Un día como hoy pero de 1783 se inauguraba en la ciudad de Buenos Aires El Teatro de la Ranchería
Un día como hoy pero de 1783 se inauguraba en la ciudad de Buenos Aires El Teatro de la Ranchería por lo cual se festeja el Día Nacional del Teatro. También un día como hoy pero de 1930 se fundaba el Teatro del Pueblo por lo cual se festeja el Día Nacional del Teatro Independiente. El teatro está indisolublemente ligado a nuestra historia como pueblo y como sociedad. En él nos vemos reflejados, parodiados, interpelados y cuestionados. Nos suele acompañar en pequeñas dosis durante la infancia y luego se diversifican nuestras preferencias. Clásico, contemporáneo, sainete, comedia, drama, tragedia, musical, callejero, de revistas, stand up, es un amigo que siempre está.
En 1783, el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo pensó que una ciudad como Buenos Aires necesitaba un lugar donde la cultura y la diversión tuvieran un espacio, y así nació el primer teatro con el nombre de ¬Casa de Comedias en la esquina de las actuales calles Alsina y Perú. Este acto de gobierno –junto a la introducción de la imprenta– produjo enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica que consideraba el teatro como una actividad pecaminosa. Pero la mayoría de los 40.000 habitantes de la ciudad lo legitimaron con su presencia ante cada función.
Su construcción, a cargo de Francisco Velarde, empresario y actor español, se realizó en un antiguo depósito donde los jesuitas alojaban a los esclavos provenientes de África. Se levantó con maderas del Paraguay, paredes de ladrillo y techo de paja, tenía una puerta de entrada y puertas laterales que se abrían hacia afuera. Se iluminaba con velas de cebo distribuidas en todo el local y dos arañas que colgaban del techo, más unas candilejas que iluminaban solo el escenario. Una tabla de “3/4” delante de la escena evitaba que se vieran los pies de los actores. Había palcos, gradas y cazuela para mujeres para cuidar el contacto entre la audiencia de diferentes sexos. Al principio, la entrada fue gratuita, pero luego, durante su segundo mandato, el virrey dispuso que se cobrara con el objeto de financiar la Casa de Niños Expósitos y, paralelamente, solicitó al Cabildo que las obras teatrales también se ofrecieran públicamente.
En este recinto, se actuó la primera obra de un autor criollo: ¬Siripo, del dramaturgo Manuel José de Lavardén, que se estrenó en los carnavales de 1789. En 1792, según relata Juan Manuel Beruti en su diario, “el 15 de agosto, se quemó la Casa de Comedias de esta ciudad, por un Cuete volador que bino (sic) de distancia de dos cuadras, y calló (sic) sobre la Casa que era de paja y se quemó”. Después del incendio, fue demolido por orden del Cabildo. Fin de este primer capítulo que posibilitó los siguientes.
En 1804 se inauguró el Coliseo Provisional de Comedias, frente al convento de La Merced. Y años más tarde comenzó la lucha contra la censura corporizada en la sociedad del Buen Gusto, que hizo su aparición en escena en el año 1817. Tiempo después se inauguró el espacio público para espectáculos circenses en el Parque Argentino –en la actual Plaza Libertad de Buenos Aires–, más tarde el Teatro Victoria de Buenos Aires, el Circo Arena, el Circo Anselmi, el Teatro de la Alegría, el Edén Argentino, el de la Comedia, de la Zarzuela, el Rivadavia, el Dorado (hoy, Liceo), el Apolo, el Olimpo, el Politeama, el Verdi, el Teatro Colón, el Coliseo, el Cervantes, el Odeón, el Avenida, el Teatro General San Martín, el Lola Membrives, de la Ribera, el Regio, de la Comedia, El Ópera, el Alvear, el Gran Rex, El Nacional, el Tabaris.
