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Efemérides 07 de Febrero

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Adolphe Sax

Un día como hoy pero de 1894 se despedía Antoine Joseph Sax, inventor y fabricante de instrumentos musicales belga que creó el saxofón, de la familia de elementos de viento intermedios -por su timbre y sonoridad- entre los de madera y los de metal. También creó la versión moderna del clarinete bajo, otro instrumento de viento cuyo cuerpo cilíndrico es de madera, con campana y tudel (pequeño disco usado a modo de sello entre la boquilla y el instrumento o el intérprete) metálico y un sistema de llaves niqueladas que facilitan la digitación, entre otras mejoras realizadas al modelo original.
Nació en 1814 en la ciudad de Dinant, Bélgica. Primogénito de once hijos (sobrevivieron solo cuatro) de Marie-Joseph Masson y de Charles-Joseph Sax, ebanista, fabricante de instrumentos de viento y metal aficionado a tocar el serpentón (un antecedente de la tuba). Fue educado por un tío y desde pequeño ayudó a su padre en el taller familiar.
Se mudó con su familia a Bruselas donde su padre comenzó a fabricar instrumentos musicales (de viento, pianos, arpas y guitarras) en un pequeño taller. Adolphe ingresó con 14 años a la Escuela Real de Música de Bruselas donde estudió canto, solfeo, armonía flauta y clarinete. Dos años más tarde presentó en la Exposición de la Industria de Bruselas se dos primeras creaciones: flautas y clarinetes de marfil. En 1835 presentó su clarinete de 24 llaves y más tarde presentó y patentó su nuevo instrumento: el clarinete bajo que impactó a los músicos.
En 1840 diseñó y construyó el primer prototipo de saxophon o saxophono y presentó nueve inventos en la Feria de Bruselas pero no recibió la medalla de oro por su juventud. “Si soy demasiado joven para la medalla de oro, también soy demasiado viejo para la de plata…”, espetó. Rechazó el segundo premio y su retiró indignado.
En 1842 se trasladó a la ciudad de Paris. Meses antes mantuvo una charla con el famoso compositor Héctor Berlioz quien quedó sorprendido por su lucidez y sus conocimientos musicales y de construcción de instrumentos y escribió un artículo en el “Journal des Debats” que posibilitó que la figura de Sax comenzara a ser conocida en los círculos culturales parisinos. También hizo la previa en Berlín donde estudió la fabricación de clarinetes de los alemanes.
Se instaló en un pequeño departamento y abrió su propio taller. Mientras fabricaba instrumentos estándar, se dedicaba a pergeñar mejoras en los mismos y al estudio científico de la acústica. Su producción de instrumentos de viento metal y viento madera fue extenso: las familias de saxhorns y saxo-trombas; la sax-tuba; un accesorio para el bugle militar (instrumento cónico de metal arrollado en una o varias vueltas y con pistones) para dotarlo de una brújula cromática; el bombardino (una especie de tuba); un fagot de metal; un trombón de varas; timbales sin caldero; bombos, tambores, un contrabajo afinado por quintas y un sistema original de seis válvulas independientes para instrumentos de metal.
No obstante, el instrumento más conocido inventado por él fue el saxofón. Lo patentó en 1846. Su intención inicial fue construir un dispositivo que cubriera el vacío tímbrico entre los instrumentos de viento de madera y los de metal (hasta ese momento sólo el cuerno de caza tocado en soledad lo lograba). Lo construyó en cobre, con forma de cono parabólico y una caña simple en la boquilla. Su genio incansable lo impulsó a mejorarlo y patentó el saxo tenor y el contralto que alcanzan una altura sonora de dos octavas y media.
Entre 1843 y 1860 vendió y distribuyó más de 20.000 instrumentos. Al mismo tiempo incursionó en varios campos afines: escribió reformas para la notación y composición musical, estructuró un plan de reorganización de orquestas, logró incluir el uso de pistones y llaves en los instrumentos de metal para ampliar su timbre, publicó una memoria sobre la influencia de los dispositivos musicales de viento en los pulmones, patentó un proyecto de sala de conciertos ovoide y proyectó una escuela aplicada para inventores, entre otros menesteres.
