100 años de disputa inconclusa por la soberanía energética argentina
Un día como hoy nacía Yacimientos Petrolíferos Fiscales (en su origen, Dirección General de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales), empresa argentina dedicada a la exploración, explotación, destilación, distribución de petróleo, gas y derivados de los hidrocarburos y venta nacional e internacional de combustibles, lubricantes y luego fertilizantes, plásticos y otros productos relacionados con la industria. Hoy también se dedica a la producción de energía eléctrica, a través de YPF Luz (YPF Energía Eléctrica S.A.) y a la industrialización de litio mediante YPF Litio S.A.
Símbolo integral de la permanente lucha por mantener y ejercer la soberanía nacional o sucumbir a los dictados de los/as poderosos del mundo y a las maniobras de los/as cómplices autóctonos.
La creación de YPF tiene su historia.
En 1902, durante el segundo gobierno de Julio Argentino Roca, se creó la Comisión de Estudios de Napas de Agua, Yacimientos Carboníferos e Investigaciones Geológicas dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación que estuvo a cargo del ingeniero Enrique Hermitte. En 1903 comenzaron diversas perforaciones sin éxito. En octubre de 1904, la Dirección de Minas, Geología e Hidrología dirigida por Hermitte dispuso la confección del mapa geológico y económico de la República Argentina. El 13 de diciembre de 1907 el equipo de perforación formado por José Fuchs (jefe de sondeo), Humberto Beghín (ayudante), Gustavo Kunzel y Juan Martínez (foguistas), Florentino Sot, Antonio Viegas, Joaquín Domínguez, José Barrabosa y Pedro Gelhorn (peones), Pedro Peresa y Francisco Ferrara (cocineros) descubrieron un líquido viscoso, de consistencia aceitosa, burbujeante, con olor a kerosene a 545 metros de profundidad.
Comenzaba la historia del “oro negro”, la lucha por su dominio y el desarrollo energético a otra escala.
Al día siguiente, el presidente José Figueroa Alcorta estableció por decreto una amplia reserva estatal en torno al pozo descubierto, lo que cerró el paso a permisos de cateos privados que permitía el viejo código de minería y las consiguientes concesiones privadas a perpetuidad en la zona. En 1910 se sancionó la Ley 7059, por la cual se creó una reserva estatal en la zona petrolífera de Comodoro Rivadavia y no se concedían pertenencias de explotación y cateo ni pertenencias mineras. Ese mismo año se creó la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia, conducida por una Comisión Administradora especial dirigida por el ingeniero Luis Augusto Huergo, secundado por Enrique Hermitte, Pedro Arata, José Villalonga y Adolfo Villate.
En 1914 la explotación en Comodoro Rivadavia se cuadruplicó y explicaba el 27% del consumo total de petróleo en Argentina. Luego de varias administraciones erráticas, el presidente Hipólito Yrigoyen tomó la histórica decisión de crear la Dirección General de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (sumó el nuevo yacimiento de plaza Huincul) dentro del Ministerio de Agricultura. Se iniciaba otro camino.
El 16 de octubre de 1922, Tomás Le Breton, ministro de Agricultura del gobierno de Marcelo T. de Alvear, designaba director general de YPF al general Enrique Carlos Alberto Mosconi. Comenzaba una epopeya. Recibió un capital de ocho millones de pesos, un yacimiento en Comodoro Rivadavia, otro en Plaza Huincul, un depósito en Dársena Sur, una oficina central en Buenos Aires, y cuatro buques petroleros. En ocho años dio vuelta la historia. Nacía el nacionalismo petrolero.
Dos frases marcan su impronta. Una en 1928: “No queda otro camino que el monopolio del Estado pero en forma integral, es decir, en todas las actividades de la industria: la producción, el transporte y el comercio (…). Sin monopolio del petróleo es difícil, diré más, es imposible para un organismo del Estado vencer en la lucha comercial a las organizaciones del capital privado”. Otra, años más tarde: “Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar el petróleo es como entregar nuestra bandera”.
Su administración fue eficiente. Su lucha contra la presión política de la holando-británica Royal Dutch y de la estadounidense Standard Oil fue implacable. Su influencia regional fue clave.