Y el teatro argentino tuvo desde su nacimiento una impronta federal. El Teatro Municipal Solari en Goya, el Teatro Argentino en La Plata, el Tres de Febrero en Paraná, el 1º de Mayo en Santa Fe, el Lavardén y el Círculo en Rosario, el Dante en Casilda, el Gran Odeón en Concordia, el Juan de Vera de Corrientes, el Municipal Rafael de Aguiar en San Nicolás de los Arroyos, el Teatro Real de Córdoba, el Municipal en Rio Cuarto, el Verdi en Villa María, el Independencia en Mendoza, el Provincial en Mar del Plata, el Roma en Avellaneda, la Sociedad Italiana de Morón, el Teatro York en San Isidro, el Alberdi en Tucumán, el Municipal de Bahía Blanca, La Ranchería en Junín, el Unione en Dolores, el Municipal Brazzola en Chascomús, el Sarmiento de San Juan, el Mitre en San Salvador de Jujuy, el Español en Santa Rosa, Comodoro Rivadavia y Ushuaia, el 25 de Mayo de Santiago del Estero.
En 1930 empezó otra etapa. Se consolidó el teatro independiente como respuesta al fascismo galopante de la dictadura que había derrocado al gobierno de Hipólito Yrigoyen. De la mano de Leónidas Barletta se fundó el Teatro del Pueblo y tomó cuerpo el arte vocacional, la preocupación social y la pedagogía. Allí estrenó Roberto Arlt su obra 300 millones. Se sumaron obras de otros autores argentinos como Raúl González Tuñón, Nicolás Olivari o Álvaro Yunque que convivían con piezas de Cervantes, Shakespeare, Tolstoi, Lope de Vega, Moliere. Una experiencia exquisita que tuvo una repercusión masiva en esos años difíciles.
En la década del ’50 se incorporaron nuevas experiencias como el Teatro Popular Fray Mocho, Nuevo Teatro, Los independientes conducidos por Oscar Ferrigno, Alejandra Boero y Onofre Lovero. En el ’70 el teatro del realismo social suma elementos del teatro del absurdo y sorprende al público que le imprime un nuevo momento de masividad. Su sobrevivencia durante la dictadura fue difícil, pero renació con una movida artística que se llamó Teatro Abierto. El público llenó la sala cada noche en el Teatro del Picadero de Buenos Aires, del 28 de julio hasta el 5 de agosto de 1981, para ver obras de Aída Bornik, Roberto Cossa, Osvaldo Dragún, Griselda Gambaro, Carlos Gorostiza, Ricardo Halac, Tato Pavlovsky, Carlos Somigliana, entre otros. Un acontecimiento inolvidable. El 6 de agosto una bomba destruyó El Picadero, pero su efecto fue que Teatro Abierto creció durante años. Ya en democracia, nacieron otras propuestas experimentales como El Parakultural, el Centro Cultural Ricardo Rojas, el grupo Periférico de Objetos, la escuela de Andamio 90 y tantas apuestas que antecedieron una actualidad con autoras/es emergentes de relevancia y una red teatral de más de 200 teatros independientes, fuente inagotable de ensayo y error.
Una mención especial para el teatro callejero, que sacó el teatro al espacio público, acercó espectadores más alejados del teatro convencional, utilizó de otro modo el tiempo teatral, se autogestionó, popularizó la colaboración “a la gorra” y se diseminó en muchas ciudades del país. Grupos como Teatro de la Libertad, La Runfla, Catalinas Sur, Los Calandracas, Caracú, Épico de Floresta, La Tramoya, La Ventana, Falsa modestia, La Pelícana, Tomate, Grupo Tambo, Comediantes de la Legua, Los del Banco, entre otros, recorren con su arte esquinas, plazas y parques en los que sus obras se nos presentan cercanas, originales, inmersas en la memoria y el hoy.
Salú teatristas!! Por hacernos sentir que los sueños, los recuerdos, la historia, nos pertenecen…
Ruben Ruiz
Secretario General