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Efemérides 24 de Junio – Creación de Eudeba

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Más libros para más gente

En día como hoy pero de 1958 nacía la Editorial de la Universidad de Buenos Aires (Eudeba), que estimuló la difusión y la expansión del pensamiento científico, la divulgación del conocimiento en general, la actualización de los especialistas con publicaciones de las novedades nacionales e internacionales, la edición de libros de calidad a precios accesibles e inició en la Argentina el rol de un nuevo profesional en la publicación de libros: el editor/a universitario.
La creación de Eudeba tiene su historia. En 1904 se comenzó a publicar la Revista de la Universidad de Buenos Aires, dirigida por Rodolfo Rivarola, cuyo primer lema fue “la Revista debe ser lo que sea la Universidad, y no lo que sea su Director”. Se imprimió en la imprenta Didot, de Félix Lajouane y Cía. Tal como se podía leer en su primer nùmero, surgió con la aspiración de “reflejar la ciencia y el pensamiento de la Universidad, estimular el estudio de los grandes problemas de la educación nacional, reunir fuerzas disgregadas o perdidas en la tarea común de trabajar la propia institución, y cimentar en la estimación recíproca y en la justa apreciación del mérito individual el sentimiento de solidaridad, no siempre manifiesto en los accidentes de la vida universitaria”.
Pasó diferentes etapas hasta que en 1955, se creó el Departamento Editorial de la Universidad de Buenos Aires, que se hizo cargo de la publicación y editó una serie de libros de derecho, ciencias sociales, ciencias económicas, agronomía, veterinaria, filosofía, letras e historia.
En 1958, a instancias del rector de la UBA Risieri Fondizi, el Departamento Editorial fue sustituido por Eudeba, una sociedad del Estado (99% de sus acciones pertenecían a la UBA y el 1% a aportes privados) que, con el tiempo, fue variando hacia una sociedad mixta. Para elaborar el proyecto se convocó al editor y químico argentino-mexicano Arnaldo Orfila Reynal que estaba dirigiendo el Fondo de Cultura Económica de México. El proyecto de Orfila incluía la estructura técnico-administrativa, los sistemas de comercialización, los costos, los precios y la lineamientos fundantes de la propuesta editorial.
Orfila Reynal, además, propuso para el cargo de gerente a un profesor de análisis matemático de la UBA, Boris Spivacow, más popularmente conocido como “El loco”, que ya trabajaba en editorial Abril, fue bastonero entusiasta del desafío y dictó cátedra desde su puesto. El proyecto editorial de Orfila abarcaba casi toda la cancha y Spivacow se ocupó de llevarlo a cabo e imprimirle su impronta: series especializadas en temas de didáctica y educación, tratados teóricos, obras de consulta, teoría e investigación, extensión cultural con textos clásicos y textos americanos; literatura argentina; manuales, una serie de publicaciones relacionadas con problemas contemporáneos y una colección de divulgación. También existía una planificación sobre tiradas para cada serie y un cronograma de publicaciones para el primer año.
El primer directorio estuvo integrado por:
Ing. José Babini, presidente
Dr. Guillermo Ahumada, vicepresidente
Ing. Humberto Ciancaglini, Secretario
Dr. Alfredo Lanari; Dra. Telma Reca de Acosta; Dr. José Luis Romero; Dr. Ignacio Winizky, vocales.
Enrique Silberstein, síndico.
Puestos a rodar, Spivacow convocó a Mirian Polak para el cargo de secretaria general (posteriormente, subgerenta) y conformó un sólido equipo interdisciplinario. Sus conocimientos de matemáticas y estadística y su experiencia editorial previa le permitieron dar forma a un catálogo versátil y un modo de distribución y comercialización inéditas para ese momento. Un objetivo central fue que el precio de las publicaciones fuera accesible. “Que un libro cueste menos que un kilo de pan”, repetía. Las consignas que guiaban la acción fueron claras: “Libros para ser libres” y “Libros para todos”.
