El padre de las computadoras digitales
Un día como hoy pero de 1791 nacía Charles Babbage, matemático, científico e ingeniero británico que diseñó y desarrolló máquinas calculadoras programables y sostuvo, en esa época lejana, que las máquinas podían realizar cálculos matemáticos más precisos y con mayor velocidad que las personas.
Existe polémica respecto a su nacimiento. Algunos consideran que fue en Teigmouth, Devonshire, y otros en Walworth, Londres. Hijo de Betsy Plumleigh Teape y Benjamin Babbage, a los ocho años fue enviado a estudiar a una escuela de Alpington para curarse de una persistente y peligrosa fiebre. No obstante, su precario estado de salud implicó que continuara estudiando con tutores particulares. Posteriormente, ingresó a una academia en Enfield, donde recibió instrucción del reverendo Stephen Freeman. En su biblioteca tuvo el primer acercamiento a las matemáticas.
También estudió con unos clérigos en las afueras de Cambridge y con un tutor de Oxford que le permitieron adquirir conocimientos suficientes para ingresar a la universidad de Cambridge. Su última preparación la realizó en su casa particular.
Fue un autodidacta en matemáticas gracias a las lecturas que realizó de las obras de Robert Woodhouse, Joseph-Louis Lagrange y María Gaetana Agnesi. En 1810 estaba suficientemente preparado e ingresó al Trinity College de Universidad de Cambridge. Sus conocimientos previos eran vastos y su práctica consuetudinaria, lo que determinó cierta decepción con la instrucción impartida en esa alta casa de estudios.
En 1812 fundó junto a unos amigos la “Sociedad Analítica”; también participó del “Club fantasma”, que estudiaba fenómenos paranormales, y del “Club de Extractores”, que estudiaba estrategias para sacar a los internados de los manicomios.
Ese año fue enviado a Peterhouse, el college de Cambridge donde se encontraba la élite de las matemáticas. Allí se recibió en 1814; ese mismo año se casó con Georgiana Whitmore, con quien tendría tres hijos. En 1815, comenzó a trabajar como profesor de astronomía en la Real Institución de Gran Bretaña y en 1816 fue admitido como miembro de la Real Sociedad para el Avance de las Ciencias Naturales, luego de presentar tres trabajos sobre cálculo diferencial.
Durante esos años ocupó la mayor cantidad de tiempo con su familia y construyó una casa familiar en Londres. Sin embargo, la ecuación económica no cerraba por lo que su padre ayudaba asiduamente. En 1821 compró las tablas actuariales de George Barrett, actuario londinense, y posteriormente, se zambulló en la obra La Visión Comparativa de varias instituciones de seguros de vida con la intención de crear una empresa de seguros. Inclusive, llegó a realizar los cálculos con los datos de la mortalidad de la sociedad desde 1792. Pero la idea de la empresa nunca prosperó.
En 1822 ganó la medalla honorífica de la Sociedad Astronómica, con sede en Londres, y al año siguiente, el gobierno británico le otorgó un subsidio de 1.700 libras que utilizó en su proyecto de Máquina de diferencias, un dispositivo que podía realizar cálculos de funciones polinómicas en forma automática mediante el uso de cocientes de diferencias finitas y evitaba los errores que sucedían en el registro manual por cansancio o aburrimiento. Su proyecto tuvo varios contratiempos y algunos años después desistió. En las acaloradas discusiones que mantenía con sus colegas sobre la utilización de máquinas para realizar cálculos y sobre la impresión de tablas matemáticas, alcanzó a esbozar los principios de una máquina calculadora y de un plano de computadora rudimentaria.
En 1827 falleció su esposa y dos de sus hijos. Sin solución de continuidad, también falleció su padre que le dejó una herencia de 100.000 libras. Decidió realizar un viaje por Europa y alejarse del dolor. En 1828 fue designado profesor de Matemáticas de la universidad de Cambridge, cargo que mantuvo hasta 1839.
En 1833 comenzó un trabajo más minucioso para diseñar una máquina programable que pudiese realizar cálculos simples y complejos. La llamó Máquina Analítica. Constaba de un procesador aritmético, una unidad de control que determinaba qué tarea debía ejecutarse, un mecanismo de salida y una memoria donde los números podían ser almacenados hasta ser procesados. Era un prototipo de computadora moderna. Además, el diseño incluía un dispositivo de impresión formado por 8000 piezas mecánicas que pesaban 2,5 toneladas.
El funcionamiento de la Máquina Analítica se basó en unas tarjetas perforadas que utilizaba el tejedor francés Joseph Marie Jacquard en su telar para realizar diferentes diseños. En esa época, Babbage conoció a Ada Lovelace, una matemática inglesa considerada la primera programadora de calculadoras, que se interesó en el dispositivo, lo estudió, lo promocionó y escribió varios programas para que fueran ejecutados. La construcción de este nuevo prototipo sufrió los mismos reveses que la anterior pero sus intentos sentaron las bases para investigaciones futuras que desembocaron en la computación moderna y sus múltiples usos prácticos.
Babbage incursionó en otros terrenos. Promovió el estudio y uso del cálculo infinitesimal (imprescindible para las ciencias y la ingeniería), desentrañó la cifra auto llave de Vigenère (llamada la cifra indescifrable), cuya decodificación fue utilizada por las fuerzas armadas británicas y fue un secreto militar, propuso y coorganizó el sistema de franqueo postal que usamos en la actualidad, inventó el oftalmoscopio (cuya creación se atribuye erróneamente a Hermann von Helmholtz), el “avisador de vacas” que sirve a los trenes para desviar objetos que se encuentren en la vía, propuso aprovechar el movimiento de las mareas marítimas para generar energías, demostró que el ancho del anillo de los árboles dependía de la meteorología circundante durante ese año.
También disputó con sus teorías en el ámbito de la economía y los negocios. Impulsó la necesidad de la interacción entre la ciencia y la industria y lo plasmó en su libro Sobre la economía de la maquinaria y sus fabricantes y se enfrentó a los responsables de la Real Sociedad para el Avance de las Ciencias Naturales a quienes criticó por el declive de las ciencias en su país y lo hizo público en su obra Reflexiones sobre la decadencia de las ciencias en Inglaterra.
Fue un estudioso que se anticipó a su tiempo y sentó premisas como el concepto de programa mediante la introducción de datos de forma independiente, la posibilidad de imprimir los resultados obtenidos, el uso de la memoria o de la unidad aritmética. Antecedente precoz de operaciones que hoy los científicos, técnicos y usuarios realizamos con asiduidad y en forma mecánica.
Convencido de las coordenadas teóricas que había desarrollado, en sus últimos años se enfrascó en la creación de una maquina infalible que predijera los ganadores de las carreras de caballo. Para completar el cuadro de semejante personaje es bueno retratar una anécdota: su irascibilidad lo llevó a promover una campaña contra los organilleros y músicos callejeros de Londres. Pelea pública que perdió y su consecuencia fue que el frente de su casa se transformó en el centro de encuentro de esos artistas resistidos en el que ejecutaban sus instrumentos a alto volumen.
Irascible, narrador exquisito, intelectual dinámico, algo excéntrico y defensor de ideas futuristas.
Salú Babbage! Por tu sabiduría para transformar ideas en conceptos prácticos, por tu capacidad para provocar y sacudir de la zona de confort a los sabiondos de la época, por tu practicidad para diseñar y crear cosas que impactaron en la vida real y abrieron el camino hacia nuevas tecnologías.
Ruben Ruiz
Secretario General