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Efemérides 15 de Octubre – Isabella Bird

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La viajera que escapaba de sus dolores de espalda

Un día como hoy pero de 1831 nacía Isabella Lucy Bird, escritora, fotógrafa, naturalista, enfermera inglesa y pionera del periodismo de guerra. Fue la primera mujer elegida como integrante de la Royal Geographical Society.
Nació en Boroughbridge Hall, Yorkshire del Norte. Hija de Dora Lawson y del reverendo anglicano Edward Bird. Su infancia estuvo condicionada por dos aspectos: su frágil salud y los constantes traslados debido al trabajo de su padre. La educación estuvo a cargo de su madre (lectura, escritura, religión, costura y dibujo). Solo la botánica fue una materia en cabeza del reverendo que era acompañado por su hija en sus largos viajes campestres. Ese compendio de saberes marcaría su carácter y sus elecciones futuras.
A su afección en la espina dorsal, que se volvería crónica, le endosó crisis nerviosas, cansancio e insomnio. Los médicos recomendaban aire libre y deportes. Isabella practicaba remo y equitación. Sus padres decidieron instalarse durante seis meses en Escocia. Fue su primer viaje y disfrutó ese nuevo estilo de vida, menos bucólico. A los dieciséis años escribió su primer artículo que versaba sobre la libertad de comercio y el proteccionismo, costumbre que seguiría practicando en varias publicaciones de la zona.
A los diecinueve años tuvo una intervención quirúrgica para eliminar un tumor fibroso en la vecindad de la columna vertebral. La operación fue exitosa pero los dolores de espalda persistieron. Su estado de ánimo empeoraba y los médicos recomendaron que realizara un viaje largo, de ser posible por mar.
En 1854 se presentó una oportunidad de acompañar a sus primos segundos en una travesía a América del Norte donde vivía parte de la familia. En su bolsillo llevaría solo cien libras. Su primera parada fue la isla del príncipe Eduardo, en el este de Canadá. Luego prosiguió a Toronto, Boston, Nueva York, Cincinnati y Chicago. Nacía la viajera incansable.
De ese periplo surgió su primer libro: Una inglesa en América (1856), publicado por John Murray que sería el editor de todos sus libros y un amigo cercano. Su padre murió en 1858. Fue un golpe duro. Convenció a su madre de mudarse a Edimburgo, donde generó un gran grupo de amigos e intelectuales. En 1859 escribió su segundo libro: Los aspectos religiosos en los Estados Unidos de América. En 1866 falleció su madre. Otro golpe que la sumergió en una gran depresión.
Fueron años de tránsito difícil en los que se sostuvo con la herencia paterna. Su salud empeoraba. Fue su hermana menor Henrietta quien la animó a recuperarse y la impulsó a que realizara otro viaje lejano. En 1872 juntó coraje y dinero para realizar otra travesía. Recaló en Melbourne, Australia. No fue un destino atrayente y se trasladó hacia Hawaii, donde permaneció seis meses. Escaló el Mauna Kea y el Mauna Loa y descubrió los pantalones de montar, que usaba ocultos bajo la falda y que fueron útiles para evitar el estilo amazona, nocivo para sus dolores crónicos de espalda.
En agosto de 1873 se dirigió nuevamente hacia EE UU. Desembarcó en San Francisco y se dirigió a Colorado. Allí, recorrió más de 1200 km a caballo atravesando las Montañas Rocosas. Conoció a un forajido legendario del oeste norteamericano que fungía de guía en la región, Jim Nugent. El personaje había construido una cabaña en Muggins Gulch, entrada a Estes Park y había perdido un ojo en una pelea desigual con un oso. Escalaron Longs Peak y entablaron una relación. Durante un tiempo la cabaña fue el lugar de convivencia. La descripción de Isabella fue precisa: “…era un hombre al que cualquier mujer podría querer, pero con el que ninguna se debería casar”.
En 1875 regresó a Gran Bretaña. Se afincó en Edimburgo y un año después escribió El archipiélago hawaiano, seis meses entre palmerales, arrecifes de coral y volcanes y otros artículos de sus viajes. Rechazó la propuesta de matrimonio que le realizó el doctor John Bishop, a la sazón novio de su hermana y convivió con sus neuralgias y sus dolores de espalda cada vez más frecuentes.
