El domingo 9 de julio se inaugurará el primer tramo del Gasoducto presidente Néstor Kirchner. Una obra ejecutada en 350 días, contra los pronósticos agoreros de los conocidos de siempre y superando polémicas estériles sobre los actores de su ejecución producidos al inicio de la licitación. Además, este tramo se concreta en un contexto internacional inestable, que demanda avanzar hacia la autonomía energética y concretar el desafío de exportar un recurso apetecido por muchos países.
Los trabajadores/as de la industria del gas natural sabemos que es una obra necesaria. Lo dijimos públicamente cuando otros dudaban. No lo expresamos por pertenecer a una industria que ampliará su potencial sino porque la República Argentina debe caminar hacia la independencia energética y confluir con los países de la región en soluciones comunes que mejoren la calidad de vida de millones de personas y empoderen a sus pueblos con decisiones estratégicas.
De Tratayén a Salliqueló se instalaron 47.700 caños de 12 metros de largo, 36 pulgadas de diámetro y 12,7 mm de espesor nominal en un trazado de 573 kms. que atravesó las provincias de Neuquén, Rio Negro, La Pampa y Buenos Aires. Confluyeron cerca de 45.000 trabajadores/as que, una vez más, demostraron su capacidad individual y construyeron una sabiduría colectiva que permitió superar los desafíos de la geografía cambiante y la irrupción de nuevas técnicas laborales y operativas.
Trabajadores/as de la construcción, metalúrgicos, del transporte, de sistemas, de la industria petrolera y del gas natural, de montajes industriales, de apoyo logístico, entre otros/as. Obreros y empleados especializados, técnicos y profesionales que ensamblaron caños y amalgamaron sacrificio continuo y perspectiva de nación.
Otro punto para no olvidar: el financiamiento. Esta obra fue posible por el aporte de millones de argentinos/as que nutrimos el presupuesto nacional cotidianamente y porque se utilizó el 25% del discutido impuesto a la riqueza aprobado oportunamente. De allí se extrajeron los fondos para alcanzar este primer logro. No hubo otros aportes dinerarios.
Por último: la obra fue confiada a Enarsa contra la opinión de quienes pretendían dejar su ejecución y el devenir futuro de la operación en manos de las productoras de hidrocarburos. Otra muestra de que la gestión estatal puede ser exitosa si los objetivos son claros y las políticas se anticipan con claridad y se sostienen en el tiempo.
En principio, este primer tramo transportará 11 millones de m3/día; cuando se incorporen las plantas compresoras alcanzará los 22/24 millones de m3/día; cuando se complete el segundo tramo se llegará a 44 millones de m3/día. Además, existen otras obras que potenciarán el transporte y distribución de gas natural. El gasoducto Mercedes-Cardales (73 kms. de 30 pulgadas) que permitirá unir el flujo de las dos transportadoras de gas; la reversión del Gasoducto Norte y obras complementarias en las provincias de Córdoba y Santa Fe que mejorarán el consumo domiciliario, comercial, industrial y de generación eléctrica y abrirán la posibilidad de iniciar una política sostenible de exportación a los países limítrofes.
Las limitaciones económicas, los vaivenes políticos o la lucha por la distribución de la renta (a veces pública, a veces sorda) no detuvieron el primer tramo de una obra que beneficiará el desarrollo nacional, mejorará la calidad de vida de millones de familias y equilibrará las posibilidades de crecimiento en varias provincias argentinas.
Los trabajadores/as de la industria del gas natural vamos a operar y mantener el nuevo gasoducto con orgullo y eficiencia.
COMISIÓN DIRECTIVA APJ GAS