Fue el pionero en vender libros y colecciones en los kioscos, dentro y fuera de la facultad o en puestos callejeros, en promover descuentos para alumnos y profesores, en difundir sus títulos mediante avisos publicitarios en diarios, revistas y semanarios, realizar conferencias de prensa, incursionar con micros radiales y entrevistas televisivas, aparecer en lanzamientos en noticieros cinematográficos (Sucesos Argentinos), colocar afiches callejeros en las principales ciudades de nuestro país y apostar sistemáticamente por la exportación de libros.
En 1959 apareció Cuadernos de Eudeba, una colección con contenidos de interés sobre ciencias sociales, naturales, exactas, artes. Luego la colección Temas de Eudeba, pensada para padres y maestros, cuyos títulos sirvieron como bibliografía para las carreras recién creadas como Sociología o Psicología. Más tarde, llegaron los Manuales de Eudeba, material introductorio o de consulta en la universidad, las traducciones de los clásicos de la filosofía, Lectores de Eudeba, La biblioteca de América y, en paralelo, la colección popular Serie del nuevo mundo y la Biblioteca de Asia y África, que abrevaba en el conocimiento del Tercer Mundo y diversas cuestiones de actualidad.
Otro golazo fue la colección Ediciones previas, con materiales de cátedra o textos de estudio que se iban mejorando con el uso que hacían los estudiantes y profesores. Para acrecentar su estilo de borrador, se las páginas eran facsímiles de escritura a máquina. También aparecieron colecciones de gran impacto popular como La serie del siglo y medio, que contaba con obras de escritores nacionales, acontecimientos históricos y costumbres populares. El trabajo conjunto con artistas plásticos argentinos como Berni, Soldi, Alonso o Urruchúa tuvo un pico de popularidad con la edición en gran formato del Martín Fierro ilustrada por Juan Carlos Castagnino (se vendieron 250.000 ejemplares).
La lista es muy extensa y el trabajo realizado esos años fue copioso. Eudeba lleva publicados más de 10.000 títulos y llegó a tener canales de distribución formados por 835 distribuidoras y librerías, 103 puestos de diarios y revistas, 7 kioscos en hospitales, 40 stands en las facultades de casi todo el país, 65 concesionarias, 40 vendedores a crédito y dos librerías propias. Reforzó el vínculo del pueblo lector con sus escritores, profesores y artistas, divulgó saber, recobró obras olvidadas y dio a conocer otras inéditas, inundó de cultura y ciencia muchas calles y barrios.
Construyó capital simbólico con calidad académica, cuidado estético de las ediciones y apego popular, junto con un desarrollo económico y un equilibrio financiero originados en su propio producto. No apeló sistemáticamente a los fondos de la universidad para su sostenimiento, lo logró con creatividad, ingenio, dinamismo, esfuerzo colectivo y liderazgo reconocido.
Luego vino el golpe de estado de 1966, la Noche de los Bastones Largos y la renuncia de Boris Spivacow y su equipo, que se formalizó en una carta colectiva y se transformó en una denuncia pública contra la dictadura entrante. Un pequeño respiro democrático al principio de la década del ’70 y una nueva dictadura, esta vez, más sangrienta e ignorante, que se regodeó secuestrando y destruyendo 90.000 volúmenes.
Hoy Eudeba mantiene su prestigio y goza de buena salud. Los gobiernos democráticos contribuyeron a su financiamiento, las diferentes gestiones sumaron su experiencia y su capital simbólico continuó creciendo. Los nuevos desafíos son diversos. Producir libros, colecciones y catálogos atractivos y actuales, descubrir autores, redescubrir “joyas” de otros tiempos, moverse con soltura en el mundo del e-book. Y ser un canal importante para la consolidación de los editores y las editoras, esos agentes de la cultura aún invisibilizados que trabajan para que los libros lleguen a sus lectores, expresen con mayor precisión lo que los autores y las autoras quieren decir, y brinden a quienes los leen una mejor experiencia lectora.
Salú Eudeba!! Por tu impronta y por la importancia de tu existencia. Siempre es bueno recordar que el acceso a la cultura y las ciencias de las mayorías tienen un palenque donde descansar y sostenerse.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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