Regina Jonas
Un día como hoy pero de 1902 nacía Regina Jonas, teóloga, clériga y primera mujer en el mundo ordenada como rabina. Integró las filas de la resistencia antinazi en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y fue una de las últimas presas judías asesinada en un campo de concentración.
Nació en Berlín. Hija de la pareja formada por Sara y Wolf Jonas, practicantes religiosos ortodoxos. Creció en el humilde barrio obrero de Scheunenviertel, cuya población era mayoritariamente judía. En 1913 su padre falleció a causa de una tuberculosis.
Regina Jonas cursó sus estudios en la escuela de niñas judías de la sinagoga ortodoxa en la calle Rykestrasse. Su primer tutor fue el profesor y rabino Max Weyl que supo reconocer el interés demostrado por la joven alumna sobre la historia judía, la lengua hebrea y la Biblia.
A principios del siglo XX la comunidad judía en Alemania experimentó algunos cambios que la alejaron de la estricta ortodoxia y la fueron acercando a una práctica religiosa más liberal. Berlín fue el centro neurálgico de ese reformismo. Se incorporaron importantes cambios en los rituales religiosos que conmovieron los cimientos tradicionales: el coro mixto, la música instrumental que acompañaba las plegarias, la ceremonia de Bat Mitzvá para las mujeres, entro otros.
Regina se educó en ese contexto y su vocación por ser rabina se acrecentó. En 1923 superó su examen de madurez en el “Oberlyzeum Weissensee” y al año siguiente ingresó en la Academia para el Estudio del Judaísmo donde tuvo como tutor al rabino Leo Baeck. En 1924 se recibió de profesora y continuó su perfeccionamiento. En 1930 alcanzó el título de profesora académica de Religión que la habilitaba a enseñar estudios judaicos y lengua hebrea.
La tesis que presentó para su diplomatura se tituló “¿Puede una mujer ser rabina según la ley judía?”. Demostró un amplio conocimiento sobre temas y textos talmúdicos y halájicos (es decir, sobre la Ley Judía) y desplegó una serie de argumentos basados en las fuentes judías por las cuales se podía ordenar a una mujer como rabina.
Su conclusión fue demoledora: “…excepto por los prejuicios y la falta de familiaridad, no hay casi nada halájicamente en contra de la ocupación del cargo rabínico por parte de una mujer”.
Fue teóloga y trabajó como docente en escuelas para niñas judías, en hogares de ancianos/as y hospitales pero había un lugar que tenía vedado por su condición de mujer: el púlpito.
En esos años comenzó su lucha por la incorporación real de las mujeres a la vida religiosa y al reconocimiento que les correspondía en su estructura por los saberes adquiridos.
Un erudito conservador fue designado en el puesto de profesor del Talmud y le impidió a Regina rendir el examen rabínico hasta 1935. A finales de ese año, luego de una disputa regular y silenciosa por ejercer sus derechos, fue ordenada por el rabino liberal Max Dienemann.
Su diploma fue controvertido tanto por ortodoxos como por algunos progresistas. Esa fue una segunda pelea dentro de la comunidad. No le asignaron congregación propia pero ella continuó predicando en sinagogas liberales y asistiendo a ancianos en los hogares y a enfermos en los hospitales.
El ascenso del nazismo y la implantación de las leyes raciales implicaron que una buena cantidad de rabinos eligieran el exilio.
Regina Jonas se quedó en Alemania junto al líder comunitario Leo Baeck. El respeto de la comunidad por “Fraulein Rabbiner Jonas” creció y su influencia se expandió. Después de la “Noche de los cristales rotos” (9 al 10 de noviembre del 1938) se ocupó con ahínco de las personas más desamparadas y de enfermos o ancianos que estaban en una situación desesperada. En el invierno del 1940-1941 visitó y realizó un intenso trabajo pastoral en las comunidades judías en Braunschweig, Göttingen, Frankfurt am Oder y Bremen, que se habían quedado sin rabino.
Esa decisión tuvo su precio. A mediados de 1941 fue reclutada, como todos los mayores de catorce años, en condición de mano de obra esclava para trabajar en una fábrica. En noviembre de 1942 fue deportada al gueto de Theresienstadt (Terezín), ubicado en la actual República Checa. Fue un campo de extermino pero también asiento de judíos ancianos y de cierta importancia comunitaria que se utilizó en forma perversa como una pantalla que pretendía ocultar a la comunidad el mecanismo de la “solución final”. No obstante, el diseño macabro del centro, los trabajos forzados y las condiciones sanitarias hicieron estragos entre los prisioneros.
En ese contexto, Regina asistió espiritualmente a sus compañeros/as y desplegó sus dotes docentes. Creó un círculo de lectura al que asistían unos 500 prisioneros. Se conserva aún un documento titulado “Conferencias de la única rabina Regina Jonas” que contiene 24 conferencias impartidas por Regina en el gueto y que versaban sobre historias de mujeres judías, temas talmúdicos, religiosos y bíblicos. En esas condiciones extremas también trabajó en forma conjunta con otro prisionero, el psicólogo y neurólogo Viktor Frankl, en rudimentarias estrategias de contención humanitaria.
El 12 de octubre de 1944 fue deportada junto a su madre al campo de concentración de Auschwitz donde fueron asesinadas por los nazis.
Valiente, luchadora, afirmada en sus principios, estudiosa, defensora de los derechos de las mujeres, pastora todoterreno. Una humanista que hizo del consuelo al prójimo un espacio de dignidad y rebeldía ante la muerte masiva y planificada de la “bestia parda”.
Salú Regina Jonas!
Ruben Ruiz
Secretario General