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Efemérides 21 de Octubre – Día del Radioaficionado/a argentino

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Una red social anterior a internet que goza de buena salud

Un día como hoy pero de 1921 se fundaba el Radio Club Argentino en el salón de actos del diario “La Prensa” y se constituía en la tercera institución de radioaficionados/as del mundo junto a la Real Society Great Brittain, de Inglaterra y al American Radio Relay League, de Estados Unidos.
A principios del siglo XX la actividad en Argentina estaba dirigida por la Armada que regulaba el espectro radioeléctrico y otorgaba los permisos. La primera licencia de radioaficionado fue emitida a favor de Teodoro Bellocq el 15 de octubre de 1913, quien instaló una estación radiotelegráfica en Callao al 1600, ciudad de Buenos Aires, y otra estación en una quinta de San Isidro, provincia de Buenos Aires.
En esa época, los radioaficionados eran un grupo pequeño. Eran personajes raros y apasionados del barrio que experimentaban con equipos a bobina, antenas, aparatos transmisores y receptores, hablaban de longitud de onda, transformadores, voltios, amperes, rectificadores. Un mundito que había aparecido como consecuencia de la penetración masiva de los aparatos de radio en la vida cotidiana en muchos lugares del mundo.
La conformación del Radio Club Argentino fue un intento de organizar a esos personajes dispersos y canalizar la difusión de esta nueva técnica y sus aplicaciones. La primera comisión directiva estuvo constituida por el capitán de Fragata Luis F. Orlandini como presidente; Juan Quevedo vicepresidente; Guillermo Rojo, secretario; Teodoro B. Bellocq, tesorero y Enrique Telémaco Susini, César J. Guerrico y Francisco López Lecube como vocales. Funcionaba con rudimentarios equipos en la calle Belgrano 1732, ciudad de Buenos Aires.
Al finalizar el primer año de existencia ya contaba con 345 socios y habían alquilado una habitación más. En la primera funcionaba la Secretaría y en la segunda, la Sala de aparatos inalámbricos. Su desarrollo implicó cambios. Se mudaron a la Galería Güemes, abrieron sus puertas todos los días hábiles, emitieron un boletín radial con noticias meteorológicas, novedades económicas, lectura de telegramas del exterior y de la región metropolitana con noticias de interés general y la marcha de las actividades propias e instalaron un local en la calle San Martín para exhibir materiales radioeléctricos que vendían las casas del ramo.
Finalmente, en 1956, el radio Club Argentino tuvo su local propio en la calle Carlos Calvo 1424 y se consolidó como entidad central de los radioclubes en todo el país, a partir de la sanción de la ley 14.006, posteriormente adaptada a los cambios tecnológicos y de política pública. Actualmente en Argentina existen 16.000 radioaficionados, 103 radioclubes e instituciones autorizadas y 155 estaciones repetidoras autorizadas que cubren todo el país. Se calcula que en el mundo existen seis millones de radioaficionados que interactúan en forma regular.
La radioafición es una actividad amateur que tiene por objeto; la autoinstrucción, la intercomunicación y las investigaciones técnicas efectuados por aficionados, esto es, por personas debidamente autorizadas que se interesan en la radiotécnica, con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro. Es un servicio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones que requiere de conocimientos técnicos, reglamentarios y operativos específicos para poder montar una estación autorizada y contar con licencia para emitir señales en las bandas especialmente designadas para ese servicio.
Es una actividad solitaria en busca de otro contacto que hable, que intercambie información, que sea parte de una red alternativa, que construya cercanía a la distancia. Los radioaficionados/as ponen sus equipos, estaciones y conocimientos a disposición de la sociedad e intervienen en situaciones de emergencia, catástrofes o de búsqueda donde las comunicaciones tradicionales cesan o no existen. Fueron la primera red social en el mundo y siguen vivitos y coleando.
Un dato histórico para graficar su importancia. En las islas Órcadas del Sur, funcionaba desde 1904 el Observatorio Meteorológico, cuyo personal y equipo se renovaba anualmente. Un problema grave era que permanecían aislados porque no contaban con transmisores de radio ni equipos de comunicación. El 30 de marzo de 1927 se alcanzó la primera comunicación mediante el alfabeto Morse desde el Observatorio y se inauguró la Estación Radiotelegráfica de las islas Órcadas del Sur. El radiotelegrafista fue el suboficial de la Armada, Emilio Baldoni, que estableció contacto con la estación LIK de Ushuaia y, a través de ella, con Buenos Aires.
El 24 de mayo los integrantes del Observatorio ya pudieron comunicarse brevemente, vía Morse, con sus familiares en el continente. Se había roto el aislamiento en el lejanísimo sur. Este hecho llevó a muchos radioaficionados a explorar soluciones a los problemas de comunicación del continente con la Antártida y las islas del Atlántico Sur.
Los esfuerzos se vieron recompensados cuando en noviembre de 1940 se estableció la primera conversación hablada entre el Observatorio de la isla Laurie (Órcadas del Sur) y Lanús, en la provincia de Buenos Aires. Luego de varios ensayos, el radioperador José Conciglia logró establecer contacto con el radioaficionado Esteban Milanesi, en el municipio granate del sur del gran Buenos Aires. Se inauguró así, la era de la transmisión de la palabra por conversación modulada con la parte más austral de nuestra Patria.
Los modos tradicionales de operación como la radiotelegrafía, la modulación de amplitud (AM), la banda lateral única (SSB), la modulación de frecuencia (FM) de banda angosta, el radio teletipo (RTTY) o el facsímil, resistieron. Pero se fueron incorporando nuevos modos de operación digital o por ordenador que facilitaron y ampliaron el espectro comunicacional. El TCP/IP utilizado en internet, el PSK31 que facilita las comunicaciones de baja potencia en tiempo real, sobre las bandas de onda corta, el Echolink que emplea tecnología Voz sobre IP que permite comunicarse a través de repetidores locales conectados a Internet y nodos de radio o el IRLP que vincula a las repetidores para proporcionar mayor área de cobertura.
Pero el orgullo de muchos radioaficionados/as sigue siendo su tarjeta QSL, la confirmación vía postal o digital del contacto efectuado con otra estación. En ella se inscriben los detalles que confirman el contacto realizado (el indicativo de llamada, posición geográfica, frecuencia y modo de transmisión, fecha y hora) y certifican la pericia, la lejanía y el grado de dificultad para consumar la comunicación.
Salú radioaficionados/as! Por estar donde muy pocos llegan y por ayudar en situaciones críticas sin pedir nada a cambio.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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