Recuperación de la democracia en la República Argentina
Un día como hoy pero de 1983 Raúl Alfonsín se transformaba en presidente de la Nación por el voto popular y el pueblo argentino sepultaba la experiencia más sangrienta y desbocada producida por una dictadura militar homicida.
Fue el corolario de un largo proceso de derrota y recuperación popular. Golpe de estado sangriento, muertes, desapariciones, exilados, miles de despedidos y cesanteados, cierre del Congreso, intervención a sindicatos y universidades, prohibición de la actividad política, escalada de la deuda externa, desmantelamiento de las empresas del Estado y desindustrialización.
Resistencia de mil formas diferentes, revelación de los crímenes cometidos desde el estado, rondas corajudas en Plaza de Mayo, denuncias a la CIDH, recuperación de una razonable unidad sindical en la CGT-Brasil, marchas a San Cayetano, gloriosas batallas callejeras del 30 de marzo y el 16 de diciembre de 1982, intento desesperado de recuperación de las Islas Malvinas, heroísmo de nuestros pibes en las islas por siempre argentinas, urnazo popular un domingo de Libretas de Enrolamiento y Libretas Cívicas desempolvadas de mil rincones y DNI con su primer sello electoral.
Fue un aluvión de votos que emparentó a millones de argentinos y argentinas hartos de la violencia generada desde el poder, con ansias de justicia y necesidad de un futuro amigable con la vida.
El líder encontrado para transitar ese camino fue Raúl Alfonsín. Él aceptó el desafío y modeló un trayecto en el que derrotó, primeramente, al aparato conservador dentro del radicalismo; luego incorporó a una buena parte de sus derrotados internos a la alquimia electoral y, por último, cantó victoria ante el peronismo con todas sus vertientes incluidas en su boleta.
Se enfrentó a la herida más profunda de la historia de nuestro pueblo con grandeza. Creó la CONADEP para esclarecer las atrocidades cometidas por la dictadura, demostrar que la desaparición de personas había sido un plan de exterminio masivo y una política de ese gobierno para eliminar opositores y elaborar un informe con las denuncias de los familiares de las víctimas y los sobrevivientes.
Bancó todas las presiones militares y civiles contra el Juicio a las juntas que derrumbó las aspiraciones castrenses de una amnistía, permitió develar ante millones de ciudadanos/as la salvajada que fue la dictadura y marcó un ejemplo internacional de juzgamiento que no tenía parangón en la historia jurídica global.
Después de esos juicios, no hubo más posibilidad de decir que no se sabía lo que había ocurrido durante la dictadura. Ese fue un gran mérito. Tampoco los sobrevivientes, ni los familiares de las víctimas, ni el gobierno democrático apelaron a la venganza. Se insistió en el escabroso terreno de la justicia con todas las garantías para los reos. Otro mérito político y humanista.
Lamentablemente, después neutralizó parte de esa victoria popular con su decisión de dictar el punto final y la obediencia debida.
Otro gobierno fue más perverso y ofrendó los indeseables indultos. Un gobierno posterior reparó esa atrocidad, declaró nulos esos “beneficios” inescrupulosos y permitió nuevos juicios. Finalmente, un pueblo se levantó de sobrepique cuando otro gobierno quiso ofrendar el “beneficio del 2×1” a algunos condenados por crímenes de lesa humanidad y logró desbaratar la maniobra en una Plaza de Mayo de Mayo colmada de Pueblo e indignación.
El gobierno presidido por Alfonsín generó un plan económico heterodoxo para enfrentar la pesada carga que había dejado la dictadura y ensayó una defensa de nuestra soberanía ante los acreedores externos. Pero esos planes fracasaron ante las presiones de los poderosos, el trabajo de zapa realizados por las “capitanes de la Industria” y la “patria contratista” locales, la violencia de los “carapintadas” y las propias debilidades y dudas gubernamentales.
Se enfrentó a la Sociedad Rural por su política económica y a la iglesia por la ley de divorcio vincular que, finalmente, se aprobó y por la cual miles de argentinos/as normalizaron sus vidas. Un poco menos de oscurantismo, un poco más de libertad en los vínculos.
Enfrentó a los golpistas y a los oscurantistas, pero no pudo con la economía que definió el abrupto final de su gobierno. Fue una demostración clara de que los poderosos, dueños indudables de la economía, no son permeables cuando olfatean decisiones vacilantes y vislumbran pérdida de poder popular. Actúan sin pudor ante los límites y errores de los gobiernos elegidos por las mayorías.
Sanguíneo como lo indicaba su ascendencia gallega, caminante de la política, polémico en las situaciones límites, constructor compartido de esta democracia imperfecta, perspicaz armador de mayorías con pronósticos desfavorables, digno ejemplo de vida militante permanente.
Salú Pueblo Argentino! Por tu capacidad histórica para resistir y devolver la democracia a la Nación.
Salú Raúl Alfonsín!! Por tu serenidad en la victoria y tu dignidad en la derrota, por tu entereza ante las consecuencias de la nefasta dictadura, por tu transitar incorruptible en los cargos en que el pueblo te eligió, por tu testarudez democrática.
Ruben Ruiz
Secretario General