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Efemérides 7 de Octubre

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Padre Carlos Mujica

Un día como hoy pero de 1930 nacía Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, el padre Mujica. Cura villero, integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, carismático, futbolero con fundamento, buen cocinero de empanadas e hincha de Racing Club. Hijo de Adolfo Mugica -fundador del Partido Demócrata Nacional- que fue diputado nacional y ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Arturo Frondizi en 1961 y de Carmen Echagüe, hija de terratenientes de la provincia de Buenos Aires.
En honor a su natalicio se conmemora el Día Nacional de la Identidad Villera.
Cursó el secundario en el Colegio Nacional Buenos Aires, tuvo un rápido paso por la Facultad de Derecho de la UBA -que abandonó luego de una peregrinación a Roma- y a los 21 años ingresó en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires ubicado en Villa Devoto de la ciudad de Buenos Aires. Fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1959 en la Catedral Metropolitana. Durante ese período trabajó asistiendo a las familias carenciadas que se acercaban a la parroquia de Santo Rosa de Lima, en la ciudad porteña.
Su primera misión pastoral fue en la diócesis de Reconquista (provincia de Santa Fe) con monseñor Juan José Iriarte. “Un cura que no esperaba a que la gente fuera a la parroquia, la iba a buscar…”, según contaba Mujica. Más tarde fue designado vicario cooperador de la parroquia Nuestra Señora del Socorro con funciones en la secretaría del cardenal de Argentina. Además, era profesor de Teología en la Universidad del Salvador y asesor de jóvenes universitarios.
Si bien provenía de una familia acomodada, sus experiencias y sus lecturas doctrinarias y humanistas de Pierre Teilhard de Chardin, Jacques Maritain y Michel Quoist, lo invitaron a reflexionar sobre la función sacerdotal en un mundo tan injusto y desigual. Siempre recordó una frase que la dijo el abad Pierre: “Antes de hablarle de Dios a una persona que no tiene techo es mejor conseguirle un techo…” Sumó otras lecturas. Autores peronistas, al sacerdote colombiano Camilo Torres, al brasileño Helder Cámara y seguía con atención la trayectoria del Che Guevara.
En ese entonces, fue asesor espiritual de la Juventud Estudiantil Católica del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la Juventud Universitaria Católica de la Facultad de Medicina. Allí, tuvo sus primeros contactos con Carlos Gustavo Ramus, Mario Eduardo Firmenich y Fernando Abal Medina, fundadores de Montoneros y, luego, con el “Tala” Ventura y Miguel Talento, futuros conductores de la Juventud Universitaria Peronista.
Simultáneamente, comenzó su trabajo pastoral en la villa del Puerto, aledaña al edificio de depósito del Correo, en Retiro; oficiaba misa en la iglesia Stella Maris del barrio YPF. En 1968 viajó a Francia y se encontró con las manifestaciones y huelgas del “Mayo francés” que le refrendaron sus posiciones en favor de la igualdad social y contra la discriminación económica de las mayorías trabajadoras.
A su vuelta, comenzó la construcción de la capilla en el barrio Comunicaciones que, junto a los barrios Inmigrantes, Güemes, YPF, Laprida y Saldías, conformaban la Villa 31, en Retiro. En 1970 se inaugura con el nombre de Cristo Obrero y se transforma en el centro del trabajo pastoral y organizativo de la villa. Forma un equipo experimentado en luchas contra las razzias policiales, los intentos de erradicación, los incendios provocados por la falta de luz y el uso de velas para iluminar las casillas y a favor de la construcción comunitaria, organizaciones vecinales, clubes de madres, clubes juveniles y de lucha contra las adicciones.
Denunció la tiranía de la dictadura de Onganía, la clausura de la CGT de los Argentinos, el encarcelamiento de Raimundo Ongaro y Agustín Tosco, la violencia policial en las villas. Se involucró en la campaña “Luche y vuelve” por el retorno al país y a la presidencia por tercera vez de Juan Domingo Perón. Cumplida la vuelta de la democracia y con los triunfos electorales del peronismo el 11 de marzo y el 23 de septiembre de 1973 tomó una postura crítica sobre la lucha armada que lo separó de Montoneros y de otras organizaciones guerrilleras.
Consolidó su compromiso con los pobres, con el proceso democrático y la paz. Un tiempo antes, ocupó un cargo ad honorem en el Ministerio de Bienestar Social que abandonó a los pocos meses enfrentado a las prácticas del lopezrreguismo. Vivió en carne propia la imposibilidad de generar nuevos mecanismos de inclusión social por la subestimación de los pobres, de sus capacidades y de sus principios que se profesaba en ese ministerio. Todas sus expresiones públicas contra la violencia y las prácticas antipopulares y su independencia política le valieron enemigos poderosos con poder de fuego.
El 11 de mayo de 1974 dio una misa en la parroquia San Francisco Solano del barrio de Villa Luro, en la ciudad de Buenos Aires. A la salida, se dirigió al Renault 4 junto a su amigo Ricardo Rubens Capelli y fueron emboscados por varios hombres que descerrajaron 14 tiros en el cuerpo de Mujica y 4 tiros en el cuerpo de Capelli. Sobrevivieron y fueron llevados al Hospital. La operación del cura villero duró dos horas, pero la gravedad de las heridas hizo imposible su sobrevivencia. Murió dejando como herencia su coherencia entre las palabras y los actos.
Años después Capelli tuvo la oportunidad de identificar como autor material del crimen a Rodolfo Eduardo Almirón -a quien conocía del Ministerio de Bienestar Social- miembro de la temida Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) que paseó su violencia fascista y perpetró amenazas de muerte, asesinatos y persecuciones durante varios meses.
Historia trágica de una época visceral, sin espacio para parar la pelota. De presiones insolubles con olor a muerte, con tremendas dificultades para afianzar la ilusión popular. El poder real no dio resquicio. Los errores sobre los significados de la decisión de las mayorías y sus tiempos políticos, fueron garrafales. Los desgarros colectivos y sus secuelas, infinitos.
Salú padre Mujica!! Te acorralaron y no te quejaste. Seguiste el camino marcado sin bajar la mirada. No pudieron borrarte de la memoria de los más pobres. Las paredes siguen hablando de vos, de tus ojos cariñosos, de tu voz segura…

Ruben Ruiz
Secretario General 


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