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Efemérides 15 de Julio – César Bruto

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Humorista ácido, manipulador de errores ortográficos, consejero no escuchado de gobernantes.

Un día como hoy pero de 1905 nacía Carlos Warnes (más conocido como César Bruto), escritor, poeta, humorista, libretista televisivo y periodista argentino que marcó una época con un humor poco convencional apoyado en la alteración de la ortografía y la gramática y en la crítica a quienes detentaran provisionalmente el poder político.
Nació en la ciudad de Buenos Aires. Fue adoptado por una familia de crianza porque su madre no lo podía mantener. Autodidacta. El mito cuenta que nunca fue a la escuela. Su primer trabajo fue de carpintero pero un accidente lo apartó del oficio. El poeta Conrado Nalé Roxlo lo introdujo en el equipo de colaboradores del diario “Crítica” y allí comenzó un sesudo entrenamiento con las palabras y las formas de enhebrarlas que, finalmente, derivó hacia el mundo del humor.
Muchas jornadas con el “viejo” Botana y con talentos de la época como los hermanos González Tuñón, Jorge Luis Borges, Bernardo Koremblit, el dibujante Diógenes “Mono” Taborda y su amigo Oscar Conti (Oski) y largas noches de chistes, cigarrillos y vino.
A partir de la década del ’30 (y durante toda su vida) colaboró y dirigió diversas revistas argentinas: “Aquí está”, “Leoplán”, “Mundo Argentino”, “Patoruzú”, “Rico Tipo”, “El mundo”, “Tía Vicenta”, “Clarín”, “Satiricón”, “Radiolandia 2000”, “Vea y lea”.
A principios de la década del ‘40 ingresó en la revista “Cascabel” donde creó y desplegó un personaje que lo hizo famoso: César Bruto, un redactor iletrado, vestido con un sobretodo siempre sucio y bastón y con una capacidad notable para parodiar todo lo que se cruzaba: la historia, la política, el periodismo, la crítica de cine, la poesía gauchesca, la lírica tanguera, las fábulas griegas, la medicina.
Comenzaban las alteraciones idiomáticas que fueron uno de sus sellos distintivos.
El autor tuvo una “pierna” incomparable: las ilustraciones de Oski. Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, la revista se posicionó claramente en contra del nazismo, información que ocupaba gran parte de la tirada. No obstante, Warnes y Oski se hicieron un lugar y crearon una historieta cuyo personaje; “Lonka”, nunca daba la cara, siempre aparecía de espaldas y entonces gozaba de mayor libertad para hacer cosas desopilantes en las viñetas.
A mediados de esa década apareció la revista “Rico Tipo” que implicó el cierre de “Cascabel”. César Bruto y Oski, entre otros, se incorporaron a ella. Crearon “El periódico barrial” en el que incorporaron la sección “Versos y Notisias, gran diario de todos los miércole”. Humor generado a partir del contrapunto entre el costumbrismo y el surrealismo. También crearon las columnas “Mente sana in córpore roto” y “Los grande inbento de este mundo”. Hilarante.
En esta revista firmó con el seudónimo de “Napoleón verdadero” y publicó “Las historias de lío tras lío”, donde desgranó su imaginación para parodiar los vaivenes de la política nacional y a sus intérpretes más conocidos.
En su vida literaria utilizó otros alias: “Pinocho Pataleta”, “José Spadavecchia”, “Uno Cualquiera”, “Don Juan el Zorro”, con los que despistaba a sus seguidores y perseguidores.
En la década del ’50 la pareja incursionó en la televisión. Escribieron y se hicieron cargo de la escenografía de la telecomedia Juicio oral al paso, una sátira disparatada de juicios insólitos. La solemnidad de la sala judicial se veía superada por ingeniosos planteos de los litigantes, un abogado defensor de verba extravagante y seductora, un fiscal desganado y decadente, un juez sordo y feminista y testigos inquietantes.
En 1960 comenzó a escribir los libretos de los programas de Tato Bores. La sociedad duró diez años y nuestros recuerdos continúan hasta la actualidad. Humor veraz. Simulcop demoledor de la realidad argentina. Monólogos inolvidables que diseccionaban nuestra cotidianeidad con absoluta lucidez. Guión incomparable de César Bruto que cumplió con uno de sus principios: Humor, sí. Ironía, no.
En 1978 se sumergió en la radio con el programa _Y a mí… ¿por qué me escucha? _, que conducía Betty Elizalde por Radio Splendid.
También ejercitó la literatura. Publicó El pensamiento vivo de César Bruto (1946), Lo que me gustaría ser a mí si no fuera lo que soy (1947), Los grandes inbento de este mundo (1952), El secretario epistolárico (1955), Brutas biografías de bolsillo (1972 y Brutos consejos para gobernantes (1973). En un interregno, creó junto a Oski, _El Medisinal Brutoski ilustrado, compilación de diccionarios y horóscopos absurdos y adaptaciones insólitas de algunos clásicos.
Su literatura fue una mezcla de humor conceptual y realista, rayano en un humor figurativo. Lejano del canon establecido fue horadando un camino poco explorado. Continuador de una línea expresada por Macedonio, el primer Borges, Marechal, en la que el humor no se rinde aún en situaciones límites. Innovador parodiante de los estereotipos de la lengua oficial y de las costumbres argentas más profundas. Quizás por estas razones fue un escritor olvidado. La revancha la tuvo como historietista y guionista de radio y televisión.
No obstante, Julio Cortázar lo rescató en el epígrafe de Rayuela y lo elogió en otra obra magistral como es La vuelta al día en ochenta mundos. Un reconocimiento inusual y merecido.
Atípico, irreverente, de gran imaginación, corrosivo, anticipador de modificaciones lingüísticas que hoy son moneda común en las redes, confrontador creativo de la “seriedad” literaria, habitante del absurdo que tiene tantos puntos de contacto con nuestra realidad.
Un integrante fantástico de nuestra popular imaginaria.
Salú César Bruto! Por tu humor certero, por tu capacidad para escaparte de las normas con creatividad, por hacernos pensar con una sonrisa sin esquivar nuestras contradicciones cotidianas.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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