Retratos de la naturaleza con espíritu científico cuando casi no existía la fotografía
Un día como hoy pero de 1890 se despedía Marianne North, dibujante, pintora y naturalista británica que aportó un valor científico a sus grabados de las más diversas especies vegetales y ayudó a la profesionalización de la ilustración botánica.
Nació en Hastings, sur de Inglaterra, en el año 1830. Hija de Janet Marjoribanks y de Frederick North, terrateniente y diputado por el Partido Liberal. De chica quería estudiar música y canto pero luego decidió dedicarse a la pintura. Su madre murió cuando Marianne tenía 25 años y poco tiempo después su padre perdió el escaño en el parlamento británico. Ella prometió no abandonar nunca a su progenitor y cumplió.
Padre e hija decidieron realizar un viaje que los llevó a Suiza, el Tirol (actual Austria), Italia, Turquía, Grecia, España, Líbano y Egipto. Recabó datos informales sobre especies exóticas y tomó clases con varios maestros, lo que le permitió perfeccionar su estilo.
En 1827 falleció su padre y Marianne heredó una pequeña fortuna que le permitió desarrollar su carrera pictórica y despegar del papel que les atribuían a las mujeres de su clase en plena época victoriana. Formó parte del grupo de mujeres europeas que abandonaron los roles familiares típicos, emprendieron largos viajes en solitario, se dedicaron a explorar la naturaleza y se acercaron a las ciencias naturales y la antropología.
Entre 1871 y 1872 realizó su primer viaje con plena autonomía y llegó a Canadá, EE UU, Jamaica y Brasil. Pintó el entorno de las cataratas del Niágara sin quedar muy convencida. Pero su estilo sufrió un cambio radical cuando abandonó la acuarela por el óleo y cuando desistió de pintar fondos neutros y comenzó a retratar las especies y su hábitat. Jamaica fue su nuevo punto de partida: silla plegable, pinceles de diferentes tamaños, sombrilla contra el sol y la lluvia y una enorme curiosidad por las especies tropicales.
En su estancia brasileña, vivió en la selva y pintó más de 100 cuadros. Tras un pequeño regreso a Inglaterra viajó a las Islas Canarias en 1875. Se aquerenció en Puerto de la Cruz de Tenerife, más precisamente en el jardín privado Sitio Litre, y pintó unas 30 obras que reflejaban la flora (rosas, geranios y naranjos) y el hábitat de la isla.
En 1876 emprendió un viaje más ambicioso. Arrancó en California, donde se especializó en retratar las secuoyas. Continuó por Japón, Sri Lanka, India y Java donde pintó diferentes ecosistemas en los que se encontraban cerezos en flor, plantaciones de tabaco y té, plantas sagradas de la religión y literatura hindú, palmeras tropicales y selvas. En Borneo retrató su obra más célebre: la planta carnívora nepenthes northiana que terminó incluyendo su nombre en la denominación científica.
Entre 1880 y 1881 viajó a Australia, Tasmania y Nueva Zelanda donde trabó amistad con Marian Ellis Rowan y con quien adquirió nuevos conocimientos sobre pintura al óleo. Su especialidad en ese territorio lejano fue la flora silvestre de la región.
En 1882 regresó a Inglaterra e inauguró una galería con sus obras en el Real Jardín Botánico de Kew. En su apertura se vendieron las dos mil copias del catálogo botánico que había realizado con sus manos. El orden de las pinturas coincidía con la localización geográfica, de tal manera, que compuso un profuso mosaico visual en las paredes con paisajes y flora de las diversas partes del mundo donde habían sido creadas.
En 1884 emprendió su último viaje. En su primera etapa recaló en Sudáfrica y las Islas Seychelles donde descubrió y pintó varias especies, algunas de las cuales llevan su nombre en la denominación científica. El último destino fue Chile; esa parte del viaje duró cuatro meses. Retrató la vida silvestre de las desiertas costas de Concón y su lucha por sobrevivir en muy pocos kilómetros cuadrados.
Luego pintó las puyas o chaguales que crecían en la costa y los cerros de la zona central y, finalmente, alcanzó el objetivo que había ido a buscar: la araucaria imbricada en la Cordillera de Nahuelbuta (en idioma mapudungun: nawelfütra, “jaguar grande”). Ya había retratado las araucarias brasileñas y australianas. Le faltaba la especie que crecía en Chile.
A su vuelta, con reumatismo y sordera a cuestas, completó su donación para que se exhibieran las 833 pinturas y los 246 tipos de maderas que recogió durante sus viajes en la Marianne North Gallery del Real Jardín Botánico.
Es la única exposición permanente en Gran Bretaña dedicada a una artista femenina.
Su capacidad física para realizar largos viajes se había reducido a la mínima expresión por lo que se retiró al pueblo de Gloucestershire. Allí pasó sus últimos años luchando contra fiebres tropicales y otras enfermedades fruto de su ajetreada existencia aventurera.
Fue una artista-botánica itinerante que aportó definición precisa en las formas, vívidos colores, réplica de la profunda conexión de las especies con su medio ambiente, rigor científico y fidelidad en sus obras, datos puntuales para catalogar nuevas plantas, flores y árboles y una contribución fenomenal para el registro botánico de la época.
Salú Marianne North!!
Ruben Ruiz
Secretario General