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Efemérides 29 de Abril – Ignacio Lucas Albarracín

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Pionero del animalismo en la República Argentina

Un día como hoy pero de 1926 se despedía Ignacio Lucas Albarracín Rojo, el “Loco”, jurisconsulto y abogado argentino, defensor permanente de los derechos de los animales en nuestro país y promotor de leyes protectoras que inauguraron un camino inexplorado hasta ese momento. En conmemoración de su trayectoria se celebra el Día Nacional del Animal (en el resto del mundo se conmemora el 4 de octubre).
Nació en 1850 en Córdoba pero siempre se sintió un sanjuanino adoptivo. Hijo de Flora Roja Angulo y del coronel Santiago Albarracín Castro que vivían recluido en la provincia de San Juan por disputas políticas originadas en el período de las guerras civiles en nuestro país.
Cursó sus estudios primarios en la ciudad de San Juan y los secundarios en el Colegio Montserrat, de la ciudad de Córdoba. En 1873 se recibió de abogado en la Facultad de Derecho de la UBA y estableció se estudio en la ciudad porteña. Sobrino de Domingo Faustino Sarmiento, ambos trabajaron codo a codo en defensa de los animales y por la prohibición de su maltrato. Siempre rechazó ocupar cargos ejecutivos a pesar de su cercanía familiar o amistad con presidentes o integrantes del poder político de la época.
En 1879 fue cofundador de la Sociedad Protectora de Animales (SAPA) junto a su tío y a Carlos Guido Spano, Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre y el reverendo escocés Juan Francisco Thomson; ocupó el cargo de secretario. En 1885 fue nombrado presidente de la institución (cargo que ocupó hasta el día de su muerte) y comenzó una campaña pública contra la riña de gallos, las corridas de toros, el tiro a la paloma, la innecesaria crueldad para faenar animales, la caza indiscriminada, la doma de potros y a favor de la protección de los caballos utilizados para el transporte (recordemos que en esa época existía la “tracción a sangre”) para los que logró que fuera obligatoria una protección en la cabeza durante el verano.
Además, inició otra campaña contra la existencia del Zoológico dado que su opinión pública era que privaba a las águilas de la libertad natural que necesitaban, invalidaba la energía natural de los félidos y causaba enfermedades a innumerables especies a causa del encierro. En el mismo sentido se opuso al uso de animales en los circos.
Fue un persistente batallador para que se aprobaran leyes protectoras de los animales. Ese trabajo colectivo que logró penetrar en la sociedad urbana se sintetizó en la ley 2.786 (popularmente conocida como “Ley Sarmiento” (por el aporte sistemático que había realizado el ex presidente) aprobada en 1891, cuyo articulado escueto y preciso era el siguiente:
ARTÍCULO 1. Declárase actos punibles los malos tratamientos ejercitados con los animales, y las personas que los ejerciten sufrirán una multa de dos a cinco pesos, o en su defecto arresto, computándose dos pesos por cada día.
ARTÍCULO 2. En la capital de la República y Territorios Nacionales, las autoridades policiales prestarán a la Sociedad Argentina Protectora de los Animales, la cooperación necesaria para hacer cumplir las Leyes, reglamentos y ordenanzas dictadas o que se dicten en protección de los animales, siendo de la competencia de las mismas, el juicio y aplicación de las penas en la forma en que lo hacen para las contravenciones policiales.
ARTÍCULO 3. El importe de las multas a que se refiere el artículo primero será destinado a las sociedades de beneficencia de cada localidad.
ARTÍCULO 4. La Municipalidad de la capital de la República y las de los Territorios Nacionales dictarán ordenanzas de conformidad a la presente Ley.
ARTÍCULO 5. Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Una novedad para la época que interpelaba algunos usos y costumbres en todo el país.
Solicitó la ayuda del Estado Nacional para la construcción de hospitales veterinarios gratuitos, logró incorporar en la currícula escolar la importancia de la defensa de los animales y generó una amplia difusión institucional de la problemática. En 1904 fundó el periódico “El Zoófilo Argentino” que ayudó a expandir estas ideas en una buena parte de nuestro territorio y cuyo eslogan era “Justicia hasta para los animales”.
En 1907, junto al Consejo Nacional de Educación, comenzó a trabajar para instituir el Día del Animal, inspirado en la celebración del “Domingo animal” que se llevaba a cabo en Londres o el “Día del Ave” en Estados Unidos. En 1908 se celebró por primera vez ese día conmemorativo ante la presencia de 13.000 niños/as y 8.000 adultos.
También tuvo tiempo y energía para formar una familia. Se casó con Sara Bibiana Carranza Davison y la pareja tuvo cinco hijas y cuatro hijos.
Una continuación normativa del trabajo de Albarracín fue la ley 14.346 de Protección Animal promulgada el 27 de octubre de 1954 (aún vigente y que tiene 13 proyectos de reforma), que endureció las penas y aumentó la cantidad de motivos punibles por maltrato hacia los animales y la ley 27.330 del 16 de noviembre de 2016 que prohibió la realización de carreras de perros en el territorio nacional cualquiera sea su raza.
En otro orden, formó parte de asociaciones contra la trata de personas y participó de numerosas campañas por la protección de la fauna y la preservación del ambiente.
Un día otoñal de 1926 su dinamismo y amor por la naturaleza se tomó un largo respiro.
Tenaz, didáctico, vegetariano, hábil difusor de ideas protectoras y gestor de leyes pertinentes.
Salú Ignacio Albarracín! Uno de esos locos necesarios que nos alertan sobre nuestros comportamientos para con seres que aparecieron antes que nosotros/as en el planeta.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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