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Efemérides 16 de Noviembre – Sofonisba Anguissola

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Innovadora del naturalismo y pintora olvidada

Un día como hoy pero de 1625 se despedía Sofonisba Anguissola, pintora, música, escritora y profesora italiana que se convirtió en la primera mujer con éxito público por su arte durante el Renacimiento. Estableció nuevas reglas en el campo del retrato femenino, se convirtió en una gran influencia para el desarrollo posterior de ese género en Italia y abrió caminos para que otras mujeres se dedicaran a ese ámbito de la pintura a pesar de ser excluidas de la enseñanza académica, de los talleres y del mecenazgo papal.
Nació en 1532 en Cremona, en la región de Lombardía. Hija mayor de una familia numerosa: tenía seis hermanas y un hermano. Sus padres fueron Amilcare Anguissola, senador de la ciudad e integrante del cuerpo de Decuriones que la gobernaba y de Bianca Ponzone. Progenitores influenciados por el humanismo, consideraban que sus hijas debían recibir la misma educación que su hijo y así procedieron. Un caso atípico para la época.
En 1546, Sofonisba y su hermana Elena fueron enviadas a estudiar al taller de quien era considerado el mejor pintor de la ciudad, Bernardino Campi, pintor de retratos y escenas religiosas de la escuela lombarda. Vivieron seis años en su casa, aprendieron las técnicas y secretos de la pintura y pudieron desarrollar su talento personal. El solo hecho que dos adolescentes fueran aprendizas del oficio pictórico ya era revolucionario. En ese momento pocas mujeres se dedicaban a la pintura y, en ese caso, lo realizaban en el ámbito familiar.
Cremona se distinguía de otras grandes ciudades porque de este movimiento cultural participan integrantes de la baja nobleza o la burguesía y, no solo, la aristocracia citadina.
En 1549 Campi se trasladó a Milán y las hermanas Anguissola continuaron su aprendizaje con Bernardino Gatti, “Il Sojaro”, con quien perfeccionan su estilo -en especial los fondos y sombras y el juego de miradas- y Sofonisba descubrió su facilidad para realizar retratos y autorretratos. Una obra de esos años es “Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola” que aún hoy se exhibe en Siena. Una limitación en sus estudios fue que, por su condición de mujer, no pudo estudiar anatomía o pintar cuerpos desnudos por lo que su inclinación hacia los retratos fueron una derivada precisa para continuar su creación pictórica.
Su actividad regular y pública permitió que las mujeres fueran aceptadas como aprendizas en los talleres de los maestros de pintura.
Ya no era la única pintora de la ciudad y la región.
Su padre se transformó en el representante y promocionó el arte de su hija en las cortes de Mantua y Parma. Ella continuaba realizando retratos familiares (representó a sus hermanas en “Juego de ajedrez” y también pintó “Retrato de familia”) e incorporando conocimientos. En 1554 viajó a Roma y conoció a Miguel Ángel Buonarotti que reconoció su talento cuando vio “Asdrúbal mordido por un cangrejo” (era una escena donde se encontraba su hermano). Durante los siguientes dos años continuó sus estudios informales con el gran maestro quien le acercaba bosquejos para que los pintara y luego la orientaba con consejos y críticas.
Posteriormente, conoció al maestro Guilio Clovio y aprendió rudimentos de pintura en miniatura que la ayudarían en el futuro. En homenaje a él pintó “Autorretrato en miniatura” sobre una especia de medallón. Su firma era curiosa: “soy de Cremona, estor soltera y pinto de mi propia mano con ayuda de un espejo”. Otra pintura famosa la realizó en 1555. Fue “Autorretrato” en la que se notó un gran avance en su técnica y se expone frente a un caballete pintando a una virgen inclinada hacia un niño para besarlo. Los rasgos y detalles son inmejorables.
En 1558 se trasladó provisoriamente a Milán como paso previo a su larga estadía en España. A instancias del rey Felipe II, Sofonisba fue invitada a ser dama de compañía de la nueva esposa del rey, Isabel de Valois, cargo que aceptó y cumplió desde el verano de 1559. Dio clases de pintura a la reina y a los integrantes de la nobleza y creció su fama como pintora y maestra. Al mismo tiempo, conoció al retratista de corte Alonso Sánchez Coello de quien aprendió su arte y lo perfeccionó en grado sumo. Luego del deceso de la reina se transformó en tutora de las infantas Isabel y Catalina. Su estadía en la corte española se extendió hasta el verano de 1573.
De esa época data su obra como pintora de cámara y los retratos del príncipe Carlos (actualmente en el Palacio de Buckingham, Londres), Juana de Austria (Pollock House, Glasgow, Escocia), Alejandro Farnesio (National Gallery, Dublin, Irlanda), otro retrato de Isabel de Valois (Museo del Prado, Madrid), el “Retrato del príncipe Carlos adolescente”, “Retrato de Diana de Andouins y su madre” e “Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela”.
En 1573 se casó con Fabrizio Moncada, hermano del virrey de Sicilia y de ascendencia aragonesa. Vivió en Palermo hasta la muerte de su cónyuge ocurrida en 1579. Al año siguiente retornó a su ciudad natal. En el viaje conoció al noble Orazio Lomellino con quien se casó y convivió en la ciudad de Génova, donde moró en una gran casona con estudio que le permitió dibujar, pintar y recibir a una pléyade de pintores de la época. En 1615 la pareja se mudó a Palermo donde Sofonisba continuó pintando hasta los noventa años.
Fueron unos años donde se alejó del retrato cortesano. Una muestra de ello es “La dama del armiño” que durante un tiempo se atribuyó equivocadamente a El Greco; “Tres niños con perro”, “Niño y perro” y un “Autorretrato” que se encuentra en Gottfried Keller Stiftung (Berna, Suiza).
En 1625 sus problemas en la vista se sumaron a la debilidad física y cerró su estudio definitivamente para refugiarse en colores, paisajes y retratos imaginarios que la arroparon con felicidad y cercanía.
Salú Sofonisba! Por tu maestría para el retrato, por iniciar un camino para las mujeres que el arte tenía cerrado, por incorporar la figura de niños y niñas con igual importancia que los mayores, por tu plasticidad sinuosa para moverte en un mundo prestablecido para los hombres que debieron aceptar tu genialidad permanente.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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