueva Delhi y, posteriormente, se trasladó al sur del país para trabajar en el Laboratorio de Investigación en Nutrición de la ciudad de Coonoor como subdirectora adjunta, donde investigó los efectos producidos por algunas vitaminas.
En 1947 se casó con el con el actuario M. V. Sohonie y la pareja se trasladó a Mumbai. Allí ingresó al recién creado Real Instituto de Ciencias como profesora en el departamento de Bioquímica. La calidad de su trabajo implicó que la designaran como directora del centro de estudios (su nombramiento definitivo tardó cuatro años por la misoginia reinante).
Junto a sus estudiantes continuó el trabajo sobre las proteínas de tres grupos de alimentos consumidos por la población rural (harina de arroz, legumbres, miel de caña) y las dificultades en la digestión que producían algunas de ellas.
Se especializó en el “néctar de palma” o Neera, una savia extraída de la inflorescencia de varias especies de palmeras toddy y muy consumida como bebida. Descubrió que existían cantidades significativas de vitamina A, vitamina C y hierro en la savia, y que estos componentes podían sobrevivir a la concentración del néctar en el azúcar y la miel de palma.
A partir de la confirmación de los resultados de estos estudios aconsejó la incorporación de Neera en algunos productos lácteos que componían la dieta de niños/as, adolescentes y embarazadas en las zonas rurales que sufrían altos niveles de desnutrición. La consecuencia inmediata fue que el estado de salud de esa población vulnerable mejoró notablemente.
Más tarde participó en la “Sociedad para la Guía del Consumo de la India” en la que fue electa presidenta entre 1982 y 1983 y escribió diversos artículos sobre consumo y alimentación seguros en la revista “Keemat”, órgano de difusión de la Sociedad de Orientación al Consumidor”.
Al finalizar el verano de 1998 su reloj biológico detuvo su marcha.
Salú Kamala Sohonie! Por tus invalorables aportes para mejorar la salud de millones de desnutridos de tu inmenso país y por tu firmeza para enfrentar el sorprendente sexismo existente en el medio científico que aún vive “ratoneando” en varios rincones y algunas direcciones de laboratorios y claustros.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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