En 1845 el gobierno francés expresó su preocupación por la decadencia de las bandas militares y el incumplimiento de las normas musicales en el ámbito castrense. Sax le propuso al ministro de Guerra una serie de modificaciones y ofreció el uso de sus propios instrumentos. La incertidumbre cundió entre los proveedores y los músicos tradicionales en ese terreno.
El enfrentamiento creció y se formó una comisión que resolvió convocar a un concierto para confrontar ambos sistemas musicales. La propia comisión escribió una composición que debieron tocar las dos bandas con una sola condición: que no superaran los 45 integrantes. El concierto se realizó en “Los campos de Marte” (donde actualmente se emplaza la Torre Eiffel). La concurrencia superó los 20.000 espectadores. La orquesta oficial estuvo dirigida por el maestro Michel Carafa y compuesta por 45 músicos y la otra por Sax junto a 44 ejecutantes. El veredicto del público fue unánime. La comisión tardó un poco más pero coincidió con el abrumador aplauso popular. Sax y su orquesta se impusieron sin apelación.
La Revolución de 1848 (que obligó a abdicar al rey Felipe II y consagrar la Segunda República) aplazó el proceso de incorporación de nuevas normas e instrumentos pero en 1854 se fijó en Francia la reorganización de las bandas musicales del ejército y se ordenó la incorporación de ocho saxofones: dos sopranos, dos altos, dos tenores y dos barítonos o bajos. Un gran avance.
Sax fue nombrado “Fabricante de instrumentos musicales de la Casa Militar del Emperador” y en 1857 fue designado profesor del Conservatorio de Superior de París luego de lograr la incorporación de la enseñanza del instrumento en esa casa de estudios. Ejerció en el cargo hasta 1870; al año siguiente esas clases fueron suspendidas (lo que significó un gran retroceso en su difusión y práctica) y se reanudaron en 1942.
Poco a poco el saxofón se fue incorporando al mundo de la ópera y compositores como Georges Bizet, Georges Kastner, Ambroise Thomas y luego Giacomo Puccini lo incorporaron.
Todo bien pero la creación de Sax puso de punta a los antiguos fabricantes y acrecentó los prejuicios de los círculos más conservadores. La lucha fue continua y sucia. Se generaron campañas mediáticas falsas con “generosos” recursos puestos a disposición de la prensa; no se respetaron el uso de las patentes a nombre de Sax y se multiplicaron los juicios para la nulidad de las mismas; un misterioso incendio destruyó parte de su fábrica; lo agredieron físicamente en varias oportunidades. Ganó muchas demandas y perdió otras pero ese trajinar le restó recursos, tiempo y energía. Se declaró en quiebra dos veces y murió en la absoluta pobreza.
Su muerte también influyó para que el uso del saxofón decreciera. No obstante, los soldados norteamericanos en la Primera Guerra Mundial descubrieron este instrumento de metal versátil, barato y con sonido novedoso. Lo llevaron a su tierra y el uso renació. También ayudó que Elise Hall, francesa radicada en EE UU (con deficiencias auditivas y cuyo médico le recomendó el estudio de un instrumento de viento) propiciara su uso, creara el “Club Orquestal de Boston” e insistiera a Claude Debussy para que compusiera la obra “Rapsodia”.
Finalmente el jazz y el blues dieron el espaldarazo final y el saxofón se transformó en una de los instrumentos musicales principales de la música popular. George Gershwin, Stan Getz, Dexter Gordon, Sonny Rollins, Lester Young, Coleman Hawkins, Charlie y Maceo Parker, John Coltrane, Wayne Shorter, Paquito D’Rivera, el “Gato” Barbieri, Candy Dulfer, entre otros/as, tomaron la posta y siguieron enhebrando notas y sonidos mágicos y amigos de los buenos momentos.
Salú Adolphe Sax! Por tu imaginación para crear un mix de viento, metal y madera que nos acompaña en muchos momentos de nuestra vida.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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