La producción de YPF fue arrolladora. En 1923 se produjeron 349.000 m3 de crudo, seis años después fueron 872.000 m3. Se elaboró nafta, kerosene y fuel oil y en 1925 se inauguró la Destilería La Plata. Se amplió la producción a la provincia de Salta, se electrificaron los yacimientos, se adquirieron barcos, remolcadores y cisternas, se implantaron surtidores en la vía pública. En 1929 se rebajó el precio de la nafta y luego se concretó otra rebaja, lo que permitió la competencia con las petroleras extranjeras.
Mosconi viajó por América del Sur y convenció a sus gobernantes de emular el experimento argentino. De su influencia nacieron ANCAP en Uruguay, YPFB en Bolivia y el Conselho Nacional do Petróleo (CNP) en Brasil. En 1930 Mosconi se opuso al golpe militar encabezado por Uriburu y la consiguiente “década infame” que debilitó enormemente la estructura de YPF. Fue apartado de su cargo y fue injustamente olvidado por una buena parte de la historiografía argentina durante muchos años.
En los primeros gobiernos peronistas se retomó la política de crecimiento soberano con YPF como insignia. En 1945 se nacionalizó el gas natural, un año después nació la Dirección General de Gas del Estado y en 1949 se inauguró el gasoducto Llavallol-Comodoro Rivadavia de 1605 km de extensión. Surgieron los barrios de viviendas, proveedurías, bibliotecas, clubes deportivos y cines en lugares recónditos de nuestra Patria detrás de los oleoductos y gasoductos.
A partir de 1958 cambió la política petrolera en Argentina. Bajo el argumento del autoabastecimiento se firmaron 13 contratos petroleros con empresas extranjeras que permitieron cumplir el objetivo a cambio de una enorme pérdida de territorio y soberanía energética. En 1963 el gobierno de Humberto Illia denunció y revocó dichos contratos pero el golpe militar de 1966 modificó nuevamente las normas. Durante todos estos años las enormes luchas de sus trabajadores/as lograron instituir un piso de soberanía nacional que se entrelazó con sus reivindicaciones salariales y laborales.
No obstante, a partir de 1991 YPF fue parcialmente privatizada. El gobierno de Carlos Menem fue letal y la participación accionaria del estado nacional y de las provincias fue declinando hasta que en 1999 se disolvió la existencia estatal a manos de la empresa española Repsol. Durante esos años la empresa redujo su área de explotación en un 90%, su producción en un 50% y fueron desvinculados bajo diversas formas (“retiros voluntarios”, despidos, cesantías) el 75% de sus trabajadores/as.
El 16 de abril de 2012 se invirtió la historia. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner firmó el decreto de necesidad y urgencia 530/12 que declaró la intervención de YPF para asegurar su continuidad, asegurar el abastecimiento y preservar sus activos. Simultáneamente, se presentó ante el Congreso de la Nación el proyecto de ley de soberanía hidrocarburífera de la República Argentina, que disponía la estatización parcial de YPF y el 19 de abril se replicó la acción en YPF Gas S.A. mediante el decreto 557/12.
La ley que declaró de utilidad pública y sujeto a expropiación el 51 % del patrimonio de YPF SA e YPF GAS SA fue aprobada el 3 de mayo y promulgada el 7 de mayo de 2012 y, luego de 21 meses de negociaciones, se firmó el Convenio de Solución Amigable y Avenimiento de Expropiación entre la República Argentina y Repsol por el cual la empresa aceptó bonos soberanos por un valor de U$s 5.000 millones (que por el pago de capital e intereses durante 20 años serán U$s 12.000 millones). El 8 de mayo de 2014 entró en vigencia el acuerdo y la expropiación quedó perfeccionada en forma total.
Hoy YPF es la empresa que produce más petróleo y gas natural en la República Argentina, retornó a la producción petroquímica, lidera la producción de petróleo y gas no convencional, participa del mercado de GNL, incursionó en la energía eléctrica y la industrialización de litio y comparte el capital accionario con el Conicet en Y-TEC, empresa de investigación y desarrollo para la industria energética.
Salú a los creadores de YPF! Por darnos una herramienta para seguir luchando en este terreno en disputa que impacta de lleno en nuestra soberanía y define una parte de nuestro bienestar colectivo.
Ruben Ruiz
Secretario General