img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
home2
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_19
img_home_18
img_home_13
img_home_13
img_home_12
img_home_11
img_home_7
previous arrow
next arrow
Shadow

Efemérides 17 de Diciembre – Revolución de los jazmines

Compartir

 

Revolución de los jazmines

Un día como hoy pero de 2010 se iniciaba la Revolución de los jazmines en Túnez, una masiva campaña de resistencia civil contra el gobierno autoritario y corrupto de ese país.
Las manifestaciones pacíficas y de carácter laico y las huelgas generales se prolongaron durante 2011 y lograron el derrocamiento del gobierno presidido por Zine El Abidine Ben Ali, que detentaba el poder desde 1987. Fue el inicio de las revueltas en otros países vecinos conocido como la Primavera Árabe.
Ese día, Tariq Tayyib Mohamed Bouazizi, conocido como «Basboussa», salió a vender fruta y verdura por la calle como todos los días. A las 10, 30, la policía tunecina lo paró y le confiscó la carreta, la balanza y los productos que pretendía vender por no contar con un permiso habilitante que -según las propias autoridades- no era obligatorio.
Dentro de la comisaría fue agredido físicamente, retenido y liberado sin sus pertenencias. Inmediatamente, se dirigió a la oficina municipal para quejarse por lo sucedido y exigir que le devolvieran sus elementos de trabajo. No solo fue desoído sino que fue humillado, ante lo cual amenazó con incendiarse. No le creyeron y le exigieron que se retirara.
Fue hasta una estación de servicio, consiguió una lata de pintura inflamable y se dirigió a la plaza central de su pueblo, Sidi Bouzid. Ante los parroquianos y el tránsito lindante comenzó a gritar “¿Cómo esperan que me gane la vida?”. Se roció con la pintura, encendió un fósforo y se prendió fuego.
Los vecinos, sorprendidos, lo llevaron hasta el hospital Ben Arous pero tenía el 90% del cuerpo quemado y falleció a los 19 días. Tenía 26 años. Era popular en su pueblo (lo que no vendía durante su jornada, lo repartía entre los más pobres) y sostenía económicamente a su madre y a sus seis hermanos con su precario trabajo.
Este hecho desencadenó una serie de protestas imparables que lograron la renuncia del dictador, una nueva Constitución y elecciones libres. El centro geográfico del reclamo comenzó a ser Sidi Bouzid pero se expandió por todo Túnez, especialmente en los pueblos y ciudades del interior.
La desocupación era del 20%, pero la juvenil era mucho mayor, el aumento de precios de los alimentos básicos era indetenible, la corrupción faraónica, la apropiación de terrenos y empresas por parte de los familiares de los gobernantes era intolerable, la represión y el grado de violencia policial eran crecientes.
El 12 de enero de 2011, Zine El Abidine Ben Ali, implantó el toque de queda, prometió reformas, anunció rebaja de precios, libertad de información y aseguró que no volvería a presentarse a la reelección. Demasiado poco y demasiado tarde, como diría un obrero francés en la huelga de Mayo del ‘68. El pueblo no abandonó las calles, soportó una feroz represión y exigió su retirada.
Allí comenzó a ser popular el trabajo de la bloguera y profesora de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de Túnez, Lina Ben Mhenni, que informaba sobre las multitudinarias manifestaciones, compartía las imágenes de la represión policial, daba a conocer los datos de las víctimas del conflicto y videos de los heridos y los muertos y permitió que hablaran los familiares. Revelaba lo que los medios ocultaban.
Fue la heroína de la Revolución de los jazmines, que falleció producto de padecer lupus hace pocos meses. Construyó, junto a sus padres, una red de bibliotecas en las cárceles que alcanzó a distribuir 30.000 libros. Su última actividad fue en el Festival de Literatura de las mujeres árabes en la antigua medina de Túnez.
El 14 de enero de 2011 el dictador renunció, huyó del país y fue reemplazado por su primer ministro. Un intento del régimen para permanecer en el poder. La gente no retrocedió y continuó manifestando en las calles exigiendo otro régimen político. Finalmente, el 17 de enero asumió un gobierno de unidad que eligió primer ministro al presidente del Colegio de Abogados de Túnez, Mohamed Béji Caïd Essebsi.
Disolvió el Parlamento y al partido hegemónico de gobierno RCD, reconoció públicamente la muerte de 78 tunecinos/as durante la rebelión, legalizó a los opositores Partido del Congreso para la República, al Partido Comunista de los Obreros Tunecinos, al islamista Ennahda y a otros 15 partidos políticos, y convocó a elecciones legislativas para una Asamblea Constituyente que votase una nueva Constitución, para el 24 de diciembre de ese año. Así, Túnez se transformó en el primer país laico del mundo árabe, con diversidad de actores políticos y posibilidades de construir una democracia.
La Revolución de los jazmines fue el detonante para que los pueblos de países vecinos también reclamaran su libertad de regímenes opresores y corruptos. Ese efecto dominó sobre las dictaduras y monarquías árabes se conoció como la Primavera Árabe y tuvo al mundo en vilo con imágenes impensadas meses antes.
El grado de violencia gubernamental y policial fue mayor pero en todos los países se produjeron cambios de diferente magnitud. Las placas tectónicas del poder reinante se movieron por la acción decidida y valiente de los pueblos árabes.
Cayeron los gobiernos de Egipto y de Yemén del Sur varias veces, renunció el presidente de Argelia luego de varios años de manifestaciones, en Jordania fue destituido el primer ministro, el sultán de Omán y los reyes de Bahréin, Marruecos y Arabia Saudita tuvieron que hacer concesiones civiles de diferente tipo (derecho de las mujeres a educarse, a votar en elecciones municipales, a conducir), en el Líbano se agudizaron las contradicciones del gobierno interreligioso, en Sudán finalizó el conflicto armado y se organizó un referéndum que permitió la independencia de Sudán del Sur, los pueblos kurdo y saharaui pudieron romper el cerco informativo mundial respecto a su lucha por la autodeterminación e independencia reclamada durante décadas. El drama del pueblo palestino no tuvo cambios de relevancia, siguió su sendero irresoluble.
Entretanto, los EE UU, los países europeos que tuvieron colonias en la región y Rusia aprovecharon para internacionalizar los conflictos en Libia y Siria y, simultáneamente, la ocupación estadounidense en Irak profundizó su despropósito y se degradó la supuesta eficacia de su permanencia militar.
En todos estos países los pueblos siguen luchando por alcanzar objetivos mayores y las circunstancias son muy complejas. Algunos porque tienen petróleo y otros porque no lo tienen, por diferencias religiosas, por emplazamientos estratégicos que las potencias quieren mantener a toda costa, por deficiencias de sus gobiernos que agudizan los padecimientos de sus pueblos. Pero a partir del 17 de diciembre de 2010 se demostraron a sí mismos que la historia no es inmutable y que sus exigencias son absolutamente razonables y posibles de conquistar.
Salú Basboussa!! Porque tu acto desesperado desencadenó la vitalidad adormecida de muchos pueblos que enfrentaron la opresión y reencontraron la inspiración liberadora.

Ruben Ruiz
Secretario General 


Compartir
Volver arriba