Una nueva prescripción médica la decidió a retomar sus viajes. En 1878 se embarcó hacia Japón. No realizó un viaje convencional. Se instaló en Yeso, un lugar remoto de la norteña isla de Hokkaido, donde vivía la etnia Ainu. Buceó en la manera de vivir de la comunidad y se sorprendió con la naturaleza del lugar. Fueron meses de exploración, conocimiento y asombro. Luego recorrió la isla mayor y visitó las ciudades de Akita, Niigata, Toshigi, Tokio, Yokohama, Kobe, Osaka, Kioto y el santuario de Ise, entre otros.
Continuó su periplo por Corea, donde fue deportada sin dinero ni equipaje. Se refugió en China y fue el comienzo de un viaje de 5.000 kilómetros a caballo, en carromato o en bote. Su única compañera fue su cámara fotográfica. En esos momentos se desarrollaba la guerra chino-japonesa por el control de Corea. Sobrevivió a las inundaciones de la llanura de Manchuria y a la malaria. Sufrió algunas heridas en un accidente y se aquerenció en Shenyang donde convivió con los médicos misioneros, los pacientes de lepra y los adictos al opio en recuperación. Fueron notables sus fotos de rostros de enfermos, calles y pasajes de la ciudad y de palacios y pagodas. Sus escritos se centraban en la realidad, sin pintoresquismo.
Continuó su periplo en Hong Kong, Indochina, Malasia y Singapur. De regreso a Gran Bretaña hizo una escala en Egipto, más precisamente en la región de Sinaí. Retornada a Edimburgo publicó La vida de una dama en las Montañas Rocosas, mezcla de exploración y aventuras de su viaje a EE UU, que pronto se convirtió en bestseller. En 1880 sufrió otro golpe: la muerte de su hermana Henrietta a causa del tifus. Al año siguiente aceptó la antigua propuesta del doctor Murray y se casaron.
Recomenzó sus estudios de medicina y botánica y su marido le enseño el uso del microscopio. Simultáneamente despunto el vicio por la escritura y publicó Japón inexplorado, Bocetos en la península malaya, Una peregrinación al Sinaí y varios artículos de su extenso viaje a China, muy valorados por los lectores y científicos. Todos fueron éxitos de venta e ingresos en su economía.
En 1886 falleció su marido. Nuevo estado de soledad y nueva herencia. En ese momento tomó una determinación en conmemoración de su hermana y su marido. Emprendió un nuevo viaje a la India que comenzó en el Punjab (Tibet interior). Visitó Ladakh donde distribuyó medicamentos y bordeó el Tibet. Además, su formación en enfermería le permitió ayudar a algunos pacientes en la zona. Esas acciones le posibilitaron tomar contacto con las autoridades locales. El marajá de Cachemira, le donó un terreno en Srinagar, donde trabajó con la doctora Fanny Jane Butler y construyeron el John Bishop Memorial Hospital con sesenta camas y un dispensario para mujeres.
Finalizada la misión regresó con soldados británicos que se dirigían a Teherán y Bagdad y atravesó Beluchistán, Persia, Kurdistán, Armenia y Turquía. De ese viaje surgiría su publicación más famosa: Viajes por Persia y Kurdistán y también Entre los tibetanos. Cuando retornó a Gran Bretaña fue designada miembro honoraria de la Royal Scottish Geographical Society y, dos años después, miembro de pleno derecho en la Royal Geographical Society, en mérito al prestigio de sus detalladas crónicas, la precisión de sus escritos sobre la geografía de los lugares visitados y de su pluma historiográfica.
En 1894 retornó a los viajes. Visitó Japón, China y Corea en pleno conflicto. Recorrió los ríos Yangtsé y Han y Manchuria. Se especializó en las crónicas bélicas y en las fotografías que mixturaban los paisajes y el frente de batalla. Se convirtió en periodista de guerra. La travesía duró tres años.
A su vuelta, en 1897, fue nombraba miembro de la Royal Photographic Society. El viaje derivó en nuevas publicaciones: Corea y sus vecinas, El valle del Yangtsé y más allá e Imágenes chinas, apuntes sobre fotografías tomadas en China. En 1900 emprendió su última travesía. Recorrió Marruecos en compañía de los bereberes y con ayuda de escaleras para subir a los animales de transporte debido a los dolores de espalda. A su vuelta escribió Apuntes sobre Marruecos.
El 7 de octubre de 1904 su cuerpo se agotó y sus ansias por viajar quedaron en un reposo permanente.
Salú Isabella Bird! Por tu intrepidez y tu forma de relatar la vida de los rincones que visitaste.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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