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Shadow

Efemérides 14 de Mayo – B. B. King

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El rey del blues que se enamoró de Argentina

 

Un día como hoy pero de 2015 se despedía Riley Ben King, guitarrista, cantante y compositor estadounidense que fue uno de los músicos más influyentes e innovadores del blues y que se transformó en un “bluesman” trotamundos (realizaba entre 250 y 300 conciertos por año) para difundir una música que lo definía a él y a la comunidad negra de su país. Sufrimiento, alegoría, transpiración, melancolía, ilusión, tradición oral, improvisación, sensibilidad.
Nació en 1925 en una plantación cercana a Itta Bena, estado de Misisipi. Hijo de Albert King y Nora Ella Farr, cultivadores de algodón en estado de semiesclavitud. En 1930 sus padres se separaron y fue a vivir en forma intermitente con su abuela, Elnora Farr, en el pueblo de Kilmichael. Su madre falleció cuando tenía nueve años. Entonces, la convivencia con su abuela fue permanente.
Trabajó en los campos de algodón: 12 horas diarias, 6 días a la semana. Con el tiempo cambió el cultivo por el manejo del tractor. En esas extensiones de campo y sudor conoció el canto de los esclavos, tan característico del blues que con el tiempo se trasladó a las guitarras: “llamada y respuesta”. Unos cantaban pequeñas frases y otros respondían a lo lejos.
Se sumó al coro de la iglesia baptista St. John Gospel y los domingos visitaba a su tía Mima que le hacía escuchar sus viejos discos de blues de músicos como Blind Lemon Jefferson y Lonnie Johnson. A los quince años tuvo su primera guitarra. Sus primeros rasguidos los realizó en la iglesia bautista a la que concurría: el reverendo Archie Fair le permitía transmitir algunos de los sermones acompañado con su instrumento musical.
Poco a poco se animó a tocar en las calles. Luego de extenuantes jornadas laborales se aquerenciaba en el sentimiento que le acercaba la música y a la vez, se perfeccionaba. No obstante, la desgracia golpeó a su puerta: su abuela murió repentinamente y fue a vivir con su padre, a quien prácticamente no conocía. La convivencia fue complicada y duró poco tiempo.
A sus dieciocho se mudó, continuó trabajando arriba del tractor y se incorporó al “Famous Saint John’s Quartet” en la localidad de Inverness. Cantaba en las iglesias de las inmediaciones y comenzó a colaborar y cantar en la radio WGRM de Greenwood. En 1944 se casó con Martha Denton, de quien se divorciaría en 1952.
Luego de un accidente con el tractor en su turno laboral nocturno decidió probar otra vida. Siguió a su primo Bukka White, cantante de blues, a la ciudad de Memphis. Conoció secretos, manejos y vericuetos del mundo de la música pero todavía la situación no había madurado. Se alejó de esa gran ciudad, mejoró su técnica y retornó al año siguiente. Se incorporó a la radio KWEM como disc jockey del programa de Sonny Boy Williamson II y cantó en varias ocasiones. De a poco fue teniendo cierto reconocimiento en el público local.
Más tarde, ingresó como disc-jockey a la legendaria estación de radio WDIA Memphis donde conoció al guitarrista y cantante blusero de origen cheroqui T-Bone Walker y grabó “King Spot” que se hizo muy popular. Su primer apodo en la radio fue “Beale Street Blues Boy”, luego se acortó a “Blues Boy” y finalmente se afianzó el indeleble “B. B. King”.
En 1949 grabó su primer disco con la productora angelina RPM Records: Miss Martha King, dedicado a su esposa. En 1952 llegó su primer éxito: “Three o’clock blues”, de Lowell Fulson. Quince semanas al tope de ventas. Hasta el final de la década seguiría cosechando éxitos sin solución de continuidad: “Please Love Me”, “You Upset Me Baby”, “Woke Up This Morning”, “Please Hurry Home”, “Every Day I Have the Blues”, entre otros.
En 1958 se casó en segundas nupcias con Sue Carol Hall pero su agitada vida de músico nómade conspiró contra la convivencia y se separaron en 1966.
En la década del ´60 no se relajó. Arrancó aplastando con “Sweet Sixteen”, de Joe Turner; inundó de música con el disco en vivo _ Live at the Regal_ (de su presentación en Chicago), continuó con “Rock, my baby” y arrasó con su versión de “The Thrill Is Gone”, de Roy Hawkings. En 1970 inició sus giras como telonero de los Rolling Stones, continuó con _ Live in Cook County Jail_ (álbum en vivo desde una cárcel), Guess Who y transitó esos años con tanque musicales como “To Know You Is to Love You”, “I Like to Live the Love”.
En los ’80 y ‘90 se acercó a una nueva generación de público a la que cautivó con un ritmo más cercano al rock and roll y mixturas jazzísticas. Temas como “When loves comes to town” (en yunta con U2), “Caledonia”, “Ain’t nobody’s business”, su versión de “Big Boss Man”, la blusera “I’m moving on” o la más cercana al soul, “The Blues Come Over Me”. Deslumbró con BB Kings and Friends en colaboración con Stevie Ray Vaughan, Eric Clapton, Phil Collins, Albert King, Gladys Knight, Chaka Khan y Billy Ocean.
En 2000 se dio un gusto blusero y grabó un álbum de estudio completo con Eric Clapton, Riding with the King que ganó el Grammy en la categoría blues tradicional y fue un éxito comercial. En el siglo XXI fue parte de los conciertos benéficos “Crossroads Guitar Festival” que organizaba Clapton para un centro de tratamiento de drogas en Antigua, Antigua y Barbuda y participó de los festivales de jazz de Montreux, Zúrich, Londres, Sheffield, Luxemburgo.
Fraseos simples, poderosos y sutiles, ausencia de acordes, estilo melódico, moderado en el uso de los cortes, genio del bend con el que estiraba o doblaba las notas hacia arriba o abajo y generaba un efecto de vibrato, abonado a las variaciones fuera de la escala pentatónica menor tradicional. Además, su estilo personal, síntesis de blues, jazz, swing y pop, resaltaba con la presencia de orquestas afiatadas, se complementaba con su voz ronca inimitable y con la energía que transmitía con sus gestos y pequeños movimientos corporales.
Adorador de su guitarra Gibson ES-335, que apodó “Lucille”, luego de una gresca entre dos hombres por una mujer con incendio incluido en un bar de Arkansas que casi se lo lleva puesto.
Piloto de aviación licenciado, jugador, alejado del alcohol y el cigarrillo desde sus 60 años, vegetariano, partícipe regular de las campañas contra la diabetes (enfermedad que padecía), defensor de la educación musical infantil desde la organización sin fines de lucro Little Kids Rock que provee de instrumentos musicales e imparte clases de música en forma gratuita a los niños/as de escuelas públicas de EE UU, entusiasta admirador de Frank Sinatra, amigo de Pappo a partir de su segunda visita a la Argentina (1991), a quien invitó a tocar en el Madison Square Garden dos años después en una noche mágica.
En la primavera de 2015 bajó el telón. Un mal de Alzheimer devastador pudo con él y dijo adiós en su casa de Las Vegas. El diapasón, las cuerdas, las voces de los negros que inundaban a los algodonales del sur esclavo de “llamada y respuesta” y la tradición yoruba, lo acompañaron.
Salú B. B. King! Por tu destreza sensible, por inventar un sonido que nos transportaba a lugares deseados, por tu estampa de reo cuando cantabas con la boca de costado, por tu negritud orgullosa que no ocultaba los sufrimientos pasados y los transformaba en arte cercano.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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